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Antonia 

Una de las personas que más alegre había estado conmigo cuando le hice una entrevista fue el señor Walke, porque su imagen se limpio en gran parte, después de eso, el me mando con más gente importante, más y más, hasta el punto que fui ganando más de un mínimo al mes, pero todo ese ahorro se fue al apartamento y comprar lo que necesitaba en un segundo, el dinero no es nada, pero se gana se muy difícil. 

—¿Cuándo se conocieron? —empecé las preguntas a mi primo y su prometida, era mejor distanciarme de ese sentimiento para no cometer más errores. 

—Hace un buen tiempo, fue amor a primera vista, ¿no crees, cariño? —Habla la mujer, era linda... Muy guapa, sexy... Tenía todo, su cabello era castaño pero sus ojos verdes llamaban la atención, más sus pechos que eran grande, al ser bajita se veía que tenía buenos atributos. Siendo alta no llamaba la atención, aunque eso era mejor. 

—¿Cómo decidieron salir? 

—Un papel —Murmura Alex, pero la mujer le da un pequeño golpe que ella piensa que no noto. 

—Te voy hacer sincera, yo fui la que se confeso primero, el me acepto rápidamente, ¿Quién no me aceptaría?, soy rica, sexy, tengo un excelente cuerpo, ¿no crees? —ella muestra una sonrisa, estudié en un lugar lleno de mujeres, había comprendido que cuando una mujer se sentía intimidada por algo, empezaba a utilizar cada atributo para hacer sentir mal a otra, fuera como fuera, llamaban la atención para opacar a las demás. 

—No soy yo la que debe responder eso, es él —respondo con el poco coraje que tengo —¿Cuándo planean casarse? —Una pregunta sutil para terminar más con mi corazón. 

—Creo que en dos o tres meses. 

—¿Quieren tener hijos? —Sigo preguntando aunque sentía que ya no quedaba nada de felicidad dentro de mí. 

—Supongo que sí, quiero tener muchos mini Alex, serían hermosos con un papá como él —Claro que sí... Serán preciosos en todo el sentido de la palabra. 

—¿Están felices por estar juntos? —Esta vez mire a Alex, porque las preguntas siempre las respondió ella, no era él... ¿Podía tener esperanzas?, ¿un poco de fe en este amor imposible? 

—Sí, yo soy muy feliz, al igual que él —interrumpe las miradas que  daba con Alex, asiento para levantarme guardando mi cuaderno de notas. 

—Felicitaciones, haré que todos se enteren de la hermosa pareja que son —le sonrío para salir del lugar y encontrarme con el señor Walke que espero fuera todo el tiempo, ya había tomado la foto de ambos, combinaban muy bien. 

—¿Cómo te fue? —pregunta el papá de ella. 

—Muy bien, son el uno para el otro —digo sin quitar la sonrisa que poseía. 

—Claro que sí, Alex será un gran esposo —Ojalá fuera el mío, ¿no?

—Si señor, ya me retiro. 

Así como fue como termina la peor semana de mi vida, o eso creía. 

¡Carajo!, ¿dos rayitas es estar embarazada?, ¿cierto?

Mire la caja nuevamente para confirmar que lo que estaba pasando no era real, que no estaba embarazada cuando mi carrera estaba a punto de despegar, y mucho menos que el padre de este bebé estaba a punto de casarse siendo un abogado exitoso con su propio bufete, para rematar se casaría con una top en cada sentido de la palabra.   

¿Por qué?, ¿por qué pasó esto?, la primera vez que guarde tanto para él... Termino siendo de él, con algo abordo. Claro que recuerdo como sucedió, claro que recuerdo ese placer con un poco de dolor cuando entró en mí, ¿Cómo no recordar esa voz ronca murmurando un montón de incoherencias?, ¿o el entrando y saliendo una y otra vez de mí?, creo que hasta un punto murmuraba mi nombre una y otra vez.

No tenía respuesta para esta maldita desgracia, ¿tal vez mi padre tenía razón en todo esto?, ¿yo era la culpable de seducir a pesar de no tener experiencia?

Había comprado un celular no último modelo, pero lo suficiente para poder hablar con alguien, había invertido más en mi laptod que en mi celular, para poder organizar cada trabajo que iba a empezar, ya había hablado con Makavia, era mi prima y prácticamente mi mejor amiga; cuando me sacaron de un instituto normal para meterme a uno de monjas y solo de mujeres, ella me siguió para poder estar conmigo, aunque me llevaba tres años, era su "Pequeña", me abrazaba cada vez que podía, y cuando quería algo, llegaba a mi casa y me daba un montón de dulces a escondidas, ella solo creía que su tío era alguien exigente en cuanto a los estudios, no sabía todo detrás de esto. 

—Entonces, ¿vamos a esa cafetería que tanto te gusta? —me habló por la llamada.

—Mejor otra, un poco más barata.

—¿Barata?, pero.. —ella no siguió, se quedo unos segundos en silencio —Yo invitó, papá me ayuda con algo, y Leo me debe dinero —Leo era el gemelo de Mack, aunque... lo único diferente de ellos dos, era su cabello, tenía una personalidad parecida, si a Leo se le ponía peluca de mujer, sería totalmente Makavia; su carácter fuerte y autoritario que me recordaba totalmente a mis tíos, Mack que viendo una injusticia era capaz de meterse con Leo; sin embargo, no hablaba con él, creo que le robe a la hermana. 

—Supongo... —Si le decía que no, iba a discutir conmigo hasta que le hiciera caso, y necesitaba hacer otro trabajo para poder confirmar el embarazo, había ahorrado para otras, no tengo tiempo para perder dinero. 

—¿Me dirás tu oscuro secreto? —murmura Mack mientras toma de su malteada, me sobresalto un poco pensando que sabía ya todo, sin embargo, eso no tendría sentido.

—No tengo nada.

—Llevó más tiempo viviendo que tú, te conozco más, ¿vas a ladrar todo o me haré de ideas mientras le cuento a mi madre? —abro mis ojos sorprendida, si mi tía se entera será un descontrol total. 

—Ah... Pero, no le digas a mi tía... ¿vale? —suspiro mientras tomó de la malteada que Mack me dio, iba a tomar agua, pero la mirada de ella me hizo pedir lo que en verdad quería. 

—Ajá, todo queda dentro de mi cerebro —Mack estaba estudiando para ser psicóloga, miento si digo que no sería alguien muy loca que le diría las cosas de frente a uno, pero era lo más genial del mundo, porque de esa forma de verdad ibas a descubrir tus errores. 

—Estoy embarazada —suelto, Mack suelta lo que tiene en su boca a una persona que estaba a su lado, un rubio con ojos negros con traje.

—¡Maldita sea! —murmura ella mientras me mira y luego mira al hombre, saca unos billetes y se los da —No me puede dedicar a ti en este momento, esta es mi número, si cuesta más la lavada de eso —dice ella de forma casual mientras le entrega al hombre que la mira con cara de matarla. 

—Maldita niña. 

—A su servicio —ella le da una sonrisa matadora que cualquier podría caer, sin embargo, el se la devuelve... Siento que estaba en medio de un león y un tigre, pero el león se acerca a ella. 

—No estás mal, podrías pagarme de otra forma. 

—No soy puta, sorry not sorry —ella pone su mano en medio de ellos dos —Vejestorio, necesito hablar con ella, ¿te vas a ir?, ya te dije que si cuesta más me avisas —ella hace una mueca. 

—Tu amiga esta embarazada, ya lo sabemos, ¿Qué más podrías hacer?

—Que tengas traumas con mujeres en tu vida, no quiere decir que todas tengamos traumas con hombres, entonces, ¿vas a seguir jodiendo? —Mack se levanta para hablar con el hombre, el cual suspira y se acomoda su cabello hacia atrás. 

—Soy abogado, ¿quieres que haga demanda por todo lo que has dicho?

—Ajá, quiero ver si ganas —¿Esto es lo que se llama tensión sexual?, no estaba segura si Mack sabía, no creo que se haya acostado con alguien en toda su vida, siempre era estudio, familia, yo, estudio, familia, yo... Era un círculo vicioso. 

—¡Tiempo!, esa pelea de amantes para luego, la necesita a ella —hago puchero.

—Ustedes siento que las conozco, pero... —Un celular empieza a sonar como loco, el saca el de él, y así fue como nos dejó rápidamente 

—¿por qué discutías con él? —La gente nos miraba un poco, pero no decían más, después de todo no pasó a mayores. 

—No sé, algo me dijo que no me quedará callada —Habla Mack, ella era la única mujer de parte de mi tía, todos eran hombres, mayores y menores, por esa razón siempre sabía como discutir con un hombre, y sabía pelear lo suficiente para no dejarse de nadie. 

—De acuerdo... 

—Estas embarazada, ¿De quién es el bebé?... Recuerdo que te acostaste con alguien en el cumpleaños de mi hermano, aunque... No me has dicho su nombre, y no lo dirías a menos que fuera... —Había heredado la inteligencia de sus padres, y podía confirmarlo en todo —¡Oh Fucking Shit!, ¡Es Alex!

—¿Qué yo qué? —Viví una excelente vida. 

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