Florence había hecho lo que pudo para cerrar la puerta de su departamento. La jauría de reporteros gritaba su nombre y le pedían a gritos que diera la exclusiva para su televisora.
Su cuerpo temblaba por el nerviosismo entonces camino hacia la cocina para preparar un poco de té que le calmará los nervios. En eso, un golpe a la puerta sonó más fuerte que lo normal, incluso podría decirse que no era un forma educada de llamar.
Florence se debatió por abrir, ya que ella no quería encontrarse con aquellos reporteros y se metieran en su vida personal como lo había hecho la revista del corazón. Y aunque se limitar a decir la verdad, ella sabia que las respuestas cuando no eran las que esperaban podrían salirse de control.
Entonces el golpe volvió a sonar y en eso una voz sonó:
—Abra la puerta señorita florence, soy Thomas Johnson, secretario del primer ministro, mi jefe solicita su presencia.
Ella se debatió en abrir la puerta, quizá era otra mentira de los reporteros para llegar a ella, sin embargo, una corazonada le decía que quizá era lo que tanto buscaba para salir de esta locura.
Tomo su gas pimienta de la bolsa y camino sigilosamente hacia el picaporte de su puerta abrió lentamente hasta que encontró a un hombre alto, musculoso y con cara de pocos amigos. Su estatura intimidaba, sus ojos color negros combinaban perfecto con su traje impecable.
—Thomas Jonhson, secretario personal del primer ministro— El hombre extendió su mano hacia ella dudando si la chica iba a corresponderle. Se veía como un perrito asustado. —El primer ministro se encuentra abajo, si gusta me puede acompañar.
Ella vio su mano y el hombre instintivamente la retiró para esconderla detrás de su espalda, ella recapacitó la situación y negó con la cabeza. Necesitaba seguridad y su pequeño apartamento podría dárselo, sabia donde se encontraba la escoba y también el sarten de acero donde cocinaba lasaña. Aquellos podrían ser una buena arma para futuras personas que pudieran hacerle daño.
—¿Y si mejor el primer ministro sube aquí? Conozco una entrada alternativa si es que los reporteros no lo dejan entrar con...tranquilidad.
Thomas sabía que era una mala idea pero acepto llamarle a su jefe, está situación estaba demasiado tensa y la chica hacía todo lo posible por provocar problemas aún mayores.
El hombre se retiró de la puerta de Florence, entonces ella cayó en cuenta que su departamento era demasiado pequeño y mal arreglado para ser presentado por un Primer ministro. Su pequeño cuarto constaba de un sillón de segunda mano, color naranja o bueno, era color naranja, ahora se encontraba deslavado, su alfombra era nueva pero se notaba la calidad, su pequeño televisor se encontraba empotrado en la pared, al fondo, su cama era un desastre, llena de ropa y con libros por doquier. Intento hacer algo pero enseguida vino el hombre a hablarle.
—El primer ministro viene en camino, ¿Puedo entrar a supervisar su hogar?
Florence se limitó a asentir y rogó a Dios porque en realidad apareciera el primer ministro y porque este encuentro no echará a perder su futuro.
Entonces apareció, el guapo hombre, la promesa del futuro, Alfred Van-Hansen subió las pequeñas escaleras de su viejo edificio y ahí por vez primera Florence quiso mirarlo de verdad, era alto, su cabeza era del tamaño promedio, su cabello bien peinado y cortado, sus ojos eran color negro, sus largas pestañas hacían envidiar a cualquier mujer, su nariz era un poco respingada pero conducían a lo que podía llamar lo deseable de él, unos labios carnosos color fresa que hacían que partes de ella doliera deliciosamente. Su cuello era visible con su manzana de Adán y sus anchos hombros eran visibles por su pequeña cintura. Sus manos se extendieron a ella en forma de saludo y ella solamente estaba imaginado como aquellas manos podían hacer cosas si se manejaran en los lugares correctos.
Alfred la miro, ella estaba pasmada mirando su cuerpo descaradamente, sus mejillas se encontraban rosadas y apretaban furiosamente su labio. Así que su trato volvió a considerarlo, aunque se veía con buen historial nadie sabía el fondo de la olla más que la cuchara, podría tratarse de que Florence Donovan se tratara de una pervertida ó una pedofila, tenía que investigarla más antes de que le soltara su vida así como así.
Él intentó llamar la atención de ella y Florence despertó llevando consigo un rubor aún más fuerte. Ella sabía que la habían visto comiéndose con los ojos al primer ministro y aún más sintió que esta noche se iba a quedar sin título universitario.
Este hombre puede tronar los dedos y dejarte viviendo en la calle y sin un título universitario se regañó a sí misma.
Entonces, esta se puso erguida y camino unos cuantos pasos para encontrar la mano del primer ministro, esta la estrechó y ambos se miraron a los ojos.
—Bienvenido, Primer Ministro.
Este asintió y busco una silla donde sentarse.
—Creo que debemos hablar sobre el incidente ayer en la tarde.
Florence se sentó frente a él y arrugó la falda de su vestido.
—Creo que es totalmente mi culpa, Primer Ministro, alguien venía siguiéndome y yo simplemente vi un escape.— En la voz de la chica se escuchaba culpable, aunque Alfred sintió una pequeña punzada de arrepentimiento.
—No se preocupe, mis escoltas debieron ver ese reportero, sin embargo, necesitamos...
—Sí, lo sé, aún no puedo buscar una salida, sin embargo, si usted gusta puedo hablar ante los reporteros. Aunque son unos terribles maleducados.
Alfred asintió en aprobación aunque no tanto por lo que la chica acababa de hablar, no era una grosera, así que tenía un punto más. Entonces, su mente recapacito y entendió lo que ella le había dicho, entonces su cuerpo se llenó de nerviosismo y su corbata ahora se sentía aún más incómoda que de costumbre.
—Mi publicista encontró una solución.— dijo sin más y como si hubiera sido la señal de la chica, apareció.
—Realmente podemos utilizar este cotilleo para aumentar la seguridad de los ciudadanos con el Primer Ministro, actualmente no se tiene mucha popularidad ya que la mayoría de los habitantes son personas jóvenes y apegados a la tecnología, entonces si él primer ministro y tu, llegan a formar "una alianza" tu serás recordada como la "Cenicienta" en la era moderna.
Karla, sonrió triunfante, sabía que pensar en aquello era lo mejor que se le había ocurrido, sin embargo, para Florence era la peor cosa que se le había ocurrido a la chica.
Alfred parecía una estatua en su pequeño sillón, él la miraba fijamente y la escudriñaba con sigilo.
—¡Pero si apenas soy una estudiante!
Entonces la publicista camino dos pasos para enseñarle su plan.
—No te preocupes por eso, la gente nesesita a alguien sin experiencia para poder destacar. Pero no te estamos dejando al aire, Florence, más bien, tendrá grandes beneficios. Podrás ser vocera de la literatura, podrás sacar tu propio libro e incluso conocer contactos que te pueden beneficiar en los asuntos futuros.
Entonces Alfred habló.
—El contrato estipula dos años. Podemos ser marido y mujer en el camino, lo que tu quieras será tuyo, pero hazlo conmigo.
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Comments
Khristta LM
Dios que declaración, lo que quieras pero conmigo!!!... 😱😱😱😱
2022-08-17
1
Anna Luna
wow y luego que es un viejo sabroso que más pides he!!
2022-04-25
0
Illiana Larrion
🤔
2022-03-26
0