karen llegó a la puerta de una habitación del elegante hotel, donde se había citado con su antigua amiga de la infancia , al llegar Karen, ya la esperaba Sofia, quien al verle llegar con una clara expresión de tristeza le preguntó.
¿Estas segura de querer hacer esto?
Karen con una voz firme le respondió.
¡No puedo seguir con esta absurda farsa!
Sofia solo pudo dar un suspiró, para preceder a tocar en la puerta que tenían enfrente, cuando esta se abrió dejó ver a una joven con el cabello alborotado y con una sabana cubriendo su cuerpo desnudo, al verla Sofia se lleno de ira y se arrojó a ella como una leona dando fuertes jalones entre algunos insultos.
¿Como te atreves a meterte con un hombre casado?
¿Que tus padres no te enseñaron a respetar a los hombres ajenos?
La joven no le respondía solo trataba de cubrirse y evitar que esa mujer no le hiciera ningún daño visible, Karen aprovecho para entrar cuando estas dos ya estaban dentro. De pronto la puerta del baño se abrió y ahí estaba Sebastian, que en cuanto vio como Sofia maltrataba a la joven morena y enfrente de él a la que debería estar esperándolo paciente mente en su hogar como buena esposa, sintió que eso era por mucho una ofensa para el. ¿Como podía su esposa exponerle a tal deshonra? Pensaba el. Por lo que con una mirada de fuego y una voz grave, se acercó a Karen, la tomó por sus hombros para preguntar.
¡Tu!
¿Que Carajos es lo que quieres aquí?
¿Me estas espiando?
Karen solo sentía un dolor profundo, más que el físico por el fuerte agarre que el ejercía en ella, era por sentirse, traicionada por el hombre que le había prometido, cuidar de ella. Karen solo le miraba, como si se le hubieran acabado las lágrimas, sin dejar ver ninguna expresión de dolor, solo parecía ser una mujer vacía y sin sentimientos, el parecía darse cuenta que ella no le respondía, ni a sus insultos y tampoco a las fuertes sacudidas.
Karen después de ver que el parecía aún más furioso y que no reconocería su falta, dio rápidos movimientos para soltarse de su agarre, y luego verlo con decepción, dijo.
¡Esta es la última vez que pones tus manos sobre mi!
Sebastian al escuchar su amenaza dejó salir una fuerte carcajada, como si hubiese escuchado el mejor chiste de su vida. Karen sin decir más fue hasta donde estaba Sofia, ya a su lado, miró a la joven que aún tenía bien sujeta Sofia, Karen como si hubiese visto un bichos insignificante, mostrando en sus ojos lo superior que era, sin molestarse tocó el brazo a su amiga, para que soltarse a la joven para hacerle una seña a Sofia de que no tenían más que hacer ahí, sofia comprendió de inmediato y siguió a Karen rumbo a la puerta para salir de ese lugar, pero antes que ellas pudieran cruzar esa puerta se escucho la voz de Sebastian aún muy divertido que les retaba.
¡Espero y eso de no volver a tocarte, realmente lo cumplas y no después vengas a suplicar por mis caricias!
ja ja ja
Karen sin voltear a verlo, salió sin decir nada.
Al salir del gran edificio que se encontraba cerca del centro, Sofia continuó caminando en silencio hasta que llegaron el auto de Karen y esta rompió por fin el silencio para decirle a Sofia.
¡Gracias Sofi!
¡No lo hubiese podido lograrlo sin tu apoyó!
Sofia se acercó a su amiga y la abrazo, para brindarle consuelo, Karen sintió ese abrazo como un consuelo, después Sofia le dijo.
¡No puedo creer!
¿Como es posible, que el hombre al que le has dado todo tu apoyo en los últimos diez años te Page de esa manera?
¡Cuando el era un don nadie y tu le ayudaste hacerse de toda esa fortuna, que ahora disfruta, con otras mujeres!
¿Que piensas hacer ahora?
¿Lo vas a perdonar?
Karen miró a su amiga y luego unos segundos, le mostró una sonrisa con una voz suave y amable le dijo.
¡Vamos por un café y te cuento de mis planes!
Sofia asintió con la cabeza, para subir al auto.
Karen condujo el auto hasta una pequeña cafetería que estaba a unas cuantas cuadras de su casa.
Bajaron del auto para entrar al establecimiento, después de encontrar una mesa, tomaron asiento para hacer su pedido, el cual no tardo mucho en que se los llevarán.
¡Aquí tienen, un café expreso y su te!
Dijo el joven camarero colocando las tazas enfrente de cada una. Al estar el camarero lejos de la mesa, Sofia le preguntó a Karen.
¡Dime amiga!
¿Que es lo que piensas hacer?
Karen antes de responder a su pregunta, dio un suspiro dejando salir el aire que había contenido desde que había salido de esa habitación, para responder a su amiga.
¡Como ya sabes, la empresa del sur está a mi nombre y la del norte está a nombre de Sebastian!
Sofia al escuchar la explicación de su amiga, no podía comprender ¿que tenía eso que ver con la infidelidad de su esposo? pensaba Sofia.
Karen continuó hablando.
¡Mi pequeño Johan, aun es muy pequeño y el crecer sin una figura paterna sería muy doloroso para el.
¿Como puedes ver es complicado una separación entre Sebastian y yo, por un lado esta la empresa, que como tu muy bien lo has dicho también a mi me ha costado mucho lograr que sea el imperio que es ahora?
¡Tampoco quiero que el hermoso hogar que tengo junto a mi hijo se derrumbe por el!
¡Sí lo piensas fríamente, el que yo le pida el divorcio a Sebastian, sería como sacarse la lotería!
¡El tendría todo el dinero para seguir disfrutando con sus aventuras, eso también significaría para mí pobre bebe que el tuviera todos los pretextos para no verle y hacerse carga también de su educación!
Sofia al darse cuenta que lo que le decía su amiga, era la pura verdad, abrió los ojos para volver a preguntar.
¿Y con todo eso, que es lo que vas hacer?
Karen dando otro sorbo a su café, con una mirada de audacia le respondió.
¡Esta claro amiga!
¡Voy a continuar esta farsa!
Sofia que casi se ahoga con su te, limpiando sus labios con una servilleta le dio una mirada de asombro, con un poco de tos por el atragantó, la cuestionó por su decepción, ya que para Sofia esa no era opción.
¿Como que seguirás con ese gusano, como si no pasase nada?
Karen dejo salir una pequeña risita divertida le respondió.
ja ja ja
¡No mi querida amiga!
¡Las cosas ya no serán iguales, no te confundas!
Sin comprender Sofia, miraba a su amiga con mucha curiosidad para que ella le explique
Karen miró a su amiga aún más divertida y le dijo.
¡Tienes que acompañarme de compras!
Sofia al escuchar decir a Karen que fuesen de compras, no podía creerlo ya que sabía muy bien que a ella no le gusta hacer eso, cuando Sofia le pedía ir de compras ella siempre ponía mil pretextos por que ella decía que eso de la moda era algo superficial.
¿De verdad quieres ir de compras?
Preguntó Sofia, Karen se ría de la cara de incredulidad que ponía su amiga, divertida Karen le dijo a Sofia a la vez que le jalaba a la salida.
¡Sí Sofia!
¡Anda, vamos!
Salieron rumbo al centro comercial, Karen se detuvo en una de las mejores marcas en ropa para dama, echo un vistazo cuando encontró un hermoso vestido color carne, sin perder tiempo busco su talla para ir a probarse lo, salió del probador.
En cuanto Sofia la vio, le dijo.
¡Wao amiga! ¿Donde tenias todo eso guardado?
Karen se miró al espejo y fue hasta ese momento que se dio cuenta, que era hermosa, el vestido le ajustaba más que bien y el discreto escote le hacía resaltar sus senos, las piernas dejaban ver todas sus largas caminatas al ser torneadas y firmes.
Sofia feliz por ver que el patito feo ahora se había convertido en un hermoso cisne.
¿Por qué nunca quisiste usar este tipo de ropa?
¡Te juro que tu cuerpo no parece de una mamá?
¡Ya basta Sofi!
Dijo Karen, después de recorrer todas las tiendas, las dos mujeres salieron del centro comercial con casi todo de las tiendas, se fueron a cenar para después cada una ir a su casa, no sin antes quedar para ir al spa y el salón de belleza.
Karen entró a su casa y detrás de ella el chófer con todas las bolsas, en cuanto abrio la puerta se escucho la voz de la señora Lola el ama de llaves, que era una mujer de unos cincuenta años con un cuerpo algo regordete, la mujer se estar cerca dio un suspiro para continuar hablando.
¡Señora Karen!
¡Señora!
Uf
¡Gracias a Dios que ya llego!
Al ver Karen el rostro de la mujer que se veía agobiada, por lo que le preguntó.
¿Que es lo que sucede lola?
Después de escuchar la pregunta de la dueña de la casa , la mujer volvió a tomar aire para después responder.
¡El señor ha estado llamando, cada hora para preguntar si usted ya dejó la casa!
Karen se sintió en ese momento que su corazón se había terminado de romper después de escuchar que el se encontraba tan deseoso por que ella saliera de su vida, sin dejar salir ni una lágrima por el que aún era su esposo, escucho la voz de Juan el chófer quien le preguntaba.
¡Señora! ¿Donde quiere que deje las compras?
Karen despego la mirada a la ama de llaves, para girarse para ver al hombre mayor y con una voz amable le respondió.
¡Llavalas a la habitación de huéspedes,por favor Juan!
El hombre la miró un poco apenado, al pensar el que había escuchado mal le volvió a preguntar.
¡Perdone usted señora!
¿Dijo usted que las dejase en la habitación de huéspedes?
Karen asintiendo con la cabeza y afirmando con su voz firme en voz mediana mente más fuerte.
¡Sí Juan escuchaste bien, deja las bolsas en la habitación de huéspedes!
Sin decir más el hombre camino a paso rápido se dirigió a la segundo piso para hacer lo que la señora le había solicitado.
Karen volvió su mirada a Lola para preguntarle.
¿Ya le has dado de cenar a Joan?
La mujer sin parpadear le respondió.
¡Ya señora el pequeño solo la espera para el cuento del día de hoy!
Karen no dijo más para ir al encuentro de su pequeño y así tratar de olvidar todo el dolor que sentío desde que encontró a su esposo con otra mujer.
Llego Karen a la hermosa habitación de su pequeño, la cual lucía aún más grande con ese color azul claro pintado en las paredes y un paisaje en una de las pareces, recordó Karen cuando estando embarazada de su pequeño había pintado junto a su esposo, recordó como se divertían juntos, cuando el era el hombre cariñoso y como ella era todo el mundo para el, que nunca se imagino que el llegara hacerle lo que había hecho.
Karen sentía que se estaba derrumbado por dentro y por fuera, pero antes de continuar con los recuerdos, su pequeño le llamó.
¡Mami!
¡Mami!
Karen al ver a se pequeño, que tenia unos ojos azules como los de su padre, su nariz era como la de ella, respingada que lo hacía ver aún más finas sus facciones.
Hola mi pequeño...
Saludo Karen a su hijo a la vez que lo abrazaba con todo el amor alvergaba dentro de su corazón.
Karen llevo al pequeño a su cama le contestó una bella historia de dinosaurios, al ver a su hijo profundamente dormido Karen, beso su frente apago la luz para salir de la habitación cerrando la puerta con mucho cuidado para evitar que se despertase.
Ya en el pasillo Karen se dirigió hasta las escaleras he ir a la planta baja donde le pidió a una de las doncellas que llevasen todas sus cosas a la habitación de huéspedes y ahí las acomodarse después que la empleada hiciera lo que le había indicado, llegó Sebastian a la casa con una expresión de molestia y algo decepcionado al ver la ahí. Karen miró al que aún era su esposo y le devolvió la misma expresión decepcionado y molestia.
¿Así que aún sigues aquí?
Preguntó Sebastian al estar frente a Karen.
¡Esta es mi casa, no veo el porqué deba dejar de vivir en ella!
Respondió Karen a su esposo, con un aire de confianza y sin dejarlo ver ningún sentimiento al hablar, cosa que desconcertó muchísimo a Sebastian, el que estaba acostumbrado a una mujer que con cada palabra, cada movimiento y cada acción dejaba notar todos sus sentimientos para que todo el mundo pudiera saber que sentía.
Es cierto que esta es tu casa, pero con el gran numerito que hiciste hoy, creí que no tendrías cara para volver como si nada hubiese pasado.
Dijo Sebastian sentándose en uno de los sillones de la enorme sala, y quitándose la corbata.
Karen dejo salir una leve risa divertida,