Ella era esa chica de la escuela con la que todos querían algo, era muy linda y muy coqueta.
Janin no era una estudiante destacada, se escapaba de algunas clases para verse con su novio de turno; no llevaba los trabajos e incluso coqueteaba con los profesores para tener alguna preferencia.
Realmente nunca supe si sus coqueteos funcionaron en algo con los profesores. Ella era una chica rebelde.
Yo estaba loco por ella, pero sentía que era inalcanzable para mi, ella era popular y yo solo el chico invisible del salón.
Conforme pasaba el tiempo me fui acercando a ella al punto de que pasamos de compañeros a amigos.
Adoraba su sonrisa y su manera tierna y pícara de hacer y decir las cosas, adoraba cuando tomaba mis cuadernos y escribía mensajes bonitos.
Cuando hacíamos trabajos en su casa era divertido y de mis cosas favoritas, Janin tenía una letra hermosa y siempre se encargaba de escribir las carteleras.
Llegó al punto que no aguantaba más, sentía la necesidad de compartir más con ella, sentía la necesidad de estar en sus brazos y sentir sus besos.
Un día llegué a clases, mi puesto estaba delante del de ella, así que me senté y volteé a verla, tomé aire y le dije que estaba enamorado de ella y quería la oportunidad de ser su novio.
Janin me miró y sonrió, preguntó si era en serio o estaba bromeando. Le confirmé que no era broma, cambió su rostro haciendo gestos como de pesar.
Dijo que me quería como amigo y que si fuéramos novios, sería un desastre. Decía que ella no sería buena novia y que tampoco quería que por eso perdiéramos la amistad.
No me di por bien servido con la respuesta, así que insistí, le suplique una oportunidad y al sentirse acorralada acepto.
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Era increíble que la chica popular fuera mi novia, estaba extasiado por lo acontecido y no quería pensar en la realidad, en el trasfondo.
Inmediatamente sonó el timbre para el descanso ella salió disparada del salón, de igual manera salí con una sonrisa enorme y directo a contarle a mis amigos.
Mis amigos no creían que fuera verdad y me molestaban. En ese momento llegó una amiga de Janin quien me sorprendió por la espalda, pregonando que Janin había envíado un mensaje para mi, ella decía que la perdonara pero que no podía ser mi novia.
En medio de la burla de mis amigos solo podía sentir como esa ilusión se iba de mis manos en tan solo unas horas, sin siquiera haber recibido un beso de sus labios.
Aunque me dolía el alma, demostraba que no me importaba en absoluto, que me daba igual.
Luego de todo esto me distancié un poco de ella, la saludaba normal, pero ya no compartimos tanto tiempo como antes.
Al final del año, estaban planeando una reunión de despedida entre los compañeros de salón, iba a ser en la casa de Janin, a lo que no me animaba a ir.
Un día antes de clase ella esperaba que yo saliera del salón y me llamó, me dijo que ella sabía que yo había cambiado con ella y que lo sentía mucho pero que por favor fuera a la despedida. Me insistió al punto que acepte.
En la despedida sucedió algo que no esperaba, Janin me pidió bailar una canción con ella y así lo hicimos.
Mientras bailábamos me quedé en silencio y ella se recostaba en mi hombro y sentí un fuerte abrazo… luego se quedó mirándome fijamente y sin esperarlo me beso intensamente.
Dijo que quería que de todo lo vivido entre los dos, recordará este beso para siempre.
Al terminar el colegio me fuí a vivir a otra ciudad, pero regresé años después y un día inesperado nos encontramos frente a frente.
Ya adultos, yo con esposa y una hija y ella con una hija y con un tiempo de separada.
Nos alegramos por encontrarnos después de tantos años, nos sentamos a tomar un café y a recordar nuestro pasado.
Reímos toda la noche hasta que hubo un intenso silencio entre los dos, luego me miró y dijo que había sido una tonta por haberme dejado ir, por no haberlo intentado conmigo y que siempre deseó que nos volviéramos a encontrar, pero era claro que teníamos nuestras vidas y que este reencuentro había llegado tarde.
Finalmente nos despedimos con un fuerte abrazo y con la nostalgia de ese amor que no pudo ser.