Llegue a mi casa, muy cansada. Por Jesús, soy pobre suelo caminar todos los días, pero jamás había caminado kilómetros seguidos, los malditos ricos tienen su casa hasta la quinta c*******.
Caminar hasta mi casa no fue buena idea, pero no traía dinero al salir de la casa de Darren.
Mire mi casa y jamás me había sentido tan feliz de volver. Al abrir la puerta que rechinaba como todas las demás puertas de mi dulce hogar, lo primero que encontré fue a Steve, como todos los días de su monótona vida, estamos conformes con eso, mire a Steve que estaba viendo la televisión. El mismo programa de todos los días de su existencia: Mentes Criminales.
Deje las llaves en la mesa con pereza, arrastré mis pies hasta el sofá y me senté a lado de él. En cuanto mi trasero sintió la delicadeza del sofá viejo que teníamos deje escapar un suspiro de cansancio y alivio por haber vuelto sana y salva a casa.
—Déjame decirte que llevabas 6 horas desaparecida, quise llamar a la policía porque aún eres menor de edad, pero recordé que sabes sobrevivir y luego vi la televisión y lo olvide pero volviendo al tema puedo saber ¿a dónde fuiste? —dijo sin despegar su vista de la televisión, mi hermoso hermano, alto, fornido, blanco, cabello negro, ojos café, mostraba poco interés por su hermana mayor. Desgraciado.
—Nada que te interese, Steve. A parte ¿por qué no buscaste a la policía? Soy menor de edad, tú los has dicho, me has olvidado por culpa de un programa y de tu flojera —arruine su peinado con la mala intención, a él no le gustaba que le tocara el cabello, era peor que una niña, la mala intención dio resultado, con un manotazo leve me quitó, lo mire tratando de verme ofendida.
—Una: sabía que volverías, no puedes abandonar a tu inocente hermano a la suerte de la vida, soy menor que tú. Y dos, mejor, vete a bañar, por alguna razón que no quiero saber, hueles mal. Y estas sudada —esta vez el desgraciado de mi endemoniado hermano sí me miró, pero fue por unos segundos.
—Sí, eso haré —suspire, aunque tenía razón con la segunda idea que pasaba por su cabeza. Me levante con todas la fuerzas que me quedaban y me dirigí al baño con toda la flojera, hasta mis pies siendo arrastrados lo sabían.
Termine de bañarme, al salir del baño con mi pijama vieja pero cómoda y que a pesar de los años sigue del mismo tamaño, porque yo sigo igual, me dio un escalofrío, desde la columna hasta la nuca. Mire a todos lados esperando ver algo malo, pero solo vi al enclenque de mi hermano pasar a lado de mí, pero su vista en el suelo.
Ya no le pedía atención a mi hermano, después de tantos rechazos llega un momento en que entiendes que tu hermano no te quiere o tal vez sí, en el fondo, muy en el fondo, pero que no lo demuestra y nunca lo hará.
Milagrosamente mi hermano se detuvo al darse cuenta de mi existencia, yo iba a avanzar hacía mi habitación que estaba a cinco pasos como máximo de distancia hacía dónde yo estaba pero Steve estorbaba.
Se giró para verme, con su ceño fruncido y su nariz arrugada, pero no demasiado, solo ligeramente arrugados.
—Oye, hermana social —solo por una persona, que ridículo—. Te llamó un tipo. Casi en cuanto te metiste al baño, preguntó que si habías vuelto a casa sana y salva. Con el culo virgen —golpee a Steve cuando dijo lo último, nadie dice eso más que el inepto de mi hermano.
—Dios, Steve cállate la boca, no digas esas cosas tan feas, ¿quién era? —frote la toalla que colgaba de mi cuello en mi cabello, alborotado y húmedo, mire a Steve que estaba tratando de recordar, ¿quién se preocuparía por mí? Cuando mi hermano recordó chasqueó la lengua y me sonrió.
—Se llama Darren. Darren Brown, algo así me dijo, un nombre muy curro, la manera en que lo dijo fue como de: oh por Jesús soy increíble, ámame aunque seas hombre, no sé pero se escuchaba maricón —mi hermano se siente un critico con los hombres que me buscan, no sé si son celos o miedo a que la única persona que le cocina se vaya, quiero pensar que es la primero, pero sé que es la segunda.
Mientras mi hermano imitaba la voz de Darren pero versión chillona, yo no lo escuchaba me había quedado helada, ¿cómo sabía mi número? Por supuesto, que babas soy. Él lo sabía todo de mí. ¿Todo? No, él no podía saber lo de Estrella o lo de mi padre o mi madre. No debo preocuparme por eso, por ahora solo debo pasar desapercibida.
—Si vuelve a llamar, di que me morí —arqueó la ceja de manera reprobatoria ante mi idea de solución en medio de una crisis, Steve critica todo, hasta a él mismo—. Bueno di que no me conoces, pero jamás me menciones, ¿queda claro? Soy una persona inexistente...
—¿Por qué? Eres una grosera, el tipo es el primero que llama a la casa, aparte de la tipa de recursos humanos, como me caga esa señora. Bueno la cosa es que debes ser amable con tu nuevo amigo, al fin tienes un amigo. Por un momento creí necesario decirle a la de Servicio Social que te metiera a un manicomio por depresión, pero recordé que a mí me llevarían muy lejos de casa, sin ti, yo no soy nada.
Mi hermano estaba hablando más de lo normal, y cosas incoherentes. Imagino que ambos tenemos la costumbre de hablar de una cosa y cambiar de tema sin darnos cuenta. Ya no me siento tan rara.
—Tú solo has lo que te digo, él no es mi amigo. Y deberías ser menos neurótico.
Mira quién lo dice, la voz de la experiencia.
Me fui a mi habitación evitando a Steve que se había detenido y quedado pensando en todo y a la vez nada, me encerré en cuanto llegue, cerré la ventana para que no entrara el aire, podría darme pulmonía, y soy joven para morir.
Luego de que la habitación se calentó un poco, agarre mi cabello con un bolígrafo y tome la libreta de dibujo que tenía a lado mío.
Me quede pensando, no tenía idea de lo que iba a hacer, ¿qué iba a dibujar?
Hasta qué, a mi cabeza llegaron varias imágenes de la mansión de Darren. Dibuje toda la mansión como la recordaba, lo colore y al terminarlo me sentía muy cansada y tenía mucho sueño. Me quite los lentes y los puse en mi mesa de noche junto con la libreta.
Me dormí como un bebé, quién no duerme como un bebé cuando has camino demasiado, el cansancio te hace dormir como un bebé.
—Alisson. Alisson despierta —bostece con mucha flojera, Santos cojines, quién se atreve a despertar a una persona que vive para dormir, pero por el tono de preocupación de mi hermano me desperté.
Abrí los ojos, tome mis lentes al tanteo, aunque Steve parecía muy apurado porque él me los entregó y me los puso con cierta brusquedad al ver mi lentitud. Los acomode y fulmine con la mirada a mi hermano, cuando trate de hablar me di cuenta que tenía mi saliva seca en mi rostro, era asqueroso, talle mis ojos.
—¿Qué? —dije aún adormilada. Santo Niño del Cacahuatito, que valga la pena o lo mato.
—Llamaron de tu escuela, y me dijeron que tengo la oportunidad de ir a ese colegio ¿sabes lo qué significa? —negué con la cabeza, aún no entendía nada, mi cerebro estaba procesando y soy lenta para procesar cuando me acaban de despertar—. Que si voy a tu escuela nos pagaran más.
Era cierto, ¿cómo vivíamos mi hermano y yo? Era simple, en esa escuela al saber mi situación, como soy buena estudiante, no querían dejarme ir, por lo cual ellos pagaban todo, me mantienen, por eso sigo ahí. Es un apoyo, todos los ricos me están pagando la escuela y mi sustento de cada día, que buenos cristianos. Espera, mi hermano iba a entrar. A la escuela del demonio.
—Y ¿quieres? —pregunte con miedo, temía a que Steve quisiera entrar en ese lugar de locos, yo era capaz de salir desapercibida, Steve no.
—¿Estas bromeando? Claro que sí, es una escuela de ricos, ¿qué tal si me caso con una chica rica? —me reí, a pesar de todo mi hermano soñaba alto, aunque solo tenía 15 años, pero mi hermano es increíble.
—Recuerda, no mientas, porque tarde o temprano sabrán la verdad —ese era nuestro lema, no poder mentir porque llegado a un punto el telón de mentiras era retirado.
—Tranquila —susurró emocionado, no podía romperle su ilusión, jamás lo había visto tan feliz luego de la muerte de su madre.
—¿Cuándo inicias? —esperaba que hasta la próxima semana para antes darle unas clases de sobre-vivencia.
—Hoy, trajeron mi uniforme. Y nos están esperando, así que vete a lavar, debes cambiarte rápido, no hay que hacer esperar a la amable persona que ha venido a recogernos.
—Claro —le sonreí con cierto esfuerzo, me ayudaba con lo económico pero esa escuela es para temer.
Salió emocionado. Él siempre quiso entrar, no sentía la necesidad de aplastar sus sueños.
Al terminar de arreglarme, hice el almuerzo lo más rápido posible, porque ahora seríamos dos, Steve si podía comprar a fuera pero yo no, y ahora que los dos entramos no podrá comprar ninguno, le entregue su almuerzo y salimos. Al salir me di cuenta de que nos estaban esperando, una limusina, ¿quién había hecho esto?
—Entren —nos dijo un señor de traje, muy elegante, eso era sospechoso pero Steve no dudo en entrar. Por algo soy más inteligente que mi hermano, aunque con el tiempo entenderá que eso es claramente una trampa.
Mi hermano ya estaba muerto, tenía que salvarlo o morir con él o huir, pero como buena hermana, entre.
Enfrente de nosotros estaba Darren. Carajo. Su sonrisa elegante, mostrando su perfecta dentadura. Me miró con cierto brillo de depredador, yo soy el animal torpe e indefenso que ha terminado en la trampa del cazador.
—¿Quién eres? —preguntó Steve con cierta hostilidad.
Darren parecía aún más encantado con la situación en la que me había puesto junto con el torpe de Steve, golpee a Steve con mi codo, me miró extrañado, me acerque y le susurré el oído lo suficientemente bajo para que Darren no nos escuchará.
—En mi colegio hay leyes, esa clase de leyes que no se pueden romper ante nada ni nadie que no tenga el poder, ¿recuerdas a los monarcas?
—¿Cómo olvidar esa cosa tan horrible? Eran unos hijos de perra —pellizque su pierna y me miró enojado, se estaba desesperando por mi manera tan agresiva de callarlo.
—Así es en mi colegio, escucha, no hables con nadie el día de hoy, en el almuerzo te esperó para explicarte todo —me aleje de mi hermano y vi como asentía con la cabeza confundido, pero no estaba bromeando y él lo sabía o lo presentía—. Gra-Gracias —estúpido tartamudeó.
—Espero y tu hermano sea igual que tú, si no el director se enojara conmigo, le he prometido un chico estudioso y capaz como su hermana mayor, un talento que necesita ser pulido para llegar muy lejos.
—¿Usted tuvo algo que ver con que me aceptaran? —preguntó Steve muy descarado, volví a golpearlo, Darren se río entre dientes y Steve me regresó el golpe pero no tan fuerte como yo lo hice con él, lo iba a volver a golpear pero sería el cuento de nunca acabar.
—Más respeto —dije entre dientes, molesta, no sé por qué, pero lo estaba.
Me quede callada en todo el transcurso, y mi estúpido hermano habló como si nada con Darren y al susodicho no parecía molestarle tener una platica con el tarado de mi hermano, si no supiera quién en verdad es Darren Brown, podría decir que parece una persona normal teniendo una conversación normal, no se veía hostil, ni parecía una amenaza, solo un simple chico. Lastima que sé quién en verdad es.
Llegamos a la escuela y todos nos miraron sorprendidos, al vernos bajar con el fabulo Virrey Darren Brown, empezaron a murmurar pero nadie tuvo la valentía de tomar fotos para hacerme pasar un mal día o semana o mes o año, Darren causaba miedo. Agache mi cabeza, mientras mi hermano se sentía orgulloso por llamar la atención en su primer día. Ojojo no hermano, no, vas muy mal pequeño corderito inocente.
El tiempo parecía avanzar con cierta prisa, las clases fueron devoradas por el enorme reloj que estaba en el centro del instituto y siempre sonaba cada vez que era el momento para cambiar de clase, a la hora del almuerzo, me encontré con Steve en mi lugar no tan secreto.
—¿Por qué te ocultas? —se sentó enfrente de mí, por un momento me sentí como la dueña de la mafia y hasta Steve lo sintió, tenía mis manos cruzadas sobre la mesa y lo miraba con cierta hostilidad -no sé por qué-.
—Porque es mejor que nadie te conozca a que sepan de tu existencia —Steve se sintió incómodo por nuestra extraña situación de mafiosos, trato de relajarse y mejor se sentó a mi lado, apoyó su cabeza en la pared y miramos todo a nuestro alrededor, por el momento estaba tranquilo.
—¿Por qué? —nos miramos de reojo pero por unos segundos, mire enfrente ignorando el suspenso de la atmósfera.
—Supongo que ya escuchaste sobre, Connor Fray, Darren Brown, Ethan Smith y Derek Davis
—Sí, todos hablan de ellos ¿quiénes son? Por un momento creí que eran unos cantantes hasta que una chica me detuvo porque me empujó por accidente. Pero volvamos al punto de esta extraña reunión con mi hermana en una mesa abandonada.
—Son los Reyes del colegio —vi la expresión de Steve y conozco todo sobre él, iba a gritar.
—¿Qué? —lo golpee para que no hiciera más escándalo por suerte nadie lo escuchó, todos estaban escuchando la música que nos proporcionaba la cafetería.
—Ellos cuatro, son los chicos más ricos de todo el colegio, esto es como la Monarquía, Connor Fray es el Rey, todos deben obedecerlo, nadie debe ignorarlo, nadie debe criticarlo, ni contestarle, ni tocarlo, si no te pasará algo muy malo. Darren Brown, es como el Virrey, es el mejor amigo de Connor Fray, las mismas reglas, Derek Davis y Ethan Smith son como los consejeros de ambos, los cuatro son amigos de la infancia, las mismas reglas se aplican para los cuatro. Si no haces lo que te ordenan te pasan cosas malas cómo... —antes de que terminara con mi breve explicación, todos se juntaron, me levante y jale a Steve—. Siempre que ellos lleguen, debes dejar de hacer lo que haces y unirte a la multitud o si no será considerarlo como si los estuvieras ignorando.
—¿Por qué? —le tape la boca y le susurré al oído
—No debes hablar, cuando ellos hablan —lo dije lo más bajo posible, mi hermano parecía asustado por todas las indicaciones que le daba y por todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor.
Y entonces comenzó el show, si a eso llamaban show, ahora ya no era contra uno, ahora eran cuatro chicos que serían humillados y maltratados enfrente de todos, tachándolos como los inadaptados y sin el perdón del Señor.
—Cuando nosotros íbamos en el preescolar, quisimos ser buenas personas y prestamos nuestros juguetes, sin ninguna mala intención se los prestamos a cuatro mocosos, los considerábamos nuestros amigos pero cruelmente, nos traicionaron —inició Connor con su discurso. Darren caminó alrededor el círculo que se les hizo con personas, sus manos en los bolsillos lo hacían ver sexy pero también daba miedo, se detuvo enfrente de uno de los chicos y lo miró de cercas.
—Esos niños rompieron nuestros juguetes más queridos y apreciados, fue doloroso. ¿Sabes cómo se sentiría un niño sin su juguete? Horrible, pero se aprende algo, hay que enseñarle a los niños torpes modales y respeto ante las cosas que se les presta —dijo algo frío, mire la expresión de Steve aún no comprendía nada y lo entendía así estaba yo el primer día (12 años y ya eran unos bastardos).
—Que descaro de ir con nosotros a intentar jugar, lo hicimos, les dimos una oportunidad pero tan descaradamente rompieron el juguete favorito de Darren. Su raqueta no tenía la culpa —la voz de Derek era escalofriante. Por una estúpida raqueta se estaban peleando.
Entonces Darren golpeó a uno de ellos, Connor le dio una patada en el rostro a otro, Derek e Ethan hicieron lo mismo. Sentí náuseas, mi estómago se revolvió, y el día se puso aún peor, las chicas llegaron, dispuestas a jugar conmigo, pero hoy no.
—Por un momento creí que ya habías escapado Alisson, tenía miedo de que te perdieras de la función —el susurró de Alicia era como el de una serpiente. Me di la vuelta dispuesta a ignorarlas, no estaba lista ni era capaz de soportar sus malditos juegos, pero antes de irme me jalaron.
—Por favor, esta mi hermano —las tres miraron a Steve, que contemplaba el show con horror. No sentía miedo, solo coraje, estaba molesta con Amanda y Alicia, sentía mucho coraje pero no era capaz de saber hacía quién sentía todo este repentino odio.
—Solo por esta vez, Alisson —se fueron, el coraje seguía vibrando en todo mi cuerpo.
Abrace a Steve y le tape los oídos con mis audífonos, no quería que siguiera viendo la horrible escena.
—Tranquilo —le murmuré, aunque él no me escuchaba. Acaricie su cabeza tratando de que se relajará, me abrazó con mucha fuerza, se aferró a mí, de esa manera que hacía años no hacía.
Steve estaba sufriendo, mire al frente y encontré a Darren que me miraba fijamente, no podía sostenerle la mirada, estaba lastimando a mi hermano y yo era capaz de todo por él, así que desvíe la mirada. Después de unos minutos se detuvieron.
—Basta —Darren se acercó a Connor, como si se hubiera aburrido de la escena que tenían enfrente, tal vez después de tantos años haciendo lo mismo, existe la posibilidad de que se aburran—. Vámonos ya me aburrí.
—Cierto, estos inútiles son aburridos. Hay zorras incluso más divertidas que estos bastardos —Connor le dio por último un golpe al chico, el golpe que fue suficiente para tirarlo al suelo.
Los cuatro se fueron, dejando a la multitud en silencio, un silencio sepulcral que daba miedo, hasta que todos se empezaron a dispersar. Unos minutos después de estar abrazando a mi hermano y de que los Reyes se hayan ido, me llego un mensaje a mi móvil, lo abrí era un numero desconocido.
Lamento que tu hermano haya visto eso. Lo siento Alisson, pero si no se acostumbra, va a ser peor para él.
Att: Darren
No podía contestarle, lo que hizo fue muy bajo, aunque siempre lo ha hecho, no es su culpa de cierta manera. Mi hermano era nuevo, Steve y yo habíamos sufrido de maltrato, trate de todas las maneras que se alejara de eso y ahora por culpa de un colegio volvemos a lo mismo. Él se había quedado con un trauma, nuestro padre lo golpeaba y nuestra madre me golpeaba. Se alejó de mí y vi que seguía en shock. Sus manos temblaban con cierto descontrol, su frente tenía una fina capa de sudor.
—Lo lamento Steve —murmuré, como si yo fuera la culpable de todo. No lo era, pero vaya que me sentía de esa manera.
—Tranquila, es normal, así son los ricos —se alejó, parecía que ahora estaba procesando los sucesos y se fue, sin siquiera despedirse aunque no lo esperaba.
Malditos idiotas, cabrones, se van a morir, que les den. No quería que mi hermano viera algo como eso, y en teóricamente si fue mi culpa, si yo no hubiera gritado ese día, Darren no estaría detrás de mí, pisando mi cola.
Debería matarlo.
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