Día 4

                               O4/de julio/2019

Día 4                            Calorias:2000

Desayuno: cereal de avena y hotcakes de nutella.

Comida: caldo de pollo

Cena: fruta

Peso: 131kg

Hoy fuí al gym; resulta que no debo sólo sufrir con una dieta inhumana, si no también, tengo que someterme al dolor físico.

Es tan incómodo ir al gimnasio. En el área de pesas sólo ves a un montón de hombres, acaparando el espejo, admirándose al levantar una mancuerna de 3 kilos; como si entre más se apreciarán  con su reflejo, más rápido creciera el músculo.

Eso sin mencionar, lo escandalosos que pueden ser al levantar pesas; pujan como si estuvieran dando a luz. ¡O sea! ¡por Dios! yo estoy levantando lo mismo que tú, y no me escuchas pujar, y sus pujidos son tan desagradables, gracias al cielo los hombres no expulsan bebés, no sabríamos quien sería el chillón, si los bebés al nacer ò los hombres, yo creo que sin duda los hombres. Sobre todo esos que pujan para por cualquier mínimo esfuerzo.

Algo de lo cuál estoy impresionada, es que pensé que sería rechazada, al poner un pie en el gym, pero sin duda estaba completamente equivocada, me han tratado de la manera más normal; incluso cuando la entrenadora fue a pesar me, no hizo gestos tipo: ¡que gorda estás!, todo lo contrario, fue amable conmigo y me hizo sentir bienvenida. Yo creo que los entrenadores no te juzgan, porque su trabajo es motivarte para que cumplas tu objetivo, a parte una persona con sobre peso,  es muy insegura y si van un gimnasio tiene que sentirse bienvenidos, para que no sientan deseos de abandonar los, sin duda los gimnasios son muy inteligentes en cuanto su estrategia al trato con las personas.

También algo que me llamó la atención del gym, son las parejas que hacen ejercicio juntas. Pienso que el sentir el apoyo de alguien, que ha hecho el compromiso contigo de ejercitarse juntos, y estar en forma, para motivarse mutuamente, habla de una pareja donde hay equidad y son un equipo. Sin duda son el tipo de relaciones que envidio.

Me gustaría que Jon, fuera al gym conmigo, estaría bien ejercitar nos juntos; dijo que vendría, que estaría en el gimnasio esperando me, pero no llegó. La verdad me sentía un poco patética esperando lo por 30 min. Si no es que yo le mando un mensaje para saber de su paradero, no me hubiera enterado de que no vendría.

Pero no me quedé así sola y alborotada, le llamé a mi buen amigo Edward, y él  no tardó más que 15 min en llegar al gimnasio, no sé que haría sin él.

Además Edward, me recomendó ese gym, ya que él cuenta con membresía en ese lugar, porque es donde entrena. A diferencia de Jon, Edward tiene un cuerpo escultural, su cuerpo es como una rica barra cuadriculada de chocolate.

Creo que sería importante si les cuento un poco sobre mi historia con él.

Cómo ya saben Edward, trabaja para mí familia desde los 16 años de edad, y mis padres prácticamente lo adoptaron; la razón por la cual Edward tuvo que trabajar a tan corta edad, es porque al perder a sus padres en un terrible accidente en República Dominicana, y no tener ningún familiar con el cual contar, más la poca oportunidad de obtener un empleó en su país, la única solución que se le presentó para salir adelante fué, venir a México.

Llegó a mi país, con tan sólo una maleta y unos pocos pesos en el bolsillo; pero también llegó con muchas ganas de trabajar y salir a delante, sin duda Edward es una de las pocas personas que tiene todo mi respeto y aprecio.

Edward me contó que al venir a México le tocó tratar con todo tipo de personas, gente que lo rechazaba, no por su color de piel, sino por lo pobre que él se veía. Sobre todo porque aquí en México no somos tan racistas, cuando se trata sobre personas de piel oscura o clara; pero si es un país donde existe mucha discriminaciòn si eres una persona de nivel socioeconómico bajo.

También siempre me ha dicho, lo agradecido que está con mis padres por ser los primeros en creer en él, al dar le un empleo, y por ofrecer le un hogar. Él dice que en el mundo siempre hay personas que no son capaces de depositar su fé en otros, ò personas que son mal agradecidas y abusan de la hospitalidad de algunos.

Cuando yo ví por primera vez a Edward, me llamo la atención el contraste de su piel tan oscura y uniforme, con su impactante y blanca sonrrisa; creó que unas las cosas que caracteriza mucho a Edward es su bonita y brillante sonrrisa. Además era imposible que no llamara la atención, ya que su piel no es común de ver aquí en México, la mayoría somos morenos o blancos, pero la piel de Edward sin duda es peculiar, exótica y hermosa.

Yo tenía tan solo 12 años de edad, estába en primer año de secundaria, cuando mis padres decidieron que no querían una hija del todo mimada, y me pusieron a trabajar en el mismo restaurante con Edward. Al principio él y yo no hablábamos, pero un día, Edward estaba trapeando el piso de la cocina, y yo iba pasando con una jarra de 2 litros de malteada de vainilla; pasó la más grande vergüenza que le puede suceder a una adolescente, me resbalé por el piso mojado y me caí de sentón, lo cuál provocó que toda la malteada me cayera encima, Edward corrió a donde yo estaba y tuvimos nuestra primera interacción.

— ¿Estás bien?. —Me preguntò, preocupado, mientras me tomaba del brazo y me ayudaba a parar me.

— Si, aunque estoy algo pegajosa. —Al tratar de levantarme me resbalé, con la malteada que se encontraba en el suelo y jale a Edward hacía a mi provocando que se cayera conmigo y se ensuciara.

Edward cayó arriba de mi y nos encontramos cara a cara, a él le causó gracia, mi mirada de espanto, ¡o sea! nunca había estado tan cerca de un chico a esa edad, obvio me iba a sentir intimidada si alguien no estaba respetando mi espacio personal. Así que Edward decidió poner me más incómoda, lamió mi mejilla y me dijo:

— ¡Sabe bien la vainilla!. —al decir esas palabras soltó una risita burlona, pero agradable.

— ¿Si sabes que se pone un letrero de piso mojado cuando uno trapea?

Le contesté de manera algo molesta y a su vez avergonzada por el súper oso, que estaba pasando.

— Si lo puse, pero es evidente que no lo viste. —me dijo mientras me ayudaba a poner me de pie, y  después señalo el letrero.

— Ah es verdad, si... no lo ví... iré por un trapeador.

— Mejor ve a cambiar te y a quitarte lo pegajosa, yo me encargo, es mi trabajo.

Al principio, le hice casó y me dirigí al baño, pero luego, lo observé tallando el piso, sentí culpa; porque fue mi torpeza la que provocó ese desastre.

Tomé una cubeta, un trapeador y me puse a limpiar el piso con él.

Desde ese entonces, nos volvimos amigos.

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Comments

Ingrid Arias

Ingrid Arias

que hdp jajajajjaja casi me hago pipi de la risa.. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣 los princesos de hoy en dia 🤣🤣🤣

2022-09-18

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