En los días más fríos de un interminable enero las puertas del supermercado Time Scuare en la vieja y ruidosa Nueva Britania abrieron para recibir a un personaje muy especial, se trataba de un viajero llamado Lucien D’Ville, después de su escala en Las Azores pasaba una temporada por el lugar. Lucien siempre había tenido un gusto por los lugares de valor fantasmal, llevaba un gran farol con forma de cráneo así alumbraba su camino, las botas sonaban al compás de un tango de las tierras del mate. Luc tenia la piel blanca casi fantasmal, el pelo castaño rojizo largo y ensortijado, los ojos grandes y de color verde azul, vestía un caftán de color negro, en su cuello sobresalía un collar muy extraño con una piedra amatista muy brillante, llevaba en la mano izquierda en el dedo índice un anillo con forma de serpiente, Luc llego al lugar para reunirse con un amigo de Siberia, el famoso General Vitali Romanov, un verdadero cosaco.
Luc entró con un aire tranquilo, era muy difícil no notar su presencia no solo por su estatura sino por su apariencia juvenil, aunque en ese momento tenía como un billón de años aproximadamente, hablaba sin problemas cada lengua o dialecto que escuchara y era capaz de convencer a cualquiera a su antojo. Caminó sin pausa por el lugar, el techo estaba adornado como la capilla Sixtina y tenía cuatro arañas de oro y joyas, las paredes eran de mármol blanco hueso y adornados de topacio y cuarzo rosa, el piso era de mármol pulido tan transparente que parecía un espejo, Luc subió las escaleras de mármol que daban a la confitería donde se reuniría con Vitali, este era prácticamente un estereotipo de cosaco, Luc caminó hacia la mesa donde estaba Vitali, lo saludó y se sentó.
-Hermano Luc, me alegra que aceptaras la reunión.
-Claro, cuéntame la razón de esta prisa.
-Nuestra orden está en problemas, ya sabes que la Orden de la Estrella está a tus órdenes, pero nos persiguen, hoy se reúnen aquí miembros americanos.
-Ya veo, mi viaje fue para una crítica y una petición de protección o dinero.
-Ambas, Silas lleva la orden en Britania, pero en el Este soy yo, está muy difícil.
-Esta es la razón por lo que la orden no debe ser llevada por un burgués que se empeña en convertir una orden protectora de los seres mágicos en un lucro.
-Luc, no es lucro, es poderío.
-Pídele oro al zar, a mí no me molestes.
Luc se levantó y se fue, salía del lugar cuando la policía llegó al lugar, entraron y Luc pensó que mejor se quedaba para ver lo que pasaba.
-Señores, orden por favor, soy el detective Smith los separaré uno a uno para interrogarlos, primero el señor que salía, venga hablemos.
-Soy Lucien Natajara, no soy de por aquí, solo vine por negocios.
-Qué negocios señor Natajara.
-Vendo café y azúcar de Suramérica a compradores europeos.
-Dígame el nombre de su hacienda y por qué dice ser hacendado.
-La Diabla, también exportó mate, no veo a qué viene eso al caso, dicen que mataron a un joyero pero yo no soy de ese comercio.
-Nació en América.
-No, nací en Moldavia, viajé a América, me asenté y compré una hacienda.
-La Diabla, un nombre muy peculiar como su apellido Natajara, dígame su significado.
-Dios de la danza, es como llaman a Shiva en algunas partes de la India.
-Entonces no se llama así.
-No, detective mi nombre real es Lucifer, Cernnunos, Pan o como desee, ahora déjeme ir y olvidaré esta charla.
-El diablo en mi jurisdicción, vale será mejor que lo interne en un sanatorio.
-No, el internado será otro-Luc miró al detective y cambió el color de sus ojos a rojos-no me vuelvas a acusar de matar a alguien.
-No lo haré Astado.
-Muy bien hijo, los celtas me llaman así, para mi ellos y quienes no me ataquen y busquen mi protección son mis hijos.
-Los chicos resolverán el caso, yo regreso a casa.
-Que el viento te guíe a casa.
-Con el amanecer nacemos y con el atardecer nos fortalecemos- dijo el detective y se retiró sin dar ninguna razón.
Luc decidió convertirse en detective y resolver el caso más raro que había visto, pensó, primero lo primero, había que interrogar a los implicados, Luc recordaba sus largas charlas con Sir Artur Conan Doyle y su gran amistad con Edgar Allan Poe, por lo tanto debía cambiar su aspecto de viajero a un británico moderno, lo cual sería una verdadera locura. Luc entró a una tienda y salió vestido estilo los setenta, un pullover negro con un dibujo de un demonio, pantalones negros estilo rockabili, unas botas militares y una chamarra negra de cuero, llevaba en la cabeza unas gafas Ray Ban negras, se detuvo frente a un espejo miró su reflejo y dijo para sí, “irresistible”. Caminó hacia la antigua jefatura para encontrarse con su amigo John Current un famoso detective de la zona, la verdad Luc no tenía intenciones de saber sobre la víctima, pero ya estaba en el lugar que más da un caso por resolver, además debía poder comer en el Rockefeller Center y escuchar sobre el nuevo dueño del lugar. Pasando por el Central Park pasó por la Fuente del Ángel, miró el lugar y rio muy levemente, siguió su camino hasta el World Trade Center, las Torres Gemelas estaban terminadas desde su última visita a Nueva York y seguro su arquitecto esperaba pagar con su alma por el trabajo.
Luc siempre ha sido amante de tres cosas el alcohol, la fiestas desenfrenadas y la música y el rock es su más gran amor, estuvo sentado en primera fila cuando nació el rock y adora todos sus géneros lo cual lo llevó en dirección a un bar de las calles de Brooklyn, el gran Trébol de Cuatro Hojas, un bello bar galés, entró, se sentó en la barra y miró al borracho de al lado.
-Hola John.
-Lucien, el tipo del momento, el New York Times habla del hacendado homicida.
-No lo maté y no soy hacendado solo soy un cómo dicen ahora, un joven rebelde rockero que ni de chiste irá a una guerra.
-Qué harás, ya se, lo mismo que durante la Guerra Civil nada, jugar con las desconsoladas señoritas.
-No seas patán, me voy a invertir en un buen negocio, montar mi bar y vivir feliz, primero dime todo sobre el cadáver.
-Ve a la morgue, ya, lo olvidé, no irás porque está en una iglesia, que lástima.
-Escúchame mortal, te mataré, y luego te torturaré, ahora ve y busca la información, te espero aquí.
El detective salió a gran velocidad y Luc salió después, caminó tarareando una vieja canción de marineros galeses, atravesó el muelle en dirección al distrito de los emigrantes marineros, pasó cerca de una cafetería donde el ritmo de Kalinka lo hizo entrar a bailar, era casi imposible que Luc no entrara, sus años en la Tierra del Vodka eran un recuerdo muy grato, luego de cantar a todo pulmón el ritmo de la canción más famosa de uno de sus países favoritos se dirigió a una señora muy parecida a Baba Yaga.
-Allo (hola) Baba cuanto tiempo.
-Luc el gran demonio, dime qué haces aquí.
-Busco información, qué hay de tu tierra.
-Genial, que bueno que preguntas, seguro vienes por el homicidio de Gunter Moros, era un rico hacendado de Colombia, venía a ver a Madame Ogi.
-La vudú, creía que estaba muerta.
-Bicho malo, nunca muere, tú ya debes saberlo.
-No creías eso hace unos siglos.
-Luc siempre me lo dices, todos nos equivocamos.
-Algunos, muchas veces, es un verdadero milagro que no hayan miles de diablillos corriendo por estas tierras.
-Lucien, no me convencerás.
-Relájate te conozco, además me conoces, volvamos al problema, así que una vudú, bueno espero que mi francés no esté oxidado.
-Suerte diablo.
-Chao Baba.
Luc siguió su camino mientras tarareaba Kalinka, su siguiente parada era cerca de la estación Gran Central, Luc odia las ciudades repletas de humo y contaminación por lo que era muy incomodo el viaje, llegó al gran Teatro de las Máscaras y entró con aire de ser de allí, un vigilante lo detuvo en la puerta y lo interrogó.
-Buen día, nombre y acto.
-Buen día, mi nombre es Lucienko Dvoyka, soy violinista. vengo por el gran acto de apertura.
-Y el violín?
-Aquí-Luc hizo aparecer su Stradivarius de color rojo vino.
-Adelante.
-Spasibo (gracias) y do svidaniya (adiós).
Luc entró muy feliz y siguió su camino, el teatro era horrendo y muy mal oliente, caminó por los bastidores y llegó a la calle de al lado del teatro, una callejuela recuerdo de la época de Al Capone, Luc sabía que las mafias se reunían cerca y andaba con cuidado, cruzó la calle, atravesó una acera hasta una casa con un cartel que decía “Madame Ogi magia y tarot”, Luc entró y vió lo que parecía ser una tienda de brujas como las de Luisiana.
-Bonjur Madame busco cierto conjuro.
-Bonjur, así que un conjuro, déjame adivinar algo romántico, alguna maldición o algún desamor.
-No, un veneno muy conocido en New Orleans.
-No tengo idea dime más.
-El veneno que congela los huesos en el cuerpo.
-Te refieres a la hierba de los muertos, Hueso de Muerto, un cliente me encargó un paquete mediano.
-Cómo se llama el cliente.
-Tienes una orden para esa información.
-No-Luc miró fijamente a la señora-me dirás el nombre.
-No dejó nombre solo una dirección Calle Morgue, 221B, ahora vete.
-Gracias.
Luc salió del lugar, por el camino pensaba en la dirección y solo podía imaginar una cosa, algo escondía el cadáver, por lo tanto se dirigió al Rockefeller Center, entró y no miró a nadie, subió al departamento de salud y buscó en los archivos.
-Puedo ayudar-un empleado lo sorprendió.
-Sí, soy Silas Salazar, soy el nuevo forense, mi amigo se le olvidó darme el expediente del cadáver del Time Scuare.
-El cantante, Travis Argunt conocido como Gunter Moros, aquí está.
-Gracias.
Luc abrió el expediente y vio la causa de la muerte, todo tenía sentido empezando por su visita a Nueva York, Travis no era músico, solo era un cantante de poca monta, todo cobraba sentido y era hora de revelar al culpable.
Luego de reunir a todos los implicados en el Time Scuare Luc apareció para dar las conclusiones del caso.
-Hola amigos, seguro todos se preguntan por qué están aquí y la razón es muy clara.
-Gunter está muerto, esa calamidad no es un juego.
-Claro que no, verán todo ocurrió así, yo llegué con un farol por la madrugada y ya Gunter estaba muerto, verán nuestro cadáver solía ir a casa de una bruja conocedora de hierbas por lo tanto si alguien lo envenenaba ella pagaría, pero olvidaron que el cadáver no dio nombre solo dirección y solo un fanático de los misterios se habría dado cuenta del error la Calle Morgue del famoso Poe y el apartamento 221B de Conan Doyle; segundo Gunter no solo cambió su nombre sino que lo hizo por una buena razón y era que le debía dinero a Sage el dueño del Time Scuare.
-Yo no tengo venenos-dijo Sage mirando a todos.
-También tengo respuesta para eso, resulta que Sage le compra mariscos a una empresa naviera conocida como Pelícanos S.A. y todos sabemos que es el ave de Luisiana, además el nombre de Travis es el nombre de Albus Travis Adured el dueño de la empresa, ahora la razón a Sage le debía dinero Gunter, pero Sage sabía que eliminando a Gunter no pagaría, y tendría una razón para no pagarle al naviero y si este lo denunciaba irían ambos a prisión, esperaron que yo llegara para poner su plan en juego ya que la policía sospecharía de mí por ser extranjero y bueno tendrían una acusación más clara, también mezclaron la planta con un calmante porque recordemos que Sage es farmacéutico, no olvidemos que la confitería vende un coctel de mariscos muy especial ya que para no usar muchos mariscos agregan pez piedra cuyo veneno puede matar en grandes dosis a un equipo de futbol americano en segundos, pero administrada por un especialista no deja rastro y es más lenta.
-Bueno, si ya terminamos yo me retiro-un conocido empresario se levantó.
-Un momento Mattew Rockefeller no he terminado, pensabas que me había olvidado de ti, pues no, resulta amigos que Matt no solo es el nuevo dueño del Rockefeller Center sino que es también el dueño de un casino ilegal debajo del Teatro de la Máscaras, te confiaste porque no imaginaste que yo investigaría, ningún detective dudaría de la edad del teatro pero yo sí, ya que supuestamente es de la época de Al Capone y allí solo había el casino Sin City por lo tanto tú eres el del dinero, te deben a ti.
Se escucharon ambulancias en la entrada.
-He llamado a las ambulancias porque Sage y Travis también han sido envenenados por Matt.
Luc salió del lugar con un gran humor y muy aburrido de tanto humo, por lo que se dirigió hacia el aeropuerto con destino Gales.
“La verdadera proeza de un detective es soportar la investigación tediosa y no perder los estribos”.
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