Hay amores que deben ser guardados para quedarse solo en el plano de lo imaginario.
Nos conocimos hace 20 años, por ese tiempo yo tenía 16 y el 20 o 21, fue de esas atracciones que surgen como el fuego… rápido, repentino, abrazador pero así como puede surgir también puede extinguirse.
Así pasó, por aquel tiempo yo salía con alguien; y él estaba en un servicio comunitario por lo que era un imposible, pero cada vez que nuestras miradas se encontraban no hacían falta palabras, la chispa estaba ahí. Tiempo después él se fue y yo me quedé, pero nunca nos olvidamos realmente.
Cada quien hizo su vida …
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PENSAMIENTOS DE AMOR
20 años después un juego en las redes sociales me llevó a encontrarme con alguien con quien me sentí identificada desde un principio, a veces solo esperaba la hora para poder platicar, mensajear y contarnos intimidades.
Así que poco a poco empezó así que poco a poco empezamos a aumentar el nivel de confianza; el desconocido sabía mis más oscuros secretos y fantasías y yo conocía las suyas, sus problemas de pareja y sus infidelidades.
Poco a poco el nivel de confianza aumentó y empezamos a intercambiar fotos, siempre cuidando de no revelar nuestra verdadera identidad, tapamos nuestras caras.
Un día en casa mi esposo se dio cuenta de lo que pasaba y vaya problemón que se me armó, no sé quién es!! argumentaba yo y realmente no lo sabía, no conocía en persona a aquel misterioso hombre.
Corte comunicación , mantuve mi distancia, pero al comenzar el aislamiento por la pandemia el empezó a buscarme en mi perfil real de la red social.
Deja de molestarme decía yo, y él decía simplemente quiero saber que estás bien. Yo realmente extrañaba las platicas, el jugar y fantasear con cómo sería estar juntos así que caí y nuevamente empecé a hablar con este desconocido.
Un día él me envió una foto familiar, realmente al verla yo me sentía feliz por él, había desarrollado esta capacidad de ser feliz por el ser amado aunque él esté con alguien más.
Mantuvimos esto por año y medio aproximadamente, pero un día él y yo platicamos, se sentía diferente, agobiado, confundido. Me pregunto si quería que nos encontraramos, que le gustaría llevarme a cenar, luego ir a una habitación con flores y después hacer el amor.
Yo estaba de acuerdo aunque le dije que no quería romanticismo, porque sabía que eso no era para nosotros, yo quería solo la aventura; la pasión y no la cena ni las flores.
Él preguntaba insistentemente – te gusta así o no – y yo decía ya te respondí.
Dos días después mandó un mensaje diciendo que debía irse, que todo lo que había pasado en esa red social era pasado y se quedaba ahí.
Un mes después de esto pienso en que fue lo que realmente pasó, no se me permitió despedir, el dejó demasiadas explicaciones al aire, yo me quede con tantas dudas sobre la mesa.
Hoy aún se que yo podría haber estado en esa red social y hablando con él por años. Porque más que todo yo le quería pero sabía que no podíamos estar juntos.
Esta es de esas situaciones en las que el tiempo y el destino nos jugaron una mala broma.
Soy feliz por él, por sus logros, la vida que ha construido pero se que no es para mi ni yo soy para él. Pero si me hubiera gustado poder despedirme, o al menos que me explicara qué pasó.
Todos tenemos una cita, una plática pendiente que sabemos que nunca se va a dar. Duele aceptarlo pero esa es la verdad.