capítulo 6

Miro los papeles en mis manos y sonrió.

- Estoy un poco sorprendida, es más activo de lo que esperaba.- digo.

- Así es.- dice kristin.- estoy cansada de seguirlo.-se queja.

- ¿Por qué visito cuatro veces en una semana la misma galería de arte?-pregunto curiosa.

- No lo sabemos.- dice Kalsey.

- Un amante del arte quizás.- dice Keysi.

- Me gustaría ver la galería.- digo.

- Es temprano, si vas ahora no tendrás que encontrarte con él por equivocación.- dice Kristin.

- Iré.- digo.

Camino hacia el sofá y tomo mi celular, lo pongo en mi bolsillo trasero.

- Volveré en media hora.- digo.- de verdad quisiera que pudiéramos andar en la calle como antes.- Kalsey niega al escucharme decir eso.

- Lárgate antes de que empieces a decir estupideces.- dice.- tengo que volverte una buena chica, no una llorona.- me rio.

- Acabas de matar el momento.- digo y salgo del apartamento.

Minutos después...

Al llegar a la galería la miro con confusión, esperaba algo glamuroso y que se viera ostentoso pero no, luce como una galería creada por un estudiante de arte y eso de cierta manera me encanta, entro y solo veo algunas personas, camino mirando las pinturas.

Veo una pintura que llama mi atención y me acerco.

- Los amantes de René Magritte.- digo mirándolo.

Conozco este cuadro por culpa de mi maestra de psicología, se supone que nos enseñaría sobre el comportamiento humano y como entenderlo, pero mi maestra estaba pasando por su divorcio, lloriqueos y poemas por semanas, tuvimos que aceptarlo porque queríamos graduarnos, al final todos terminamos amando incluso las pinturas que nos mostró.

Y esta pintura, para muchos significa amor como dice su nombre, amantes que siempre estuvieron cerca pero cruelmente era imposible de que estuvieran juntos, pero para otros, significa la perdida de algo o alguien importante en sus vidas.

Para mí significa el dolor de saber que mi madre me daría en adopción porque sentía que su vida era demasiado complicada para criarme, cuando en realidad era directora de un orfanato, no tuvo sentido y aún no lo tiene para mí.

Pero son cosas que no quiero pensar en este momentos, son recuerdos que no puedo permitirme compartir, no puedo compartir el recuerdo de una pequeña niña aferrada a la falda de su madre rogándole no irse, rogándole que no la regalara.

- ¿estás bien?- escucho a alguien preguntarme y eso me vuelve a traer al presente.

Suspiro y busco al dueño de esa voz. Me encuentro con unos hermosos ojos azul grisáceo, me quedo idiotizada por unos segundos.

- Si.- respondo luego de aclarar mi garganta.

- Pero estás llorando.- dice.

- No estoy llorando.- digo rápidamente.

Vuelvo a mirar el cuadro e ignoro su presencia.

- ¿no te vas?-pregunto volviendo a mirarlo.

- Disculpa.- me mira con confusión.

- Estoy tratando de tener mi momento aquí, vete.- digo.

- Es una galería publica, al menos que seas la dueña.- dice.

- Idiota.- susurro y camino hacia otra pintura.

Observo la nueva pintura y solo veo formas que no me hacen sentir nada, ni siquiera entiendo que no entiendo ¿esto es un ejercicio de matemática?

- Disculpa.- miro a la persona que habla.

- ¿ahora qué?-pregunto.

- Debes irte.- dice.

Lo miro sorprendida.

- ¿Por qué? ¿es tu galería?-pregunto.

- Por órdenes del dueño, la galería cierra al medio día.- dice.

- De acuerdo.- digo rindiéndome.- me iré- digo.

Camino hacia la salida y me detengo de golpe al ver el hombre que está entrando.

- Oh mierda.- susurro.

Escoltado con más de tres hombres, no tengo que suponer o intentar adivinar quien es... es Cayden Ainsworth. Trato de actuar con normalidad ¿Por qué no me dijeron que su sola presencia es jodidamente intimidante?

- Cierren la galería.- dice.

Su voz es ronca y usa ese tono de voz que haría cualquier chica hincarse, solo para complacerlo. Decido seguir mi camino y salir de este lugar, uno de sus hombres se interpone en mi camino, doy un paso atrás cuando siento que está violando mi espacio.

- Mantén tu distancia- le advierto.

Sonríe y se mueve de mi camino, lo miro unos segundos y salgo de la galería, camino unos metros lejos de ella y me detengo ¿Qué está pasando? Tengo curiosidad. Miro hacia la galería odiándome a mí misma por ser tan curiosa, decido tomar una estúpida decisión, debo entrar ahí como sea, pongo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja mientras me giro, cuando paso al frente de la galería trato de verme calmada al notar dos jeeps negras obviamente esperando a las personas de adentro.

¿Ahora qué hago?

¡BIMGO!

Sonrió al ver un callejón y eso significa, puerta trasera.

Entro al callejón y observo la pared, veo la puerta ¿es buena idea? Obvio que no pero tengo que hacerlo, cuando abro la puerta escucho voces provenientes de la entrada del callejón, alguien viene. Entro al edificio y me encuentro con un depósito, sigo caminado evitando causar ruido y que me descubran, veo cajas de diferentes tamaños.

A unos pocos metros veo una puerta, camino hacia ella y la abro, me encuentro con una oficina, camino en ella y observo todo, me acerco al escritorio y me encuentro con una laptop abierta, en la pantalla se encuentran imágenes de la galería, exactamente el lugar donde yo estaba mirando la pintura, ese chico me estaba observando.

Saco un pañuelo de mi bolsillo y lo pongo encima del teclado de la laptop, así puedo cambiar la pantalla y ver una cámara diferente, me doy cuenta que este lugar tiene cámaras traseras, así que se grabó cuando yo entre aquí, borro rápidamente esa grabación.

Observo las cámaras y veo una de mi interés, pongo la imagen en pantalla completa y puedo ver sus bocas moverse pero no escucho nada... aún, subo el volúmen con una sonrisa de triunfo.

- He hecho todo lo que me has pedido, ¿Qué más quieres?-dice el chico.

- Quiero que salgas del país, vete a parís o Italia.- dice Cayden.

- ¿Por qué? Me gusta estar aquí, tengo la galería.- dice.

- No seas ridículo Timothy.- dice de inmediato Ainsworth.- es una orden, te vas o yo mismo te sacaré del país ¿me escuchas?-pregunta.

- Pero papá...- se queja.

El tiempo se detiene al escuchar eso, ¿tiene un hijo? Esa información nadie la sabe, es como si hubiera escondido a su hijo toda su vida y debo decir que eso fue muy inteligente, yo hubiera hecho lo mismo.

Siento algo tocar mi nuca y jadeo sorprendida. Me giro lentamente y veo a uno de sus hombres apuntándome con un arma, toca su oreja mientras me mira fijamente.

- Tenemos una pequeña mariposa husmeando aquí.- dice.

Suspiro.

- Pon tus manos donde pueda verlas.- me dice.

Levanto mis manos y pienso mis opciones.

- Yo...-me interrumpe.

- Cierra la boca y camina.- dice tomándome del brazo.

Salimos de la oficina y nos encontramos dentro de la galería, puedo sentir mi corazón latir como loco mientras nos acercamos a Cayden Ainsworth. Nos detenemos cuando estamos a pocos metros de él, este me mira fijamente.

Miro a mi alrededor y todos sus hombres me apuntan con sus armas, su hijo me ve con sorpresa.

- Estaba en la oficina escuchando lo que ambos hablaban.- dice el hombre que me sostiene.

Me suelta de repente empujándome hacia delante y pone la pistola en mi espalda.

- ¿ya no hay hombres? Ahora mismo estás haciendo el trabajo que debería hacer uno.- dice.

Me rio y veo como eso lo desconcierta.

- Deja de reírte.- dice el hombre empujándome con la pistola.

Borro mi sonrisa.

- Soy Kaleani Wagner, hija adoptiva de...- me interrumpe.

- ¿Aún respiras? Pensé que Nadia eliminaría a su circo de fenómenos.- dice con naturalidad.

¿Acaba de llamarnos fenómenos? Muerdo mi lengua unos segundos para no cometer una imprudencia.

- No soy tan fácil de eliminar señor Ainsworth.- digo con una sonrisa.

- Tus hermanas tampoco.- dice.

¡Joder! ¿Quién es este hombre? Siento que en cualquier momento me dirá el color de mi ropa interior.

- Me alegra que sepa que están vivas, así nos evitamos las mentiras y vamos directo al punto.- digo.

- Te escucho, quiero escuchar que vas a decir para evitar que te mate ahora mismo.- dice con superioridad en su voz.

Pienso unos segundos, miro a su hijo y este me ve preocupado.

- No creo que exista algo que pueda evitarlo si ya tomo su decisión.- digo.

Alza una de sus cejas negras, camina lentamente hacia mí.

- Quiero su ayuda, con Nadia.- digo.

Se detiene a pocos centímetros de mí, veo como en sus labios nace una sonrisa y se ríe unos segundos antes de borrarla como si nunca existió.

- ¿Por qué debería?- pregunta.

- Yo podría serle útil, podría...- me interrumpe cuando trato de explicar.

- No quiero otra loca en mi casa, tengo suficiente con mi esposa.- dice.

- No le ofrezco sexo, no voy a acostarme con usted aunque pueda.- digo.

No dice nada y su silencio me asusta, sus ojos ven detenidamente mi rostro, unos ojos de un azul grisáceo idéntico al cielo cubierto por nubes de tormenta.

- Tienes dos opciones.- dice al fin.- puedo matarte ahora mismo y destrozarte de tal manera que ni siquiera tus hermanas te reconozcan.- dice.

Trago saliva forzosamente.

- La segunda.- digo.

Agradezco que mi voz no se quiebre y se mantenga firme.

- Hay un maldito insecto que ha estado molestándome por meses aquí en las vegas, encuéntralo y quizás te ayude con tu problema.- dice.

- Si usted no ha podido encontrarlo ¿Por qué...- me sorprende cuando sujeta mi rostro de repente.

- Cambiaste mucho.- susurra para sí mismo.

¿De qué habla? Mi cuerpo tiembla esperando lo peor.

- No fue una pregunta, fue una orden o yo mismo iré por tus hermanas.- dice soltando mi rostro bruscamente.

Asiento.

- Wade.- dice.- vigila su trasero y asegúrate de que no se meta en lugares incómodos.- sonríe al decir eso.

Lo miro con odio.

Veo cómo sale de la galería dejándome con el tal Wade, este me mira fijamente.

- ¿Qué me miras?-pregunto molesta.

- Tu trasero por supuesto, debo cuidarlo.- dice y luego sonríe.

Miro al hijo de Cayden y este se ve un poco asustado.

- Solo váyanse de mi galería, ¡ahora!- grita.

- Lo siento.- digo y camino hacia la salida.

Respiro el aire fresco cuando siento a alguien detrás de mí, me giro rápidamente y noto que estaba viendo mi trasero.

- Me iré a mi casa, así que deja de seguirme.- digo enojada.

- Parece que no entendiste.- dice.- puedes ir a tu casa por tus cosas, pero ahora eres uno de nosotros, perteneces al imperio Ainsworth.- dejo de mirarlo cuando dice eso.

Esto no debió pasar y complicar las cosas, pero si ya estoy aquí, en esta situación... no voy a rendirme.

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