Recuerdo que siempre pasaba vacaciones donde un tio que vivia en otra ciudad y estas fueron de las mejores vacaciones que tuve.
Recuerdo que mi tío no podía pasar a recogerme y le pidió el favor a una vecina quien tenía a su hermana de visita y casualmente era de mi edad.
Cuando llegaron a recogerme lo primero que hice fue mirar su lindo rostro, tenía unas pequitas hermosas y una sonrisa divina.
Ella me saludo muy atenta y sonriente, fue así como nos fuimos charlando hasta la casa de mi tío.
Todos los días buscaba la manera de poder verla, me asomaba a la puerta al escucha un ruido, me asomaba por la ventana e incluso golpeaba en su puerta con cualquier excusa tonta.
Aquella chica me tenia enamorado y la verdad no sabia como decirlo, siempre fui malo en esas cosas.
Llegó el día de marcharme y aún no le decía nada, fue la despedida que más recuerdo en mi vida; nos abrazamos como por dos minutos, no quería soltarla y ella tampoco.
Tome un suspiro, la mire al rostro y estuve a punto de besarle pero el llamado de mi mamá interrumpió la magia del momento y fue así como solo di la espalda y me subí al taxi que nos esperaba sin volver a verle nunca más.