Estocolmo
Secuestro
Mr. Young
Nada, nada. No pasa nada, cariño.
Anya
No tienes cara de que no pase nada. Dime.
Mr. Young
Ah... De nuevo recibí amenazas.
Anya
¿Qué? ¿Ahora qué quieren?
Mr. Young
Mi dinero. ¿Qué más podrían querer?
Mr. Young
Recibí otra carta esta mañana. Decían que más me valía tener los ojos abiertos.
Anya
No te preocupes, padre. Haré que aumenten tu seguridad.
Anya
Quiero que le digas a todos los de seguridad que acompañen a mi padre en el evento de esta noche.
Anya
Todos ellos. Incluídos los míos.
Mr. Young
¿Qué? ¿Estás loca?
Anya
Tú eres el importante, papá. Tú serás el objetivo de esta noche. Además, Fleur estará conmigo toda la noche. No pasará nada.
Mr. Young
Mmm. Bob, te quedas con ella, ¿de acuerdo?
Mr. Young
Y no le pierdas el ojo.
Fleur
Es un honor para mí presentarles a nuestro querido amigo y anfitrión. El señor Young.
Son un montón de gente elegante que asistió a la gala de caridad.
Mr. Young va al escenario y toma el micrófono que la chica le ofrece.
Mr. Young
Gracias, gracias, señorita Fleur.
La gente sigue vitoreando a Young.
En la estancia, un montón de guardias vestidos de negro mantienen la atención en el hombre y en los invitados.
Mr. Young
Gracias. Me complace ver tantos rostros conocidos. Grandes amigos y colegas, sean bienvenidos a esta gala de caridad. Todo el dinero de esta noche será donado a la casa hogar “Rainbow”. No nos quedaremos con ningún centavo.
Algunos invitados ríen, ajenos a toda la seguridad que camina entre ellos.
Mr. Young
Así que gasten, amigos, ¡gasten mucho! Que todo es para un bien. ¡Disfruten!
De nuevo la sala se llena de aplausos y Fleur toma de nuevo el micrófono.
Fleur
Ya lo escucharon, damas y caballeros. Damos por iniciada la venta de arte.
Entre silbidos, aplausos y el ruido de tacones y charlas, Mr. Young se acerca a la esquina donde Anya ha estado acompañada de Bob.
Mr. Young
Te ves preciosa, hija.
Mr. Young
¿Alguna novedad?
Bob
Ninguna hasta ahora, señor. Los agentes reportan todo tranquilo.
Mr. Young
Bien. Nadie es tan idiota para atacar en un lugar público.
11:30 pm. Jardín del evento.
Anya
Estaré bien, Bob. Sólo necesito descansar de estos tacones.
Anya
Sí. Anda, ve a tomar algo.
Bob
De acuerdo. Vuelvo en seguida.
Bob se va al interior del salón y Anya se quita los tacones que llevan toda la noche matándola.
Anya
No estoy hecha para estas cosas.
Mysterious man
¿Y por qué los usa?
Mysterious man
Lo lamento. No fue intencional.
Anya
No, está bien. Lamento mi reacción. He tenido un día largo.
Mysterious man
Puedo imaginarlo. Siendo la hija de Mr. Young, debe tener mucho qué hacer.
Anya
No es un secreto. ¿Lo conozco?
Mysterious man
No he tenido el placer. Pero nunca es tarde.
Anya
Tiene razón. Bueno, usted ya sabe quién soy. ¿Puedo saber quién es usted?
Mysterious man
¿Es necesario saberlo? ¿No prefiere el misterio?
Anya
No soy muy fan del misterio.
A esas alturas, Anya comienza a ponerse nerviosa mientras el hombre se acerca a ella lentamente, con las manos metidas en los bolsillos.
Mysterious man
Bueno, resulta que a mí sí.
Anya se pone de pie y recoge sus tacones.
Anya
Debo ir adentro. Que disfrute su noche.
Ella intenta pasar por un lado del hombre pero él la sujeta por la mano.
Mysterious man
Me temo que esta noche no volverás adentro, guapa. O a tu casa.
En ese momento, él le pone un pañuelo húmedo y oloroso a cloroformo en la nariz, impidiéndole gritar y sin opción a tomar aire.
Forcejea un poco, pero es imposible moverlo. Él es más fuerte que ella.
Después de unos segundos, los ojos se le nublan y su fuerza se acaba.
Lo último que ve, es la sonrisa de aquel hombre.
Despierta con un dolor de cabeza terrible y náuseas.
Está en un lugar oscuro, atada de manos y pies a una silla.
Su voz suena débil. ¿Hace cuánto está ahí? ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente?
Mysterious man
Pensé que nunca despertarías.
Anya
Tú de nuevo... ¿Q-qué quieres de mí?
Anya
¿Qué hago aquí? ¿Cuánto te están pagando?! Te daré el doble!
Cornelius
Suenas igual que tu padre.
Cornelius
Hola, pequeña Anya.
El hombre delante de ella es alguien a quien conoce desde hace años.
Cornelius Phillips. El amigo de golf de su padre. Un hombre al que alguna vez ella misma llamó tío, aunque no era nada suyo.
Cornelius
Oh, no parezcas tan sorprendida.
Anya
Es un maldito traidor. ¡Basura!
Cornelius
Enciende la luz, muchacho.
La luz se enciende cegando a Anya por un momento. Cuando logra enfocar, ve con mayor claridad a Cornelius y al otro hombre en la sala.
El mismo que se acercó a ella en el evento y la llevó hasta ahí.
Cornelius
Todo, querida. Quiero todo lo que tu adorado padre quiera dar por ti.
Cornelius
Imagino que será mucho, teniendo en cuenta que eres su única hija.
Cornelius
Ah, sí. Ya puedo verlo, entregando cada centavo por tu bienestar.
Anya
¿Qué clase de amigo es usted? ¡Esto es traición a mi padre! Él lo aprecia.
Cornelius
¡Bah! Todo fue planeado para llegar a este momento, niña tonta.
Cornelius
¿No lo ves? Un hombre cualquiera topándose con tu padre en el campo de golf, estando ahí cada día que él estaba para hacerse amigos. Y aquí estamos.
Anya
Mi padre no le dará nada. Lo encontrarán primero.
Cornelius
JAJAJAJA. Lo dudo, lo dudo. Debiste verlo volverse loco hace unas horas. ¿Dónde está mi hija, dónde?
Cornelius
Sí. Eres su debilidad. Y ahora usaré esa debilidad para quitarle todo. Lástima que no te verá al final del túnel.
Con risas, Cornelius se va dejando a Anya sola con el hombre que la llevó hasta ahí.
Temblando, pensando, sudando. Pasan los minutos y él enciende un cigarrillo y se sienta en un sofá.
Ahora que puede ver mejor, se da cuenta que está en una casa de seguridad. Las ventanas están oscuras pero no escucha ruido de autos, lo que quiere decir que no están en la ciudad.
Él estira los pies a una mesa de centro y enciende un televisor.
Zack
Estás en las noticias.
Anya levanta la vista y ve su rostro en el noticiero.
Anya
¿De verdad va a matarme?
Anya
¿Entonces tú qué haces aquí? ¿Tú lo harás?
Zack
No. A mí sólo me pagaron por traerte. Espero órdenes. Quizás me vaya mañana, así que no te acostumbres a verme.
Anya
Oye, te daremos el doble. No, el triple. Sí, te daremos el triple. Sácame de aquí y haré que te den todo el dinero que quieras.
Zack
Escucha, bonita, ya viste mi cara. No me voy a arriesgar.
Anya
Lo olvidaré todo. Si alguna vez nos vemos, haré como que no te conozco. Nadie sabrá de ti. Me encargaré de culparlo sólo a él.
El muchacho termina su cigarrillo y se pone de pie. Camina con la misma seducción de antes hacia ella y le tira el humo en la cara.
Zack
Digamos que me estás tentando con tus propuestas. Aunque, todo lo que me haz ofrecido es dinero de tu padre. No tuyo.
Anya
Es dinero, a fin de cuentas. ¿Lo quieres o no? ¿No estás haciendo esto por dinero?
Zack
Mhm. Ofréceme algo tuyo.
Anya
¿Mío? Tengo... Tengo joyas, autos. Te puedo dar lo que quieras.
Anya
Sí, sí, pide lo que quieras. Lo tendrás. Lo juro.
El muchacho sonríe con un gesto que le da escalofríos a Anya.
Mira hacia abajo, al escote de Anya. Y contra toda su voluntad, los pezones de Anya se ponen duros con la mirada caliente del hombre.
Anya
Y-yo n-no... ¿Qué es lo que...?
Una mano rápida, dura pero gentil se posa en su pecho derecho. La acaricia por encima de la tela del vestido.
Anya tiembla en su sitio y cierra los ojos.
Lo siente acercarse, y luego lo escucha hablar a la altura de su oído.
Zack
Tranquila. Solo quiero tocarte.
Anya
N-no lo h-hagas. Por favor...
Pero cuando él le muerde suavemente el lóbulo de la oreja, ella no puede evitar el gruñido placentero que se le escapa.
¿Por qué tenía que ser virgen? ¿Por qué tenía que reaccionar así ante los roces de ese chico?
Era guapo. Era alto y olía bien. Y le hablaba con un tono entre despreocupado y autoritario que no quería admitir pero le encantaba.
Desde que lo vio en la fiesta notó que era atractivo.
Pero él la había llevado hasta ahí. Por culpa de él era presa de Cornelius.
Zack
Mmmh. Estás temblando.
Sin más, él se aleja despacio, echándose para atrás y sacando otro cigarrillo.
Zack
Lo siento, preciosa. Pero no te puedo dejar ir.
La ignora durante el resto de la noche. Pero no es eso lo que le preocupa, sino la húmeda reacción que el roce ajeno le ha provocado.
Distracciones (+18)
En casa de Mr. Young, las cortinas estaban corridas, las puertas cerradas, los guardias fuera.
Y en la cama con Mr. Young...
Fleur
¡OH, Dios! ¡Así, Señor, así!
Fleur, la atractiva, seductora y siempre dispuesta Fleur gozaba a lo grande con la enorme dureza de su jefe.
Lo conocía desde que tenía memoria, pues siempre fue amiga de Anya y vivía más en casa de la chica que en su propia casa.
Sus padres eran unos muertos de hambre, alcohólicos, adictos. Y el señor Young era todo lo que ella habría querido en un hombre.
Tenían una aventura desde hacía dos años.
Y esa mañana, después de saber que Anya había desaparecido, corrió para consolarlo.
Ni bien se cruzaron, se arrancaron la ropa y follaron una y otra vez.
Mr. Young
Mueve ese culo, preciosa. Así, uff.
Fleur saltaba contra la polla de su jefe. Mientras sus redondas tetas se movían a todas direcciones.
Fleur
Sí, papi... Metela más, papi. Sí...
Anya estaba quién sabe dónde, pero matarse pensando en ello no la traería de regreso.
Tenían que esperar por un rescate.
Y el señor Young estaba seguro que daría lo que fuera para recuperar a su hija.
Después de una larga sesión de sexo, Fleur se recostó sobre el pecho desnudo y sudoroso de su hombre.
Jugó con los vellos de su pecho y le recargó las tetas en la piel.
Fleur
Anya estará bien, ya verás.
Mr. Young
No lo sabemos. Si algo le pasa...
Fleur
Shh. No pienses lo peor. Tú mismo lo has dicho, quieren dinero.
Mr. Young
Y lo tendrán. Les daré lo que sea.
Bob
Bob, señor. Tenemos una llamada.
Mr. Young se puso de pie tan rápido que tiró a Fleur a un lado de la cama. Se cubrió con un albornoz de toalla y abrió la puerta.
Bob tuvo una imagen completa del cuerpo curvilineo de Fleur. Tragó saliva con dificultad, y le pareció ver una sonrisa en los labios de la mujer.
Mr. Young
Dame el teléfono.
Se lo quitó de las manos, y él siguió observando a Fleur. Ella abrió las piernas a propósito y Bob sintió que su entrepierna palpitaba.
Ella articuló sin sonido alguno.
Bob se relamió antes de girarse y seguir a su jefe lejos de la tentación de aquella mujer.
Cornelius
Amigo, soy yo. ¿Cómo estás? ¿Qué novedades hay?
Mr. Young
Ah, Cornelius. Nada. Ni un maldito pedido de rescate. Nada. Me estoy volviendo loco.
Cornelius
Trata de mantener la calma. Tengo a mis amigos de la policía haciendo todo lo posible por encontrarla.
Mr. Young
Te lo agradezco.
Cornelius
No es nada. Sabes que adoro a tu hija y que te estimo mucho, amigo.
Mr. Young
No puedo creer que se la llevaran.
Cornelius
No lo vimos venir. Pero descuida, la encontraremos.
Anya
¿Para qué? De todos modos me van a matar.
Zack
Mira, preciosa. No debería decirlo, pero si te quisieran matar, ya lo habrían hecho.
Anya
Cornelius dijo que me matarían.
Zack
Te quieren viva. Así que come. Te prometo que no tiene veneno.
Anya lo miró a los ojos con la frente arrugada. Luego miró el plato.
Anya
Sigo atada. ¿Podrías soltarme?
Zack
Mmm. Te solté cuando dijiste que querías ir al baño y casi te matas intentando saltar por la ventana.
Era cierto. Él la había atrapado justo cuando ella casi caía desde el cuarto piso. Nunca pensó que estarían tan alto.
Anya
No lo intentaré de nuevo.
Anya
Ugh. Sólo suéltame. Quiero comer por mí misma.
Zack saca las llaves de las esposas y se sienta en una silla al lado de ella. La mesa está puesta sólo para ella. Si alguien lo viera, nadie creería que la tienen secuestrada.
La casa de seguridad está equipada con todo. La noche anterior, Zack la llevó a una habitación sin ventanas y la encerró ahí. A excepción de eso, había ropa limpia, sábanas limpias y agua tibia.
Todo estaba limpio y ordenado.
Zack la había despertado de una manera que no esperaba. Anya aún pensaba en eso y le temblaban las piernas.
Cuando abrió los ojos esa mañana, Zack estaba junto a ella en la cama, acariciando su vientre, muy cerca de su zona íntima. Anya despertó con un suave gemido, y él río para luego ordenarle que se vistiera y prepara para desayunar.
Y ahora comerían. O al menos ella lo haría.
Zack
Tienes unas manos muy suaves.
Le dijo como si nada, tomando sus manos y girandolas suavemente delante de sus ojos.
Zack
Me pregunto cómo se sentirían...
Anya se sonrojó intensamente al leer su pensamiento. Y se soltó para tomar la cuchara.
Zack
Jaja. ¿Qué? ¿Nunca has tenido una erección entre tus manos?
Anya
Deja de hablar porquerías, estoy comiendo.
Zack
Tomaré eso como un no.
Anya
¿A ti qué te importa?
Zack
No me importa. Sólo hago conversación.
Anya
Sólo hablas tonterías.
Zack
¿Y de qué quieres hablar?
Anya
Pues, no sé. Podrías contarme cómo terminaste siendo un imbécil.
Zack
Ah, pero es una historia aburrida.
Pero ya le había picado la curiosidad. Aunque él no dijo nada hasta que ella terminó de comer.
Zack levantó los platos y los llevó al lavabo para limpiarlos.
Zack
Soy huérfano. Crecí entre monjas y buenas tundas. No era el chico más tranquilo del orfanato, la verdad, así que me metía en muchos problemas.
Zack limpiaba los platos con tranquilidad, pero teniendo un ojo en ella.
Zack
Cuando cumplí la mayoría de edad, me fui de ese lugar. Pero no es fácil cuando no conoces a nadie, y las ganas de salir adelante no te ponen un pan en la mesa.
Zack
Conocí a alguien que conocía a alguien, ya sabes. Me enseñaron sus trucos y terminé robando autos. Vendíamos las piezas y así teníamos comida. Luego un techo.
Zack
Luego me hice de fama, porque nadie sabe para qué es bueno hasta que prueba haciendo de todo.
Zack
Resulta que soy bueno para burlar a la autoridad.
Él le mostró una sonrisa orgullosa que a Anya le pareció sincera, aunque no había nada de qué sentirse orgulloso.
Anya
¿Cómo terminaste trabajando para Cornelius?
Zack
Le robé una gran cantidad. Pero el maldito tiene contactos por todos lados y me encontró. Me ofreció trabajo a cambio de no demandarme. Y aquí estamos.
Zack se limpió el agua de las manos y se acercó a Anya.
Volvió a tomar las esposas y le indicó que le tendiera las manos.
Anya
No me esposes, por favor...
Ella le miró con ojos de súplica y Zack casi sintió pena por ella. No era un desalmado.
Él simplemente hacía eso para comer.
Pero ella no tenía la culpa. Su única culpa era ser hija de un millonario.
Anya
Por favor. Te prometo que no intentaré nada, pero no me esposes. Duele.
Él suspiró y la tomó de las manos, haciéndola levantarse.
Zack
De acuerdo. Pero si Cornelius viene, tendré que hacerlo.
Había pasado una semana desde que estaba ahí.
Estaba aburrida, cansada por no poder dormir bien pese a la comodidad de la cama.
Se sentía sola, incluso aunque sus charlas con Zack eran más largas ahora.
Cornelius había aparecido dos veces, sólo para recordarle que seguía al mando.
Le dijo que quizás su padre no la echaba tanto de menos ahora que dormía con Fleur.
Anya no se sorprendió, lo sospechaba. Pero le dolía que su padre matara el tiempo con sexo y no buscándola.
Era domingo, quizás. En el televisor no había noticias, sólo películas repetidas. Así que quizás sí era domingo.
Zack la había dejado sola para ir por provisiones.
Y pese a tener una expresión de desagrado en el rostro por atarla, lo tuvo que hacer.
Estaba esposada y atada de los pies al sofá.
Escuchó pasos y la puerta se abrió pero no era Zack.
Él entró a sus anchas y se quitó la gorra de golf.
Cornelius se sentó a su lado en el sofá, se rascó los huevos y luego la miró de pies a cabeza.
Anya llevaba un short corto porque hacía calor, y una blusa blanca.
Cornelius
¿Te está tratando bien mi muchacho?
Cornelius
Pasan mucho tiempo juntos, ¿no es así? ¿No ha intentado cosas contigo?
Cornelius
Mhm. Eres toda una mujer, Anya. Mírate. Atractiva. Y esos senos...
Cornelius acercó su mano a la pierna de Anya pero ella se hizo a un lado como pude. Él río.
Cornelius
No te hagas la mosquita muerta conmigo. ¿No salías con ese chico, Mitchell?
Cornelius
Dudo que sólo se hayan tomado de las manos.
Cornelius
Eres salvaje. Me gusta eso.
Cornelius volvió a ponerle la mano en la pierna con más firmeza, subiendo los dedos por el short de Anya.
Cornelius
Deberías probar a un hombre de verdad.
En un movimiento rápido, Cornelius tomó el cabello de Anya y la empujó hacia abajo, a su regazo. Con la mano libre intentó bajarse la cremallera. Anya supo lo que él intentaba hacer.
Cornelius
Quiero que me lo chupes...
En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Zack entró haciéndose notar.
Cornelius soltó a la chica y ella, con lágrimas en los ojos, se agachó para cubrirse el rostro.
Se sentía sucia y avergonzada, aunque no hizo nada y Zack había llegado en el momento justo.
Zack
Buenas. No sabía que estaba aquí.
Pero desde luego que él lo sabía.
Ni bien se acercó al lugar, bajó de la moto a toda prisa al ver el coche de Cornelius abajo.
No confiaba en ese cerdo cerca de Anya.
Y si bien la chica no había sido más que un dolor de cabeza, no se merecía nada que ese hombre quisiera hacerle.
Y cuando la vio llorando, roja, sofocada, supo que llegó quizás un poco tarde. Sintió furia.
Una furia que lo hizo dar pasos pesados hacia él.
Cornelius
No te tomes tantas libertades, muchacho.
Zack lo pensó dos segundos, antes de mirar de nuevo a Anya. Le bastó verla con los ojos empañados en lágrimas para soltarle un golpe certero en la nariz a Cornelius.
Escape
Cornelius terminó tirado en el sofá, inconsciente.
Mis ojos se abrieron como platos y miré a Zack.
Zack
No tiene tanta suerte.
Zack se puso de rodillas delante de mí y me quitó la soga de los pies. Después liberó mis manos y tiró de mí hacia él.
El movimiento fue tan firme que no pude negarlo. Puso sus manos en mi rostro y me observó con mucho cuidado.
Me tendió su chaqueta y, sin más, salimos rápido de aquel lugar.
Vi todo por primera vez. El edificio, las escaleras, el exterior.
Luego vi una moto y un auto.
Zack me puso el casco y se colocó unos lentes. Se montó en la motocicleta y me indicó que hiciera lo mismo.
El motor rugió una sola vez antes de que la llanta rechinara y avanzaramos por un camino de tierra.
El camino se extendía entre los árboles. Supe que estábamos a las afueras de la ciudad, y no tenía la menor idea de a dónde íbamos.
De momento, mi lugar seguro era con Zack.
Llegamos a una gasolinera y Zack me pidió que no me quitara el casco.
Llenó el tanque y seguimos por media hora más. No fuimos a la ciudad, sino a la dirección contraria.
Después, cuando ya era de noche, se detuvo en un motel.
Zack
Pasaremos la noche aquí.
Me quedé sola por unos minutos mientras él entraba a la recepción. Me quité el casco, sin pensar que alguien pudiera reconocerme. Ahí no había nadie más de todos modos.
Bajé de la moto y Zack volvió poco después con un juego de llaves.
Abrió la puerta de una habitación al fondo y arrugué la frente al ver que sólo había una cama.
Zack
Tranquila. Dormiré en el sillón. La cama es tuya, princesa.
Cerramos la puerta y fui a sentarme en la cama mientras él se metía al baño.
Anya
¿Crees que Cornelius nos esté buscando?
Zack
Sin duda. No va a dejar ir a su mina de oro.
Anya
¿Qué pasará si nos encuentra?
Zack
Me matará y te llevará con él. No lo sé.
Anya
Dios. ¿Tienes un plan?
Zack apareció de nuevo y se tumbó en el sillón.
Anya
¿No? ¿Qué demonios fue eso?
Zack
Te salvé. Quédate con eso.
Anya
Pero no tenías que hacerlo. ¿Qué puede importarte?
Zack
Escucha, no soy un monstruo, ¿si?
Zack
No lo soy. Hago cosas por dinero, sí, pero no he matado a nadie nunca, mucho menos permitiría que un cerdo como él te hiciera algo.
Anya
¿Cómo supiste que...?
Zack
Lo escuché muchas veces hablar sobre ti de una forma degenerada.
Anya
Tú tampoco has sido un caballero.
Zack
La diferencia es que conmigo te gustó... ¿Miento?
Mi cuerpo había reaccionado a él antes. Y pasar tiempo con él a solas me hizo ver que sus palabras eran ciertas. Zack me había cuidado.
Como quiera que fuera la situación, me cuidaba.
Zack
Hay agua tibia en el baño, pero no hay ropa limpia.
Sin más, se puso de pie y se fue. Me quedé sola y decidí entrar a la ducha.
El agua caliente me quitó algo de tensión, pero mi cuerpo seguía temblando al pensar en Cornelius y lo que casi me hizo hacer.
Me envolví en la toalla y salí con la ropa hecha un nudo. No tenía ropa limpia, así que tendría que usar la misma.
Zack seguía fuera, así que me quité la toalla y me la puse en el cabello.
Me giré de golpe ante el ruido de la puerta y lo vi observarme.
Pero en ellos no había hambre, había calidez.
Intenté quitarme la toalla y cubrirme a medias la parte delantera.
Anya
¿Podrías darte la vuelta o salir?
Su pregunta me tomó desprevenida. Dudé. ¿Quería eso?
¿Por qué lo estaba pensando tanto?
Cuando se fue de nuevo, me vestí, pero mi cuerpo se sentía acariciado en silencio.
Zack entró pero no dijo nada, fue directo a ducharse.
Tardó tanto, que mientras escuchaba las gotas caer, el cansancio me venció y me quedé dormida.
Soñé con el viento en mi cara y mis brazos alrededor de un torso firme y fuerte.
Soñé que me besaba la frente y me decía que todo estaría bien.
Y sentí sus fríos dedos recién salidos de la ducha en mis labios.
Desperté solo para encontrarlo frente a mí, de rodillas al lado de la cama.
Zack
Shh. Duerme. Mañana pensaremos qué hacer.
Anya
No quiero que Cornelius nos atrape.
Zack
No lo hará. No lo permitiré.
No sabía si estaba soñando o no, pero los dedos de Zack acariciando mi rostro se sentían muy reales.
Anya
Gracias por salvarme.
Anya
La cama es más cómoda...
Anya
Sí... Me sentiré más segura así.
Zack
Está bien. Mueve ese bonito trasero.
Lo sentí palmearme el trasero suavemente y me hice a un lado. Él entró en la cama conmigo, manteniendo su distancia.
Pero fui yo quien se giró para encontrarlo.
Si estaba soñando, dejaría que todo pasara. Y si estaba despierta, qué más daba. Todo lo que quería era seguridad.
Le pasé un brazo por el torso y él acomodó mi cabeza en su hombro.
Besó mi frente y me centré en el sonido de su respiración.
Entre el sueño, lo escuché hablar.
Zack
¿Qué me está pasando?
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