El afecto, todas las personas desean amar y ser amados.
Sentir ese afecto de la persona que más quieres, es lo más maravilloso que puede haber. Pero por que yo no lo puedo tener, que hice mal, por que nadie me quiere, por que a mi, por que todos me abandonan.
Tenia 6 años, todo era normal, vivía alegre con mi familia. Pero dos años después las peleas empezaron, noche y día mis papas se gritaban el uno al otro.
Hasta que un día cuando tenía nueve años, mi papá decidió irse de la casa.
Llorando lo perseguí, queriendo que no se fuera.
-Por favor no te vallas, papá quédate.
Agarrando su pantalón llorando, le suplico que no se fuera.
El con una mirada de odio, me empuja.
-No quiero esta familia.
Esa mirada fría, me sorprendió, sus ojos solo reflejan odio, ni una pizca de amor se podía ver.
Quede sentada en el piso viendo como mi papá se alejaba, quería seguir gritando que no se fuera pero las palabras no salen de mi boca.
Lo único que puedo recordar de él fue mirada fría.
Empiezo a vivir solo con mi madre, aunque vivíamos juntas empezó a mirame con odio.
No podía decir nada, por que sino me gritaba. Pero eso no fue lo peor.
En la escuela empezaron a surgir ciertos rumores sobre mi.
-Mira ella es la niña, que hizo que sus padres se separaran.
-Si mi papa me dijo que no tengo que juntarme con ella.
Aunque susurraba entre ellos aun podía escucharlos. Quería decirles que no era cierto pero el miedo invadió mi mente.
Poco a poco los que se suponían que eran mis amigos, me hicieron a un lado, por que creían en los rumores.
Haci paso un año, veo como todos en la escuela de divierte, mientras yo sola me siento en un rincón.
En la reunión de padres, mi madre no apareció por ningún lado, un vacío sentí en mi corazón, intento soportar las lágrimas, con ojos empeñados miro a los padres que felicitan a sus hijos.
-Eso esta bien, eres muy obediente, estoy orgulloso de ti.
Ese cariño, mi corazón quiere y anhela, deseo tener eso que tanto anhelo, lo voy a conseguir.
-Talvez si soy obediente y hago todo lo que me pidan podre tenerlo.
Mientras más veo como los padres abrazan a sus hijos más lo quiero, yo también quiero sentirme amado.
-Si eso hare, lograré que ella me ame.
Teniendo 11 años empiezo a realizar las tareas del hogar, empiezo limpiando la casa y preparo la comida, viendo videos en Internet logro aprender un poco cocina.
También le empizo a ayudar a mis compañeras de clases con la limpieza del aula aunque no es mi turno de limpiar.
Empizo a hacerles mandandos, al hacerlo, ellas comenzaron a hablar conmigo aunque sea unas pocas palabras, me siento feliz, poco a poco podre volverlas mis amigas. Aunque mi mamá un me mira con una mirada fría, se que poco a poco me aceptara y podremos ser felices como antes.
-Entoces eso es todo lo que tengo que comprar.
-Si por favor no te demores.
-Esta bien, enseguida regreso.
Salgo del aula, aunque era hora salida, solo quedamos 5 personas, hoy también tenía que hacerles un mandado como siempre.
-Cierto lo olvide.
De repente recordé mi cartera en aula, me regreso al aula pero antes de abrir la puerta escucho algo.
-No puedo creer que se tan tonta.
-Si, ella sigue creyendo que seremos amigas.
-Si es tan tonta.
-Jajjaja la próxima le pediré dinero.
Podía escuchar las risas y burlas sobre mi, no se que me pasó, pero abro la puerta de golpe, y veo a las cuatro chicas.
-Nos escuchaste.
Primero se sorprendieron, pero después su rostros se torno a burlas.
-Ya sabes no seremos nunca amigas.
Estaba completamente enojada, no se que pasó, cuando corro hacia ellas y comienzo a tirar se su cabello, las otras chicas intentan determine pero las golpeo con cachetada.
Dejándolas asustadas me voy a la casa, donde empiezo a llorar en mi habitación, todo lo que hice fue en vano.
Siempre será haci, no puedo cumplir mi anhelo.
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Marina Hinostroza
Y la culparán de agresión, pobre niña.
2024-05-27
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