Noah tenía una forma de ver el mundo que me fascinaba.
Le gustaba caminar bajo la nieve sin paraguas, decía que la lluvia helada lo hacía sentir vivo. Dibujaba en los vidrios empañados de los cafés y dejaba mensajes en servilletas. Hablaba sobre sueños imposibles como si fueran realidades alcanzables.
Me enseñó a ver la belleza en lo cotidiano, a mirar la arquitectura no solo como estructuras, sino como historias congeladas en el tiempo.
Me gustaba estar con él.
Mucho más de lo que quería admitir.
(Historias extraídas de mi novela "Historias Cortas De Romance BL" contiene más Historias como está, tanto las publicadas aquí como nuevas).