La obsesión de Mark
—Dos semanas.
Afirmó la profesora Jessica. El abucheo de varios estudiantes no se hizo esperar.
—¿Solo dos semanas? En verdad es muy poco, demás tenemos una fiesta pasado mañana —Alexander protestó.
—Es un trabajo sencillo, además ustedes no tienen de qué quejarse, los reprobados no tienen derecho a hablar, solo deben hacer el trabajo bien —comentó la profesora Jessica.
—Al menos no soy el único aquí. Mark me acompaña, ¿verdad?
—Muy gracioso Alexander. De no ser porque me convenciste de irnos de fiesta y de borrachera, hubiéramos entregado el trabajo en tiempo y forma.
—¿En forma de bola? —interrumpió Alexander con su antiguo sentido de humor.
—Claro que sí —argumentó Mark, casi perdiendo la paciencia y agarrándose la cabeza, lo estaban sacando de quicio.
—Bueno, vayan a la biblioteca, chicos, a buscar información y acuérdense de que ya se van a graduar, no pueden deber materias.
Ciertamente, la universidad no era lo de Alexander, no le gustaba el programa, las materias ni nada, únicamente las chicas. Solo lo estudiaba por sus padres que les urge que termine y trabaje. Es una vida que no le desea a nadie. Que tus padres deseen que te vayas para que ellos se queden solos y juntos, no hay nada peor.
—Únicamente buscaré información en la biblioteca y después me iré —Alexander declaró.
—No debes tomarte tan a la ligera esta oportunidad que nos está dando la profesora, de no ser por mis ruegos, no nos hubiera dado un trabajo tan fácil, mira que escribir un manual de procedimientos es pan comido —Mark regañó.
—Bueno, está bien. —Alexander rodó los ojos.
El jovencito pasaba por el baño de la biblioteca y se encontró a dos tipos besándose. Se percató de que se besaban de una manera en la cual pareciera que se estaba acabando el mundo. Ellos se dieron cuenta de que los estaban viendo y hacen una señal de que se vaya al diablo. El jovencito se quedó atónito.
—¿Qué diablos les pasa? ¿Quieren una golpiza? Par de homosexuales.
—¿No te nos unes? —invitó el joven que estaba pegado a la pared.
—Qué enfermo —respondió Alexander asqueado—. Suficiente me largo.
Regresó a la mesa en la biblioteca, su querido amigo lo miraba.
—¿Qué te paso? Te ves sonrojado.
—De ninguna manera —burló—. ¿Cómo podría?
—¿Qué paso en el baño? Dime.
—Ya te dije que nada —replicó exasperado.
—Bueno, vale, empecemos a leer estos libros y saquemos las partes que nos sirvan para la bibliografía. Mañana yo traigo la información de la empresa de mi papá, él nos facilitará este trabajo.
Alexander asintió, como queriendo pasar a otros temas. Mark lo miraba, era claro que algo vio en el baño y le sacaría la verdad esta noche después de un par de copas… Y quizás le confesaría algo que había estado guardando por mucho tiempo, solo esperaba que Alexander se lo tomara bien o moriría.
Después de la borrachera, Alexander y Mark se fueron a casa. Aprovecharon de que los padres de Mark no estaban para ir a dormir y seguir bebiendo.
—¿Estás bien Alex?
—Estoy bien. Esos chicos en serio estaban locos, tomando y tomando como borrachos —exclamó en carcajadas.
—Nosotros también estamos borrachos.
—Sí, ¿verdad?, qué gracioso.
—Alexander, pareces un desquiciado riéndote, así —criticó mientras se sentaba a su lado—. Para ya.
—Yo no estoy borracho ni soy un desquiciado, ¿Entendido? Deja me quito la ropa para dormir.
—Oye, oye. ¿Qué estás haciendo?, ¿no vas a ir a tu casa?
—Me quedaré hoy en tu casa, mis papás salieron de viaje y no me gusta estar solo. Déjame quedarme en tu casa hoy, Mark, de este modo terminaremos el trabajo mañana temprano, ya que estoy aquí.
—De acuerdo. Déjame busco una muda de ropa para que puedas ducharte. Espérame aquí.
—Ok. En serio que tengo más ganas de beber… ¡Oye! ¡Vamos por más cerveza y algo de ya sabes!
—¿Estás loco? Donde podemos conseguir eso.
—Yo traigo, pareces nuevo. Mira es para pasar el rato.
Mark contempló a su ebrio amigo, cuando sacaba una bolsa pequeña, repleta de la sustancia “animadora”.
—¡¿De dónde conseguiste eso?! Sabes que pueden llevarnos a la cárcel si alguien nos descubre drogándonos.
—Pero aquí nadie se dará cuenta, estamos solos.
—Está bien, voy por más cerveza, solo porque estamos a tiempo de entregar el trabajo, nos quedan bastantes días.
Más tarde. Eran las 2:00 de la mañana y los chicos seguían bebiendo.
—Me estoy durmiendo, pero me siento extraño, ¿qué tipo de droga consiguió este hombre?
Alex no da para más, se quedó totalmente dormido. Mark sonrió, estaba atraído por la belleza natural de Alexander, con sumo cuidado le quitó la ropa, tomando su pantalón delicadamente y acomodando su bóxer solo para mirar. Su cara dormida se parece al de un ángel, sería un pecado no verla por mucho tiempo. Acarició su cara con las yemas de sus dedos, pasándola en toda su cara hasta llegar a su parte baja del cuerpo.
—Ah… Qué rico… —Alexander murmuró semidormido—. ¿Qué haces?
—Nada, solo te toco tu hermoso cuerpo. ¿Quieres que haga más?
Mark pasaba su mano en su pecho, abdomen y finalmente en su entrepierna. Disfrutaba mirar cada centímetro de su piel. Antes no se atrevía a tocarlo así, pero después de lo que le contaron sobre Alexander…
—Detente. Por favor, esto… No deberíamos estar haciendo esto.
—Solo piensa que es un sueño, que se siente real. ¿Si? Te voy a besar.
—…
Mark procedió a acercarse al chico ebrio, como vio que él no se apartó, juntó sus labios con el contrario y masajeó. Se aprovechó de su disponibilidad para ir bajando sus besos a su mejilla, quijada y finalmente su cuello, donde dejo un par de moretones.
—Ash… Ya basta, detente, me dejarás un moretón —suplicaba sin querer—. Pero realmente esto se siente muy bien.
Mark decidió ir más lejos, se inclinó más abajo, dejando besos en todo su cuerpo y cuando llegó a su parte más sensible, comenzó a darle placer.
—¿Cómo sabes…?
Alexander se estremecía a cada movimiento que hacia la lengua de Mark. El macho dominante paso su mano en todo el cuerpo de Alexander, asegurándose de no dejar ningún espacio sin tocar. Subió hasta quedar frente a frente con Alex, lo besó muy apasionadamente sin dejar de tocar a su amigo. Alex aún estaba muy mareado y drogado como para resistirse a sus besos. Al separarse, miró a su amigo, cada expresión que hacía mientras lo tocaba, le encantaba verlo de esa manera.
—¿Ya estás listo, verdad? —dijo en un jadeo. Mark no sabía cómo detenerse.
—Listo, ¿para qué? ¿No me digas que…?
—No creo que deba decírtelo.
A estas alturas, Mark ya no quería saber que diría Alexander sobre esto, iba a continuar hasta el final y a hacer que a su amigo le gustara. Pero no pensó que Alexander reaccionaría mal.
Al término del acto, Mark se acostó al lado de su amigo, quien estaba terriblemente dolido y cansado. Estaba acostado boca abajo debido al dolor de su trasero, pensó que jamás podría volver a sentarse de nuevo.
—Eso fue impresionante. Eres bueno en esto, Ali, deberíamos hacerlo más seguido para que te acostumbres.
Mark solía decirle “Ali” a Alexander en señal de burla, pero era más de cariño. El chico le acariciaba las nalgas a su amigo y le daba palmadas de vez en cuando. Alexander gimió.
—Pásame el cuchillo de la cocina —ordenó el rubio.
—¿Para qué?
—Voy a matarte —respondió Alex con cara de demonio—. Ahora…
—No lo harás, hasta que se pase el efecto de la droga, ¿estás bien?, ¿te duele? Vamos a bañarnos.
—¡Me duele, desgraciado animal, no puedo levantarme! ¿Qué me hiciste? Maldito… —exclamó Alexander tratando de levantarse sin tener éxito—. ¿Qué brujería es esta?
—Nada, solo bebiste demasiado, te drogaste y te hice mío —dijo con una sonrisa ladina.
—Me las vas a pagar un día de estos.
—Cállate, vamos a ducharnos.
En la ducha, Mark preparó la tina para Alexander, le puso agua caliente. Supo que su amigo no podría estar parado por mucho tiempo, por lo que la tina era la mejor opción. Ayudó a su amigo a entrar en ella, pero Alex no le dirigió más la palabra, aun con Mark ayudándolo a bañarse y a vestirse. Regresaron a la cama juntos y se durmieron sin hablar sobre nada en especial, únicamente para decirse las buenas noches.
Al día siguiente, Mark preparó el desayuno, pensó que quizás si lo mimaba como sabía que a Alexander le gustaba, podría perdonarlo y olvidar que ayer cometió una locura. No era homosexual, pero estaba enamorado de su mejor amigo… Solo que no supo manejar la situación. No era experto en sexo con otro hombre. Alexander no quería comer, pero al ver como su amigo desayunaba huevos con tostadas y café, se le antojó y se acercó a la mesa con vergüenza, Mark sonrió un poco, le movió la silla para que se sentara a su lado y Alexander se sentó con cuidado.
Quizá y solo quizás… si Alexander lo amara…
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Comments
Osorio Elizabet
Jajaja q locura me quede con ganas de saber los detalles
2024-03-10
0
Valentina Ibañez
Mis detalles 😭😭😭😭
2024-01-19
0
María Elizabeth
Excelente! Al fin una novela con Excelente redacción. Me es difícil en este medio leer novelas con buen contexto, sobrevaloran a novelas mal escritas, mal redactadas y peor aún las faltas ortográficas. Como escritora desde hace años, me frustra que a autoras como nosotras, sea poca la audiencia que sabe valorar un buen trabajo.
Voy a continuar leyendo cada uno de tus trabajos. Muchos saludos de mi parte colega 🤗
2021-12-01
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