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Alex

Luego de esa noche, decidí dedicarme a mi trabajo por completo, no importaba con quien me había acostado, después de todo solo había sido una noche, no es como si fuera la primera vez que sucedía.

Sí, había sido criado cuando estaba en mis facultades por una familia amorosa, que siempre trataba de comprender lo que sentía, ayudándome y amándome. Sin embargo, había comprendido que había muchos vacíos que yo no conocía, que llenaba de una forma poco moderada. Había sido un descontrol desde que volví, me gustaba el sexo, claro que sí, ¿a quien no le gustaba?, algo que era tan pleno, tan lleno de vida llegar al punto de olvidar hasta tu nombre solo por eso.

Pero, también comprendí que las mujeres solo me habían querido por la influencia que estaba teniendo al subir de puesto, al hacer mi bufete muchas mujeres querían estar conmigo, ¿estaba mal meterme con varias al mismo tiempo?, tal vez, creo que mi madre me mataría si se enterara del descontrol que tengo en cuanto a mi amigo de abajo, aunque al mismo tiempo trataría de comprender el por que de mi comportamiento. Estaba cansado de ser comprendido, quería poder llegar a una parte y dedicarme a una persona que me diera todo lo que yo quisiera, quería alguien libre, pero dependiente.

—¿Estas bien? —Habló Jared mientras miraba todo ese montón de papeles que yo tenía que leer pero no me concentraba. Este hombre se conoció conmigo en mi servicio militar, donde teníamos intereses parecidos, llegando a estudiar lo mismo en la universidad, siendo como hermanos, por fin conocía a alguien un año mayor que yo, siempre fui el mayor de toda mi familia, y poder conversar algo diferente fue lo que me hizo acercar a él.

—No estoy seguro.

—¿Con quién te acostaste esta vez? —preguntó divertido él mientras se sentaba en el sofá de mi oficina.

—Uhm... No me acuerdo.

—¿Eso es algo malo?

—¿No? —el enarco una ceja —¡No tengo ni la más remota idea!, me acosté con alguien creyendo que era mi adorable prima.

—Tienes varios errores en esa frase, primero que todo... Ella no es tu prima de sangre, ¿lo recuerdas?, tal vez de apellido, pero no llevas su sangre, ni por el demonio —el se inclina un poco en su asiento —¿Es la misma con ese vestido corto que resaltaba todo su cuerpo? —asentí enarcando una ceja ante lo que decía —No creo que tenga algo de adorable, estaba jodidamente sexy, si te acostaste con ella, eres el favorito de Dios —suspiro al escucharlo.

—Eres peor que yo, ¿para que me esfuerzo? —Cubrí mi rostro con mis manos, Jared era mi mejor amigo, se había vuelto eso cuando pasábamos por todo, cuando me ayudo abrir mi propio bufete y empezó a trabajar en este, pero este hombre pensaba casi siempre con su miembro, cada mujer que se iba a divorciar de su marido llegaba para estar con él... Entre sus piernas, siempre pasaba, tenía un montón de quejas de él —Hablando de eso, tengo una viuda rencorosa contigo, quiere que te despida.

—¿Cuál de todas? —le mostré la carpeta, el se levantó para ver la foto, lo observe pensar un poco para hablar —Oh, es culpa de ella, ¿Quién la manda hacer tan codiciosa?

—Espero me este hablando del caso de ella —el me muestra una sonrisa llena de burla.

—Maldita sea, arregla este desastre —le apunto con mi dedo, el e encoge de hombros.

—Claro que sí, por esa razón soy el perro del jefe —alza la pata como un canino —¡Woof! —Sale de mi oficina mientras yo vuelvo a suspirar por esta situación.

Tenía que decidir como dar el siguiente paso para expandir más el bufete, hace dos estaba abierto y había dado mucha luz verde a todo el mundo, no solo en penal igualmente en civil que son unas de las ramas más importantes, tenía que estar preparado para cualquier inconveniente, como el de ahora.

—¡Señorita!, no puede pasar —escuchaba la voz de mi secretaria —La tengo que anunciar.

—Yo soy su novia, puedo pasar cuando desee —escuché la voz de Caroline, cuando entro de forma bruta a mi lugar de trabajo, me sorprendería si fuera la primera vez, pero no lo era.

—Déjala, señora Navis —Hice un ademan para que se retire, ella asiente y cierra la puerta tras de ella.

—Deberías tener cuidado con tanta confianza —me habla Caroline que se sienta sobre el sofá, estaba con un vestido corto, tacones lo bastante altos para pasar desapercibida su pequeña estatura, Anny era mucho más alta que ella.

—¿Qué quieres?

—No deberías hablarle así a tu amada prometida, cariño —ella se inclina un poco mientras sonreí.

—¿Prometida? —trato de no mostrar el asombro, había aprendido con esta mujer que era mejor guardarse las emociones, porque si descubría que algo me importaba, que era especial además del trabajo me haría sufrir en cada sentido de la palabra.

—Claro, le pedí ese favor a mi amado padre —se acomodo sobre el sofá mirando con mucho orgullo.

—¿Debería aceptarlo? —me levantó de mi silla mientras camino de forma lenta hacia ella.

—No es debes, tienes —se respuesta es automática, sonrió de lado.

—Tal vez —suspiro mientras llevo mi cabeza hacia atrás poniendo mi mano derecha al bolsillo de mi pantalón.

—¿Te he dicho que te ves jodidamente sexy con traje?

—¿Te he dicho que me importa? —ella se muerde el labio mirándome, no me causaba gran cosa. Caroline era alguien astuta, que siempre ha sido la niña de papi, ella solo era señalar y su padre se lo daba, con esto en mente... Ella me señalo cuando estaba en la junta de inversionistas, aquí estoy.

—Deberías ser un prometido bueno, ¿no? —ella se levanta mientras se acerca hasta llegar a mí, daba a mi pecho, me jalo de la corbata para quedar a centímetros de mi rostro —Eres mío, nadie te puede quitar de mis brazos, y si lo intentan ya sabes que sucede —ella se aleja mientras no deja esa maldita sonrisa. Quito su mano de mi corbata con un poco de fuerza, y evado para llegar a la puerta y abrirla.

—Creo que es tiempo de que te vayas —señalo la puerta.

—Joder, me encanta cuando te enojas —ella se acerca para volver llegar a mi, agarrando mi rostro con sus manos con fuerza —Eres tan tierno —me da un leve beso en los labios para luego irse —Mi padre se va a contactar contigo.

Sí, había hecho todo esto porque sospechaba que había acostado con alguien en mi fiesta de cumpleaños, y cosa que ella le aterraba era que hiciera algo sin que se diera cuenta, odiaba no tenerme bajo control, por esa razón seguía tan obsesionada conmigo, había hecho lo necesario para llevarme a la cama con ella, me negué tantas veces que le hacia un berrinche a su papá, y ahora tenía corto de presupuesto en todos los planes que tenía.

Podía pedir ayuda a mis padres, pero podía hacer un escandolo demasiado grande y me negaba a que esto sucediera.

—Señor Jakov, el inversionista principal esta en la línea.

—Comunícalo —Me volví a sentar en el escritorio para recibir la llamada.

—Querido —escuchó al otro lado del teléfono.

—Señor.

—Oh, por favor —escuchó una risa casual —No me llames así, pronto seremos familia —No tienes que ser tan cordial conmigo.

—Eres mi inversionista principal, debo ser respetouso.

—Pero, eres mi yerno—veo como toma aire —Ahora debes contarme que planes tienes para hacer feliz a mi hija, es mi princesa después de todo, tienes que cuidarla en todo caso, ¿lo sabes?

—Si señor —Claro, si conociera como es su hija de víbora no diría lo mismo.

—Haré que alguien te entreviste, porque tu un gran abogado, con padres conocidos, se casará con mi niña, debo hacer que todos los medios te conozcan —quería colgar y mandar todo a la mierda, pero creo que mi ambición estaba en el medio para poder conseguir lo que quería, no podía hacer esta estupidez.

—De acuerdo, señor —Podía afirmar algo nuevamente para que nos divorciáramos, no es como si creyera demasiado en un matrimonio, tal vez mi familia tuvo suerte, pero había visto demasiado los casos de Jared y los míos con asesinato para comprender que no todo es de color de rosa.

Así fue como pasó dos semanas, con la entrevista para que alguien informará a los medios, la sorpresa que me llevó al ver esa cara tan conocida, no tenía maquillaje, no tenía un vestido corto que sobre salía todos sus atributos, tenía unos tenis cualquiera, pantalón y camisa grande y rematando con un suéter aún más grande que ella misma... Recordaba como en su infancia odiaba los pantalones, siempre utilizaba vestidos y faldas, porque quería ser femenina, sentí un leve dolor en el pecho al recordar todo lo que cambio con ella en estos último año.

El padre de Caroline la saludo con apretón de manos, y ella sonreía, creo que no reconocía aún, ellos empezaron hablar un poco, y la fue llevando hasta donde estábamos.

—El Alexander Jakov, el prometido de mi amada hija Caroline Walke —Los ojos de ella se abren con sorpresa, para luego bajar la cabeza.

—Ah sí, es el hijo de mis tíos —El señor Walke se sorprende, sin embargo, ríe suavemente.

—Oh, el mundo es muy pequeño, ¿no sabías que tu prima es una periodista excelente?, no es alguien que difunda rumores, es totalmente sincera, muchas empresas la quieren contratar a pesar de que no estudio sobre ese tema, pero es buena desarrollándose en este mundo.

—¿Si? —Pregunte, no sabía como demostrar lo que sentía en este momento, recordé lo de esa noche, sin comprender del todo si había sido un sueño, si era ella, o el licor se había subido tanto que la imagine a ella —Yo soy adoptado, entonces no es totalmente mi prima.

—Muchas gracias, señor —ella le sonrió un poco, e ignoró lo otro que dije. Caroline no se separó de mi en ningún momento, estaba siempre pegada a mi brazo. 

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