Día 3

O3/de julio/2019

Día 3                             Calorias:2100

Desayuno: huevo hervido

Comida: verduritas hervidas

Cena: dos rebanada de pastel de chocolate y muchos muchos chocolates

Peso: 131kg

Hoy estoy muy triste, Jon se ha portado raro conmigo, desde hace días.

No nos hemos visto, y ahora dice que no quiere ver me, hasta que no baje de peso. ¡¿Quién rayos se cree?!, primero está de arrastrado meloso, pidiendo mi mano, luego me hace firmar un estúpido acuerdo, dónde según él, tengo que bajar de peso para casarnos, y ahora ya no quiere ver me, ¿Alguien entiende a los hombres?, díganme... ¿Ustedes los entienden?.

Yo creí que de todas las personas en el mundo, Jon sería el que mejor entendería mi amor por la comida: Porque él no es precisamente un tipo atlético, es tan robusto como yo, y su barba cerrada no ayuda, solo lo hace verse más cachetón. Él come incluso más que yo; pero claro a él nadie le dice nada, porque es hombre, sin duda la sociedad es mas cruel con las mujeres.

Es decir a los hombres robustos no los critican tanto, y son más aceptados que una mujer robusta.

El 70 % de las mujeres prefieren un hombre gordo o rellenito, sobre un hombre atlético y musculoso; ¡con obvia razón!, ya que somos demasiado inseguras con nuestro cuerpo, y nos cuesta trabajo imaginar nos con alguien con un cuerpo perfectamente diseñado al desnudo en la intimidad, sin duda tendríamos relaciones sexuales todo el tiempo con la luz apagada.

Mi punto es que un hombre robusto, tiene más dónde escojer al buscar potenciales parejas, son más cotizados, que una mujer robusta.

Un hombre robusto tiene por lo menos 5 a 6 opciones entre mujeres que querrán con él;  por el simple hecho de ser cuerpo ancho, y si él sujeto es alto, ¡olvídalo! ya no tienes oportunidad con él amiga. Las mujeres buscamos a un hombre que nos haga sentir protegidas, y aún que un gordito apenas y puede correr por su vida a diferencia de un hombre atlético, nos sentimos cómodas porque engañamos a nuestro cerebro de que él nos va a proteger y a parte nos hace sentir más seguras porque es tan imperfecto como nosotras.

En cambio una mujer robusta, si talvez pueda tener un al rededor de 6 hombres como pretendientes,  pero 2 se avergüenzan de ellas, y las esconden, por miedo a las burlas de sus amigos, y el resto son una bola de enfermos que solo buscan una noche casual, y no podemos culparlos, lo cierto es, que somos la fantasía de muchos hombres, por nuestras increíbles curvas. Nos defendemos muy bien en la intimidad, pero al final solo es sexo, no buscan una relación estable y sería; y no me mal entiendan no digo que  solo las mujeres con carne extra, sufrimos estos problemas, también las chicas hermosas y delgadas, sufren.  Ya que los hombres solo quieran usar las como objeto sexual ó trofeos para presumir con sus amigos, lo cual realmente está mal. Solo piensen lo bien, si para una chica hermosa y delgada, les puede costar trabajo encontar una pareja decente; ¿cómo creen que sea para nosotras las gordas?.

Por eso para mí es importante cuidar la relación que tengo con Jon, llevamos juntos sólo 6 meses, pero no necesito más tiempo para saber, que él es el indicado para mí.

Jon y yo nos conocimos casualmente en una de las fiestas de beneficencia, que mi familia organiza cada año, para los menos afortunados.

En esa fiesta me encontraba tomando una copa de champagne, con uno de mis mejores amigos, llamado Edward, en realidad se llama Eduardo pero, para mí se escucha mejor Edward.

Edward es uno de los empleados más leales de Papi; empezó a trabajar con nosotros desde muy joven  a la edad de 16 años, en uno de nuestros restaurantes, como empleado de limpieza. Yo tenía tan solo 12 años cuando lo conocí, pese a que mi familia es adinerada, me han educado para ser una persona humilde, y bueno, para mí padre la manera en que yo me volvería alguien humilde era poner me a trabajar de limpieza con Edward.

Yo siempre he Sido demasiado torpe para limpiar y esas cosas, así que Edward siempre me cubría y me ayudaba; aunque yo fuera un estorbo para él, nunca dejo de cuidar me, aconsejar me y protegerme. Con el tiempo nos volvimos grandes amigos y papi le dió merecidamente a Edward un nuevo puesto como nuestro contador, mis padres le pagaron toda la carrera; prácticamente lo adoptaron como un hijo más, así que es parte de nuestra familia ahora.

Pero regresando al tema de como conocí a Jon.

Me encontraba con Edward tomando una exquisita copa de champagne rosado, cuando Jon se acercó, con su sexy traje Armani, cuadriculado gris y camisa negra con corbata del mismo color a la camisa. Se veía sin duda de lo más sensual, contrastaba muy bien el color del traje con su blanca piel y su oscura cabellera y barba. Al acercarse y fijar su mirada directamente a mis ojos me dijo:

— Muy linda fiesta ¿no lo creés?.

— Sin duda. —conteste a secas.

— ¿Conoces algún invitado?

— Estaba a punto de decir que a todos los invitados los conozco, pero la verdad, es que no sé quién eres tú. —le respondí de manera algo engreída.

— Permítame presentar me, bella dama, mi nombre es Jonathan Cortéz. —Al presentar se, hizo una ridícula reverencia y besó mi mano.

—Dígame señor, Jonathan Cortéz, ¿si fué realmente invitado a esta fiesta? ó ¿a caso tengo que llamar a seguridad?. —me limpiaba groseramente mi mano en su saco, para hacer le saber lo mucho que me había desagradado su beso, y al terminar de decir esas palabras,  Edward casi escupe su champagne de la risa.

¿Què creían?, ¿Que iba a caer a sus pies, sólo porque me resulta sexy?, ¡Obvio no!. Una mujer como yo debe cuidarse, ya que muchos hombres me creen su lotería fácil de ganar; sólo porque soy gordita. Piensan que con unos cuantos elogios  les diré: "soy tuya" y ¡boom! van ser parte de mi imperio familiar. ¡Pues eso no pasará!; así que por supuesto que Jon tenía que pasar algunos filtros conmigo primero.

Y es el primer hombre en ganarse mi corazón.

Después de hacer me la difícil en esa conversación con Jon; él me invitó a salir y naturalmente le dije que no.

Después de esa fiesta Jon empezó aparecer en todas las fiestas de mi familia. Le pregunté a mis padres ¿si lo habían invitado a todos los eventos? pero mis padres no conocen a su familia ni lo habían invitado a ninguna de las fiestas, pero mi hermano me dijo.

— Creo que es conocido, de uno de mis amigos, porque me parece haber lo visto antes.

Hasta el día de hoy, no se de donde salió Jon y cada que le pregunto cómo es que fue invitado a la fiesta de beneficencia, se pone a la defensiva.

Ahora que lo pienso bien, jamás he conocido alguien cercano a él, ni padres, ni amigos o hermanos, ¡nada!.

Creo qué mañana hablaré con él sobre ese tema, ¡o sea! nos vamos a casar, debo conocer a su familia.

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