No era mi mejor momento, me sentía triste y vacío, cada trago retumbaba en mi cabeza y solo podía pensar en todas las cosas que me salían mal.
Mis relaciones nunca prosperaron y siempre terminaba suspendido en un punto inflexible, como ido, sentía que no pertenecía allí y que no tenía la fuerza suficiente para alejarme.
Con cada relación que fracasada siempre terminaba solo y con un gran vacío, era como una regla de oro que no podía romper.
Pero ese día empezaría una nueva historia, no sabia como terminaría pero solo con verla allí sentada en aquella mesa con sus amigos creí que valía la pena correr el riesgo.
Desde que la vi mis ojos no podían parar de contemplar su rostro, y poco a poco se fueron cruzando las miradas hasta que no pude contener mis ganas de saber mas de ella.
La verdad me avergonzaba ir hasta su mesa y hablarle, así que me pareció buena idea pedir al mesero que me ayudara a conseguir su numero de teléfono y ella no dudo en escribirlo en un papel.
Fue hasta el otro día que por fin tomé fuerzas para llamarla, por primera vez escuchaba su hermosa voz, tan suave y sensual.
Hablamos por horas hasta que por fin pactamos una cita, la que sería nuestra primera cita.
Tenía muchos nervios, la mujer que había visto en ese bar y que me había hipnotizado con su mirada estaría en frente mío en una cita, era realmente increíble.
Esa noche todo fue tan perfecto, teníamos mucho en común y nos reímos demasiado, giramos tanto en nuestra burbuja que terminamos en lo inevitable, en nuestro primer beso.
Ella era una mujer decidida y mucho más madura que yo, tenía las cosas claras y sabía lo que quería, quien iba a imaginar que una mujer tan perfecta fuera infeliz con la pareja que tenía, quien la destruye psicológicamente hasta el punto de pensar que si ella lo dejaba no encontraría otro hombre que la amara como lo merecía.
Ella tenía su propio calvario y cuando me conoció vio en mí lo que ya no veía en él, pudo ser ella misma y pudo ver la forma en que yo la veía y eso fue suficiente para que empezara nuestra historia.
Mientras yo estaba decidido a estar con ella, a incluirla en cada plan que se me ocurría, ella estaba viviendo dos vidas, por un lado era feliz conmigo y nuestras locuras y por otro lado se desmoronaba de a poco con su pareja.
Juro que Intente de todo para que me escogiera solo a mi y que fuéramos felices juntos, pero ella no podía dejar algo que llevaba construyéndose años por alguien que apenas conocía
Lo entendi, entendi que era imposible que ella me escogiera, que a pesar de que el la dañaba por dentro ella guardaba cosas en su corazón por él y eso yo no podía cambiarlo.
No tuve más remedio que aceptar su decisión de estar con él y yo volver a donde siempre terminaba, volver al principio de esta historia.