La carta falsa, la que se escribió para romper corazones, la que desgarró cada fibra y nervio de tu ser… ¿Crees que es real? Mis presentimientos no me engañan, mi intuición no falla, y por eso siento un odio que crece con cada día que pasa.
¿Acaso estoy equivocado? ¿No ves la maldad que inunda el mundo? ¿No puedes percibir la cantidad de demonios que caminan entre nosotros? Yo sí los veo, porque soy uno de ellos, el más oscuro de todos. Pero algo ocurrió, en algún momento perdí mis alas, y ahora soy un demonio incompleto, incapaz de volar. Los perros, que se alimentan de la desesperación y el sufrimiento, me atacan sin piedad, mordiendo mi cuerpo abatido y usándolo como trampolín para elevarse hacia el cielo, mientras yo permanezco en el suelo, humillado y desgarrado.
¡Malditos sean! Que sus planes se hundan en el mismo fango de la traición que me ha atrapado. No seré el demonio que estaba destinado a ser. Purificaré mi esencia y me transformaré en el ángel caído que se encargará de impartir la justicia que tanto merecen. No permitiré que sigas robando ni matando, ni que tus mentiras sigan destruyendo vidas. ¡Malditos! ¡Malditos todos ustedes!
Cada lágrima que han derramado por ti, cada herida que llevan, alimentarán mi sed de venganza. Me levantaré de entre las cenizas de mi antigua naturaleza para convertir el dolor de otros en poder. Entre los esfuerzos por recuperar mis alas, no volveré a la oscuridad que conocía, sino que crearé una nueva existencia. No seré el demonio que una vez fui, pero seré el verdugo que hará justicia. Arruinaré su mundo, desmoronaré sus ilusiones, y veré cómo se desploman desde la cima de sus engaños.
¡Malditos! ¡Malditos todos! La tormenta de mi venganza arrasará con todo lo que han construido sobre la mentira. No descansaré hasta que cada uno de ustedes pague por el dolor que han causado. ¡Que sus noches sean largas y llenas de terror, porque mi venganza será implacable! ¡Malditos sean hasta el final de sus días!
