En una noche fría, donde hasta los susurró se podían escuchar.
Un niño envuelto en mantas viejas protegiéndose del frío, en medio de la calle.
—Hoy no conseguí mucho…
El niño miró alrededor donde vio algo misterioso.
—Esto es…
En las manos del niño se veía un gran pollo, jugoso, el cual comió sin dudar.
—Esto es muy rico.
El niño se lo acabo en un parpadeo, pero al instante vio a la calle y se percato que había gente rara, parecian monstruos horribles.
—¿Qué es eso?
Los monstruos lo miraron, una mirada fija.
No hablaban.
No se movían.
Solo observaban al niño, como si miraran a un animal de circo.
—¿Qué… qué hacen?
Pero entonces un monstruo se acercó, este tenía ojos vacíos.
—No te acerques.
Entonces el monstruo sonrió, su boca cubría todo su cuerpo mientras lo abría lentamente.
Más y más.
mientras que se acercaba al niño.
—¡Nooo, Aléjate!
El monstruo se frenó ante él, su boca ahora era más grande que el niño.
El monstruo lo agarro y se lo devoró, en un parpadeo, como el pollo qué el antes había comido.
[‐‐‐]
Se escucharon sirenas de policía en la misma calle.
El cuerpo del niño ya hacía en el piso, estaba con espasmos y con hongos a su lado.
Todos los presentes observaban, como los monstruos que miraron al niño.
Hasta que se acercó un policía…
Con una gran sonrisa…