Mi amigo Marcos

Cuando llegó a su empresa Aruel habló con su asistente, le dejó instrucciones acerca de los planos que debía enviar al Hospital de Caridad. Inmediatamente llamó a Marcos. 

-Marcos Hola brother. Dijo animadamente. 

-¿Qué quieres Aruel? Se supone que hoy es mi día de descanso. Déjame en paz. 

-Lo siento hermano, pero creo que toca aplazar tu descanso para otro día. 

-Aruel, sabes que puedo patearte como cuando éramos niños.

-Brother, lo sé. En verdad le temía arduamente, Marcos era un verdadero atleta. Pero es mi padre quien requiere de mi ayuda ahora. 

Al escuchar Marcos estas palabras se levantó de inmediato y pronunció de manera preocupada lo que le sucedía al Sr Arévalo.  Marcos respetaba y admiraba profundamente al Sr Arévalo, gracias a él Marcos pudo seguir sus estudios en la Universidad por una beca. Todo lo que implicaba con él le preocupaba más que a sí mismo. 

-No te preocupes Brother, papá me necesita en Portland, un lote de camiones está parqueado en una estación de policía. Debo ir a ayudarlo. 

-Pero Aruel, tu papá se encuentra bien.

-Si solucionamos esto pronto, sí. Teme que los medios se enteren del suceso y dañen su imagen. Parece que hay contrabando en uno de los camiones. 

-Eso es imposible. Tu padre es la persona más correcta que conozco. Voy para allá. ¿Qué debo hacer?.

Aruel explicó a su socio la reunión del proyecto de Hospital y acordaron estar en comunicación con cualquier novedad. Aruel estaba ansioso, tenía muchas cosas en su mente y se apresuró a subir a su auto y empezar el viaje a Portland, antes de salir colocó su celular en sonido ya que si Mario o su padre lo necesitaba tendría que atenderlos sin contratiempo. Al tomarlo se dio cuenta de 30 llamadas de Nicole. Era bastante desconsiderada, pero él se caracterizaba por ser una persona apacible y pacífica, entonces solo lo dejó a un lado y se limitó a viajar. Este viaje era de 10 horas, iba a ser bastante agotador. Lo único bueno de toda esta situación era que Portland era un pueblo pequeño, escaso de recursos, lo que significa que era difícil que los medios se enteraron a tiempo de la situación. Eso lo reconfortó un poco y siguió su camino sin desdén.

6.Es el dìa

Ya era viernes, el sol parecía que jugara con las nubes oscuras ya que hacía algo de frío  en Limero, Diana estaba algo cansada, fue un día bastante agitado, sus alumnos eran demandantes pero brillantes. Estaba orgullosa de ellos y de su trabajo. Le encantaba enseñar, había estudiado lenguas y se le facilitaba el francés ya que sus padres eran de Belcastel, un pueblo a orillas de un fabuloso río llamado Aveyron. Había allí un puente que le guardaba gratos recuerdos. Allí su niñez fue muy hermosa, sus padres se amaban mucho. Ella siempre los acompañaba a dar su paseo de tarde luego de que su padre llegara del trabajo. Los tres se tomaban de la mano y cuando llegaban al centro del puente, era un rito detenerse allí, mi padre tomó  el rostro de mi madre y decirle « Je t'aime ma belle». «Te amo mi hermosa». Seguían el camino y Diana los observaba con gran amor. 

Hoy era el día de su viaje a Portland, muchos sentimientos la abordaban. Recordar su infancia, sus padres y Belcastel la invadieron de nostalgia. Sabía muy bien que Carlo no era exactamente como su padre,pero anhelaba que lo fuera. 

-Diana, las directivas están felices con tu proyecto, dicen que es espectacular. Haremos la apertura de clases en alemán. Tendrás mucho trabajo, te pagarán muy generosamente. Asintió Lucy. Entonces recordó el viaje y exclamó:

-Diana,¿ a qué hora viajas por Portland?. En verdad Lucy quería que Diana echara a Carlo y esta tal vez era la oportunidad. Bueno eso esperaba ella con ansias, ya que sabía también que Carlo era muy audaz y siempre sabía lograr lo que quería con Diana. 

-A las 4pm. comentó Diana. Ya compré el tiquete llegaré mañana al amanecer allá. Será un viaje molesto. 

-Si, pero debes hacerlo. Este tiempo que tienes será  suficiente para que ordenes tus pensamientos. ¿Sabes que te quiero mucho verdad?. 

- Lo sé Lucy. No te preocupes por mi, ya estoy grande. 

Lucy la vio con enojo y le sonrió sarcásticamente. Ya estas grande, pero parece que Carlo fuese tu padre.

-¿Mi padre?' Pensó Diana.    Carlo jamás sería como mi padre. Estaba confundida. 

Lucy interrumpió sus pensamientos. -El siempre logra lo que se propone contigo, pareces una niña a su lado que necesita sus órdenes para poder hacer las cosas, dijo con desdén Lucy. 

Diana se sintió dolida por las palabras de Lucy. ¿Yo?'Una mujer brillante, independiente, capaz por sí misma. ¿Cómo se atreve Lucy a decirme esto?

-Lucy, asintió de manera tranquila. Creo que exageras con tus argumentos. Además, eres muy atrevida. Te quiero, pero no te pases. 

Lucy alzó sus hombros como niña repostera y le sacó la lengua. -Sabes que me importa un pito. La verdad duele y prefiero decirte.Le sonrió con gracia y le dijo: - Que te vaya bien. Retirándose del lugar, alzando su dedo corazón con gracia. 

Lucy era una mujer peculiar, una mujer elocuente, traviesa, sin pelos en la lengua. En el trabajo, los niños la adoraban porque era igual de eufórica que ellos, corría, jugaba, bailaba y cantaba con los niños. En ocasiones, los otros maestros odiaban estas conductas, ya que decían que promulgaban el desorden y el mal ejemplo. Cada vez que se quejaban con la directora, ella solo decía que debían aprender de ella, ya que los niños la amaba y tenía el respaldo de sus padres.  A veces se le escuchaba decir groserías, pero nunca se las permitía a sus niños, era también impecable a la hora de mandar, si ellos la hacían enojar tendrán que asumir las consecuencias.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***