Una fuerte tensión se desprendía en aquella habitación, dos rivales que compartían una misma meta, "matar a su adversario". De un lado el famoso demonio "Muzan Kibotsuji" y del otro, postrado en una cama, el líder de los cazadores de demonios "Kagaya Ubuyashiki".
Muzan le dedicaba una mirada de asco y repudio a Kagaya, ya que el estado de este último iba de mal a peor, por otro lado Kagaya al carecer de visión no podía distinguir la apariencia de su adversario, pero podía percibir sus emociones, y de alguna manera mostraba una tranquilidad inquebrantable.
— Así que al fin llegas, Kibotsuji Muzan — habla finalmente el líder de la unidad rompiendo el silencio helante de aquella habitación.
— Así que tu eres el líder de esta molesta organización, Ubuyashiki Kagaya. — habla el demonio dando un par de pasos acercándose al pelinegro, mirando fijamente a su contrario.
— Sabía que vendrías. Sabes el doctor hace unos 6 meses me dijo que no viviría mucho tiempo y me dió un par de días, pues mírame aún sigo respirando. — Comenta con algo de dificultad el líder de la organización.
— No es algo que te haya preguntado, Igualmente tu mísera vida terminara está noche. — dice Muzan, al mismo tiempo que Kagaya se inca quedando sentado sobre el futon dónde anteriormente estaba acostado, elevando la cabeza en dirección a Muzan, aún sin ser capaz de mirarlo, ya que carecía de vista y estaba envuelto en vendas, ya que su cuerpo estaba prácticamente cubierto por las marcas de la maldición.
— El punto es que yo sabía que no moriría por la maldición, sabía que tu me matarías — dice tranquilamente dibujando una sonrisa amable en su rostro. Muzan al verlo así no entendía bien lo que quería decir, pero no le importaba mucho tampoco, finalmente tenía al líder de esa molesta organización que estorbaba su camino y terminaría con la vida de la cabeza de todo. Pero había algo que lo estaba inquietando, impidiendo que acabara con todo eso de una vez.
[(¿que es esto? ¿que es esta nauseabunda sensación de relajación? ¿es veneno? no...es...es él. ¿Cómo es posible que su voz me tranquilice de tal manera?)] pensaba Muzan sintiendo su cuerpo ligero, y un cosquilleo en sus oídos cada que su oponente hablaba.
[(No había sentido esto nunca, es extraño...siento calidez...paz...?)] pensaba el demonio quien nunca experimento tales emociones, siempre estuvo sumergido en oscuridad, desde el vientre. Y ahora este hombre con solo algunas palabras hacia que su cuerpo se relaje completamente, era extraño y molesto al mismo tiempo.
— ¿Eso que siento son emociones? — pregunto Kagaya aún mantenimiento su ligera sonrisa.
Muzan salió de sus pensamientos ante tales palabras y permaneció un momento en silencio.
— así que no estoy errado. — afirma Kagaya al sentir el ligero cambio de emociones por parte del demonio.
— Tonterías. — dice Muzan mirando de manera amenazante al pelinegro quien apesar de estar en una condición muy desfavorable le dedicaba una sonrisa sincera la cual conmociona al demonio.
— ¿tonterías? no lo creo, de alguna manera sentí el leve aire de tus emociones, lo cual me confirma una duda. — dice Kagaya, llevando una de sus manos hacia las vendas que cubrían su rostro y las quita, dejando ver el deterioro que estaba causando la maldición en su cuerpo.
— solamente estás diciendo tonterías. — dice Muzan molesto por la tranquilidad y el aura benevolente que emitía Kagaya.
— Sabes, la familia a tratado de matarte a lo largo del tiempo afirmando que eras una abominación sin sentimientos careciente de empatía, pero me preguntó si...alguna vez ellos te dieron alguna oportunidad para que no eligieras este camino torcido. — enuncia el pelinegro desvaneciendo gradualmente su sonrisa, abriendo parcialmente sus ojos.
Muzan ante tal comentario siente una ligera presión en el centro de su pecho y mira con inquietud a Kagaya, quien parecía ver su cuerpo ya que posaba la vista ciega de sus ojos directamente sobre su cuerpo.
— Parece que te estás sacando las ganas de hablar. — espeta Muzan acercandose más a Kagaya con la intención de cumplir con la razón a la que había ido a ese lugar.
— Y tú pareces inquieto ante mí duda respecto al rumbo que elegiste. — dice Kagaya con seriedad.
— Tu no sabes nada. Ahora dedica tus últimas palabras antes de morir. — dice Muzan acercandose, quedando así a un metro del pelinegro. Kagaya esboza nuevamente una sonrisa gentil ante las palabras del demonio, sintiendo el cambio de emociones que está experimentando si contrario.
— Muzan...¿alguna vez tuviste un sueño, aparte de desear la eternidad? — pregunta el pelinegro haciendo que el demonio quedé paralizado ante tal pregunta.
— No. — dice rotundamente como un mecanismo de defensa, teniendo en su interior un caos de emociones encontradas. Para Kagaya esto era una señal, una señal que Muzan no era del todo lo que describieron sus antepasados de el.
— ¿No? pues creo que te mientes a ti mismo, debe haber algo que hayas soñado y deseado con fuerza — tras estás palabras por parte de Kagaya, Muzan recibe recuerdos nítidos de su niñez, recordando como se sentía al ser tan frágil y mirado con repudio por los demás. El demonio quedó en silencio, sumergido en esos recuerdos termino por derrumbarse cayendo de rodillas a pocos centímetros del futon. Kagaya alarmado por el sonido seco de las rodillas de Muzan al chocar con el suelo se movió de su futon con dificultad y se acercó a Muzan quien estaba con los ojos humedecidos a causa de las lágrimas que sus ojos expulsaban. Era un sentimiento nuevo y abrumador, por lo que Kagaya sin dudar le regaló un abrazo sincero lleno de calidez.
— Muzan...yo te pido disculpas por lo inicio en el pasado, te pido disculpas en nombre de mí familia por el daño que te hicieron. Todos ellos te dieron la espalda cuando tú lo necesitabas, tal vez las cosas no serían como lo son hoy. Te pido perdón por mis errores, por haber seguido el mismo camino que ellos, por haberme cegado con el rencor y odio hacia ti. Por no haber visto más allá de lo que eres hoy, y cuando lo vi ya fue tarde. Perdóname, se que un lo siento no va a cambiar nada, pero era necesario decirlo antes que me vaya. Está maldición es el castigo que mí familia recibió, no por tener un demonio en la familia sino por haber abandonado a alguien de la misma sangre, realmente me da vergüenza nuestro comportamiento. — dice Kagaya aferrándose al cuerpo del demonio, quien estaba estupefacto por dicha acción y no sabía cómo reaccionar, por lo que lentamente correspondió el abrazo del menor.
— Tú... — Muzan no sabía que hacer, solo se aferró al cuerpo de Kagaya y sintió por primera vez un apoyo emocional sincero.
— Lamento haber sido cruel contigo, un verdadero sabio reconoce sus errores cof-cof-cof — dice Kagaya tosiendo sangre, a lo cual Muzan rápidamente lo recuesta en el futon y se arrodilla a su lado.
— Shh cállate ya. Has dicho demasiado mocoso. — dice el demonio mirando el estado terminar del menor.
— Este es el precio que hay que pagar, ahora termina lo que viste a hacer y vete, mis pilares llegarán pronto. — advierte Kagaya entre una tos seca escupiendo sangre.
Muzan no sabía cómo reaccionar o que hacer exactamente, había venido a matar y ahora resulta que su enemigo el cual no conocía hasta el día de hoy le estaba pidiendo disculpas. Era la primera vez que alguien lo trataba así, nunca recibió tal atención o afecto de alguien, así que no quería acabar con la vida de aquel peculiar sujeto, pero por más que el no lo hiciera la maldición se lo llevaría de igual manera.
— tu no puedes irte, lo que dijiste... —
— yo ya me estoy muriendo. No me queda mucho, ahora vete si no vas a cumplir tu propósito. — dice Kagaya y en ese punto ya le sangraban los ojos. Sintiendo que no le quedaba prácticamente nada de vida, extendió su mano hacia el rostro de Muzan y le dedicó una sonrisa.
— No espero que cambies, solo espero que entiendas que lo que te dije...fue... verdad... — la respiración de Kagaya empezó a fallar, su corazón empezó a disminuir los latidos, le quedaban minutos. Muzan sabía que no había cura para la maldición, pero tal vez había una salvación. Sin dudarlo tomo la cabeza del menor entre sus brazos y lo beso pasándole su sangre de esta manera para que Kagaya lo tragara. Este último sorprendido al sentir el sabor a hierro en su garganta se desespero, sabía lo que había tragado y minutos después empezó la transformación.
— Agh~ Ungh~ ¿q-que hiciste? — dice Kagaya empezando a torcerse del dolor hasta desmayarse. Muzan observaba todo con tranquilidad, esperando a que su cuerpo no rechazara la sangre que le dio. Unos minutos después pudo apreciar como las marcas de maldición se volvieron nulas y se limpiaron de la piel de Kagaya, era sorprendente verlo, no tenía indicios de ser un demonio, a simple vista era un humano. Muzan quedó ahí hasta que Kagaya abrió lentamente los ojos, unos ojos de color lila profundo.
El menor al abrir los ojos se llevó una sorpresa, hacia ya varios años que no podía ver y ahora estaba viendo todo nítidamente, recorrió la vista por aquella habitación hasta que se percató de la presencia a su lado algo sorprendido por su apariencia.
— Tú...eres Muzan... — dice mirando los rasgos de su contrario y luego mira su cuerpo buscando indicios de la maldición y en ese momento recuerda lo que pasó.
— No no no, tu me diste tu sangre...yo...yo...yo ahora soy un demonio...esto...no debía ser así... — Kagaya estaba algo asustado por la situación y se desespero haciendo que Muzan se irrite y lo mire con molestia.
— ¿Acaso te repudia tanto ser un demonio? Hace un rato hablabas de aceptación, y ahora que lo experimentas en carne propia
... jajaja —
— No es eso, lo que dije es cierto, pero si soy un demonio yo...mis pilares...mis hijos no piden verme así. Tengo que irme de aquí, yo los podría lastimar además tu estás aquí y ellos... — Kagaya se puso de pie con algo de dificultad y dúo vueltas por la habitación pensando.
— Ven conmigo entonces... — dice Muzan poniéndose de pie, extendiendo su mano hacia Kagaya. Este último dudo un buen tiempo pero luego termino aceptando, no tenía a dónde ir y al final termino huyendo con Muzan.