Recibí otra carta esta mañana. Decían que más me valía tener los ojos abiertos.
Anya
No te preocupes, padre. Haré que aumenten tu seguridad.
Anya
¿Bob?
Bob
¿Sí, señorita?
Anya
Quiero que le digas a todos los de seguridad que acompañen a mi padre en el evento de esta noche.
Bob
¿Todos, señorita?
Anya
Todos ellos. Incluídos los míos.
Mr. Young
¿Qué? ¿Estás loca?
Anya
Tú eres el importante, papá. Tú serás el objetivo de esta noche. Además, Fleur estará conmigo toda la noche. No pasará nada.
Mr. Young
Mmm. Bob, te quedas con ella, ¿de acuerdo?
Bob
Sí, señor.
Mr. Young
Y no le pierdas el ojo.
Bob
Claro que no, señor.
...
Esa noche, en la evento.
Fleur
Es un honor para mí presentarles a nuestro querido amigo y anfitrión. El señor Young.
La audiencia aplaude.
Son un montón de gente elegante que asistió a la gala de caridad.
Mr. Young va al escenario y toma el micrófono que la chica le ofrece.
Mr. Young
Gracias, gracias, señorita Fleur.
La gente sigue vitoreando a Young.
En la estancia, un montón de guardias vestidos de negro mantienen la atención en el hombre y en los invitados.
Mr. Young
Gracias. Me complace ver tantos rostros conocidos. Grandes amigos y colegas, sean bienvenidos a esta gala de caridad. Todo el dinero de esta noche será donado a la casa hogar “Rainbow”. No nos quedaremos con ningún centavo.
Algunos invitados ríen, ajenos a toda la seguridad que camina entre ellos.
Mr. Young
Así que gasten, amigos, ¡gasten mucho! Que todo es para un bien. ¡Disfruten!
De nuevo la sala se llena de aplausos y Fleur toma de nuevo el micrófono.
Fleur
Ya lo escucharon, damas y caballeros. Damos por iniciada la venta de arte.
Entre silbidos, aplausos y el ruido de tacones y charlas, Mr. Young se acerca a la esquina donde Anya ha estado acompañada de Bob.
Mr. Young
Te ves preciosa, hija.
Anya
Gracias, padre.
Mr. Young
¿Alguna novedad?
Bob
Ninguna hasta ahora, señor. Los agentes reportan todo tranquilo.
Mr. Young
Bien. Nadie es tan idiota para atacar en un lugar público.
...
11:30 pm. Jardín del evento.
Anya
Estaré bien, Bob. Sólo necesito descansar de estos tacones.
Bob
¿Segura?
Anya
Sí. Anda, ve a tomar algo.
Bob
De acuerdo. Vuelvo en seguida.
Bob se va al interior del salón y Anya se quita los tacones que llevan toda la noche matándola.
Anya
No estoy hecha para estas cosas.
Mysterious man
¿Y por qué los usa?
Anya
¡Ah! Me ha asustado.
Mysterious man
Lo lamento. No fue intencional.
Anya
No, está bien. Lamento mi reacción. He tenido un día largo.
Mysterious man
Puedo imaginarlo. Siendo la hija de Mr. Young, debe tener mucho qué hacer.
Anya
No es un secreto. ¿Lo conozco?
Mysterious man
No he tenido el placer. Pero nunca es tarde.
Anya
Tiene razón. Bueno, usted ya sabe quién soy. ¿Puedo saber quién es usted?
Mysterious man
¿Es necesario saberlo? ¿No prefiere el misterio?
Anya
No soy muy fan del misterio.
A esas alturas, Anya comienza a ponerse nerviosa mientras el hombre se acerca a ella lentamente, con las manos metidas en los bolsillos.
Mysterious man
Bueno, resulta que a mí sí.
Anya se pone de pie y recoge sus tacones.
Anya
Debo ir adentro. Que disfrute su noche.
Ella intenta pasar por un lado del hombre pero él la sujeta por la mano.
Mysterious man
Me temo que esta noche no volverás adentro, guapa. O a tu casa.
Anya
¿Qué-...?
En ese momento, él le pone un pañuelo húmedo y oloroso a cloroformo en la nariz, impidiéndole gritar y sin opción a tomar aire.
Forcejea un poco, pero es imposible moverlo. Él es más fuerte que ella.
Después de unos segundos, los ojos se le nublan y su fuerza se acaba.
Lo último que ve, es la sonrisa de aquel hombre.
...
Despierta con un dolor de cabeza terrible y náuseas.
Está en un lugar oscuro, atada de manos y pies a una silla.
Descalza.
Anya
¿D-dónde estoy?
Su voz suena débil. ¿Hace cuánto está ahí? ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente?
Mysterious man
Pensé que nunca despertarías.
Anya
Tú de nuevo... ¿Q-qué quieres de mí?
Mysterious man
Nada.
Anya
¿Qué hago aquí? ¿Cuánto te están pagando?! Te daré el doble!
Cornelius
JAJAJAJAJAJA
Cornelius
Suenas igual que tu padre.
Anya
¿Usted...?
Cornelius
Hola, pequeña Anya.
El hombre delante de ella es alguien a quien conoce desde hace años.
Cornelius Phillips. El amigo de golf de su padre. Un hombre al que alguna vez ella misma llamó tío, aunque no era nada suyo.
Cornelius
Oh, no parezcas tan sorprendida.
Anya
Es un maldito traidor. ¡Basura!
Cornelius
Enciende la luz, muchacho.
La luz se enciende cegando a Anya por un momento. Cuando logra enfocar, ve con mayor claridad a Cornelius y al otro hombre en la sala.
Zack
...
El mismo que se acercó a ella en el evento y la llevó hasta ahí.
Anya
¿Qué quiere?
Cornelius
Todo, querida. Quiero todo lo que tu adorado padre quiera dar por ti.
Cornelius
Imagino que será mucho, teniendo en cuenta que eres su única hija.
Cornelius
Ah, sí. Ya puedo verlo, entregando cada centavo por tu bienestar.
Anya
¿Qué clase de amigo es usted? ¡Esto es traición a mi padre! Él lo aprecia.
Cornelius
¡Bah! Todo fue planeado para llegar a este momento, niña tonta.
Cornelius
¿No lo ves? Un hombre cualquiera topándose con tu padre en el campo de golf, estando ahí cada día que él estaba para hacerse amigos. Y aquí estamos.
Anya
Mi padre no le dará nada. Lo encontrarán primero.
Cornelius
JAJAJAJA. Lo dudo, lo dudo. Debiste verlo volverse loco hace unas horas. ¿Dónde está mi hija, dónde?
Anya
No...
Cornelius
Sí. Eres su debilidad. Y ahora usaré esa debilidad para quitarle todo. Lástima que no te verá al final del túnel.
Con risas, Cornelius se va dejando a Anya sola con el hombre que la llevó hasta ahí.
Temblando, pensando, sudando. Pasan los minutos y él enciende un cigarrillo y se sienta en un sofá.
Ahora que puede ver mejor, se da cuenta que está en una casa de seguridad. Las ventanas están oscuras pero no escucha ruido de autos, lo que quiere decir que no están en la ciudad.
Él estira los pies a una mesa de centro y enciende un televisor.
Zack
Estás en las noticias.
Anya levanta la vista y ve su rostro en el noticiero.
Anya
¿De verdad va a matarme?
Zack
Eso dijo.
Anya
¿Entonces tú qué haces aquí? ¿Tú lo harás?
Zack
No. A mí sólo me pagaron por traerte. Espero órdenes. Quizás me vaya mañana, así que no te acostumbres a verme.
Anya
Oye, te daremos el doble. No, el triple. Sí, te daremos el triple. Sácame de aquí y haré que te den todo el dinero que quieras.
Zack
Escucha, bonita, ya viste mi cara. No me voy a arriesgar.
Anya
Lo olvidaré todo. Si alguna vez nos vemos, haré como que no te conozco. Nadie sabrá de ti. Me encargaré de culparlo sólo a él.
El muchacho termina su cigarrillo y se pone de pie. Camina con la misma seducción de antes hacia ella y le tira el humo en la cara.
Zack
Digamos que me estás tentando con tus propuestas. Aunque, todo lo que me haz ofrecido es dinero de tu padre. No tuyo.
Anya
Es dinero, a fin de cuentas. ¿Lo quieres o no? ¿No estás haciendo esto por dinero?
Zack
Mhm. Ofréceme algo tuyo.
Anya
¿Mío? Tengo... Tengo joyas, autos. Te puedo dar lo que quieras.
Zack
¿Lo que quiera, eh?
Anya
Sí, sí, pide lo que quieras. Lo tendrás. Lo juro.
El muchacho sonríe con un gesto que le da escalofríos a Anya.
Mira hacia abajo, al escote de Anya. Y contra toda su voluntad, los pezones de Anya se ponen duros con la mirada caliente del hombre.
Zack
¿Lo que quiera?
Anya
Y-yo n-no... ¿Qué es lo que...?
Una mano rápida, dura pero gentil se posa en su pecho derecho. La acaricia por encima de la tela del vestido.
Anya tiembla en su sitio y cierra los ojos.
Lo siente acercarse, y luego lo escucha hablar a la altura de su oído.
Zack
Tranquila. Solo quiero tocarte.
Anya
N-no lo h-hagas. Por favor...
Pero cuando él le muerde suavemente el lóbulo de la oreja, ella no puede evitar el gruñido placentero que se le escapa.
Mierda.
¿Por qué tenía que ser virgen? ¿Por qué tenía que reaccionar así ante los roces de ese chico?
Era guapo. Era alto y olía bien. Y le hablaba con un tono entre despreocupado y autoritario que no quería admitir pero le encantaba.
Desde que lo vio en la fiesta notó que era atractivo.
Pero él la había llevado hasta ahí. Por culpa de él era presa de Cornelius.
Zack
Mmmh. Estás temblando.
Sin más, él se aleja despacio, echándose para atrás y sacando otro cigarrillo.
Zack
Lo siento, preciosa. Pero no te puedo dejar ir.
La ignora durante el resto de la noche. Pero no es eso lo que le preocupa, sino la húmeda reacción que el roce ajeno le ha provocado.
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