¿Has visto alguna vez dragones en un estanque? ¿¡No!? ¡Pues te has perdido mucho! Verás, existe un estanque al final del mundo que alberga todo tipo de dragones. Son muy divertidos y los hay de muchas formas, tamaños y colores.
Existen los dragones con piel suave como el terciopelo, y otros con caparazones tan duros como una piedra, que se parecen a las tortugas y son lentos y no suelen volar mucho.
Pero también hay dragones que pueden volar más rápido que un avión, aunque son muy difíciles de ver. Estos son tímidos y se esconden detrás de las nubes y, si se encariñan contigo, juegan al escondite con muchas ganas.
Durante las noches, en el estanque que hay al final del mundo, tiene lugar un gran espectáculo donde todos los dragones se dirigen al estanque a descansar, todos excepto una raza en particular que tienen alas brillantes y prefiere bailar junto a las estrellas (en realidad es difícil distinguirlos, pues se ven como puntos brillantes en el cielo).
A estos dragones les gusta ser el centro de atención, y los que son ya mayores disfrutan viendo a los más jóvenes con sus bailes armoniosos. Los dragones más pequeños, por su parte, se dedican a ir detrás de los jóvenes y tratan de empujarles para que les alcen en vuelo y puedan tocar las estrellas con sus propias garras.
Debes saber que los dragones nacen por huevos que ponen las dragonas mamás, y empiezan siendo del tamaño de un perro grande, hasta que toman un tamaño mayor. Pero hay una especie de dragón, del que todavía no hemos hablado, que es tan pequeño como un gato, y otro del que tampoco hemos dicho nada, que es tan grande como una montaña. A pesar de esto no hay que tenerles miedo, amiguitos, porque son tan amigables como tú lo seas con ellos.
Un día un grupo de exploradores fue a investigar cómo era la vida de los dragones en el estanque del fin del mundo, y vieron que todos se llevaban bien los unos con los otros. Entonces, algo asombrados, estos humanos pararon a descansar y bebieron un poco del agua que bebían los dragones en el estanque, y no les gustó nada aunque les calmó la sed. Según decían…, ¡sabía a piña con cebolla y pescado! Aunque los dragones encontraban el agua absolutamente deliciosa, y es que sobre gustos no hay nada escrito. ¿Te atreverías a probarla?
También hay dragones que prefieren estar escondidos en cuevas, aunque suelen ser dragones viejos que están vivos desde que nuestros tatarabuelos aun llevaban pañales. A estos dragones viejos les gusta descansar todo el día, y los dragones más jóvenes les llevan pescados para que coman sin tener que hacer mucho esfuerzo.
Pero los dragones más graciosos son los llamados “Dragones Danzarines”, que son unos dragones medianos a los que les gusta andar a dos patas. Son del tamaño de un automóvil y bailan como si fuesen un perro gigante, saltando, sacando la lengua y moviendo la cola.
Y aunque llegamos al final del estanque mágico del fin del mundo, no podemos dejar de hablar del dragón más grande conocido, que era del tamaño de un río. Era un dragón muy largo, como una serpiente, y si le acariciabas la barriga sentía cosquillas hasta el día siguiente.
El estanque de los dragones es un lugar maravilloso, lleno también de plantas y flores fantásticas. Los dragones son criaturas muy extrañas, pero allí los humanos son los verdaderamente raros. Si alguna vez tienes la suerte de ir a visitar este estanque mágico, no dudes en saludar a todos y en bailar bajo las estrellas o refrescarte con el agua de piña y cebolla…porque todo el mundo es bienvenido allí, aunque sea completamente diferente.