La Luz De La Esperanza

La Luz De La Esperanza

Existencia

Antes de que existiera todo lo conocido, una fuerza de oscuridad se erguía, autodenominada Akuma. No había nada que pudiera igualar su inmenso poder ni desafiarlo. Sin embargo, de repente, algo inesperado sucedió: una pequeña y débil luz emergió y, con su mera existencia, desgarró y dispersó la oscuridad que la rodeaba. Esta luz debilitó incluso al ser más poderoso, convirtiendo a Akuma en una mera idea en su mente. Así nació el ser al que todos conocemos como Kami, el Dios supremo.

Cuando la luz nació, se dio cuenta de que su existencia no era bienvenida por la oscuridad. Entonces, creó seres nuevos a partir de la nada, a los que llamó ángeles. Estos seres alados fueron creados para proteger todo lo que Kami creara, preservar la existencia en otros mundos y, lo más importante, descubrir la belleza de la vida.

Kami, con un simple soplo divino, dio vida a los primeros ángeles: Sendo y Kendo. Al nacer, los ángeles estaban llenos de temor, no por Kami, sino por el entorno oscuro que los rodeaba. Sin embargo, Kami les mostró que no había razón para temer.

"¿Qué ocurre, hijos?" preguntó Kami.

"¡Es demasiado poderoso! No podremos enfrentarlo", exclamó Sendo.

"Es imposible. No podremos derrotarlo. Es demasiado formidable", agregó Kendo.

"Jajajajaja", rió Kami. "Se refieren a Akuma. Él no es nada si ustedes no le otorgan ese poder. Se alimenta de sus miedos, su tristeza y su frustración".

"Pero..." comenzó Sendo.

"Si no le temen, se volverá más insignificante que la nada misma", aseguró Kami.

Al escuchar las palabras de su padre, sus hijos tomaron coraje y decidieron aprender de él.

"Este es el poder del Sinshei, un poder que nació conmigo. Es capaz de derrotar fácilmente la oscuridad. Así que vamos, inténtenlo", alentó Kami.

"¿Cómo lo haces, padre?" preguntó Sendo.

"Simplemente piensa en lo que deseas, y las cosas se materializarán", respondió Kami.

Día tras día, año tras año, los pequeños ángeles entrenaron junto a su padre para dominar este poder. Sin embargo, por alguna razón, los ángeles no lograban dominar el poder divino del Sinshei. En cambio, Sendo desarrolló una forma derivada pero más débil, al que llamó Poder Sagrado, mientras que Kendo luchaba por dominar por completo estas habilidades. Aun así, continuaron entrenando juntos, esforzándose por alcanzar la perfección en el dominio de estos poderes divinos.

Pasaron décadas de arduo entrenamiento, hasta que finalmente todos los ángeles lograron un control absoluto sobre el Poder Sagrado. Todo parecía perfecto, un equilibrio armonioso. Sin embargo, los ángeles aún tenían mucho que aprender, especialmente en cuanto al poder de la creación.

"Ha llegado el momento de crear nuevos universos, nuevos seres, nuevos planetas", anunció Kami emocionado.

Sus hijos no comprendían del todo lo que su padre les decía, hasta que presenciaron una explosión que surgió de la nada misma.

"¡Big Bang!" exclamó Kami.

En ese instante, sus ojos se iluminaron con un conocimiento sin precedentes. Por primera vez, contemplaron planetas, estrellas, galaxias, todo lo que conforma un universo completo. Pero algo faltaba. Ese nuevo universo necesitaba lo más importante: vida, seres que lo habitasen.

"Hijos míos, quiero que creen nuevos seres, seres que llenen de vida cada rincón de este vasto universo", solicitó Kami con emoción.

Los ángeles, asombrados por la petición de su padre, se pusieron manos a la obra. Pero lo más notable fue la creación de Kendo y Sendo: seres similares a ellos.

"¿Cómo los llaman, hijos míos?" preguntó Kami con curiosidad.

"Perros, gatos, dinosaurios, jirafas..." respondieron todos los ángeles.

"Pero Kendo, Sendo, ¿cómo llaman a sus creaciones?" indagó Kami.

"Es simple, padre", comenzó Kendo. "Decidimos llamarlos humanos".

"Y ¿qué los hace especiales?" inquirió Kami intrigado.

"Los humanos son seres capaces de razonar, aprender y crear cosas de la nada. Quisimos otorgarles la misma capacidad que tú nos diste a nosotros, la capacidad de ser libres y vivir según su propia voluntad", explicó Sendo.

Kami se conmovió al escuchar estas palabras y les dijo en silencio: "Los quiero, pequeños".

Kami notó que las diferentes especies que los ángeles habían creado no podían coexistir en el mismo lugar, por lo que decidió crear el tiempo para que cada una tuviera su espacio en el universo. Todo estaba en orden, parecía perfecto. Sin embargo, la oscuridad de Akuma acechaba.

Desde todos los rincones y a través del tiempo, Akuma extendió su sombra, amenazando con sumir al primer universo en la oscuridad. Los ángeles, los Ken y Kami se apresuraron a enfrentarlo.

"¡Ja, ja, ja! Pequeña luz, ¿realmente crees que estos seres insignificantes podrán contra mí?", se burló Akuma.

Pero esta vez, los ángeles estaban preparados y habían desarrollado nuevas técnicas y habilidades.

"¡Ahora verás, Akuma! ¡Con el Poder Celestial, tu oscuridad no tiene poder sobre nosotros!", exclamó Kendo.

Sendo, junto a sus hermanos ángeles, desplegó su Poder Sagrado mejorado y se preparó para el enfrentamiento.

Los ángeles se prepararon para enfrentar a Akuma, confiando en sus nuevas técnicas y habilidades. Sin embargo, Akuma, en lugar de sentir temor, soltó una carcajada burlona.

"¡Ja, ja, ja! ¿Realmente creen que estos insignificantes seres pueden desafiarme?", se mofó Akuma.

Con un movimiento rápido, Akuma desató todo su poder oscuro y lanzó un ataque devastador hacia los humanos. Pero en un acto heroico, Kendo se interpuso y recibió el impacto de la oscuridad de lleno. La energía oscura envolvió su cuerpo, pero no lo consumió por completo.

Mientras tanto, los humanos, en un giro sorprendente, revelaron su verdadera naturaleza. Traicionaron a los ángeles y, en un intento de sobrevivir, intentaron entregarlos a Akuma.

Sin embargo, en ese preciso momento, Kami intervino. Con su presencia divina, detuvo el traicionero acto de los humanos.

"¡Basta! ¡No permitiré que la oscuridad triunfe!" declaró Kami con autoridad.

En un instante, transportó únicamente a los ángeles a un lugar llamado Vacío, un mundo apartado del primer universo. Allí, Kami les habló con una voz llena de seriedad.

"Hijos míos, les doy una orden. No pueden intervenir en el primer universo, pues los humanos y los seres de ese mundo han aceptado la oscuridad en su interior. La traición ha manchado sus corazones, y deben enfrentar las consecuencias de sus elecciones", pronunció Kami solemnemente.

Los ángeles asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación. Aunque doliera dejar atrás a los seres que habían creado con tanto amor, sabían que era necesario.

"Entendemos, padre", afirmó Sendo con determinación.

"Continuaremos nuestro propósito en este Vacío, vigilando y protegiendo otros mundos de la oscuridad. Y esperaremos el momento adecuado para regresar y guiar a aquellos que busquen redimirse", añadió Kendo con convicción.

Kami los observó con orgullo y les dio su bendición. Sabía que habían aprendido valiosas lecciones y estaban listos para enfrentar cualquier desafío en su nueva misión.

El capítulo termina con los ángeles adentrándose en el Vacío, con la determinación de preservar la luz en otros universos y aguardar el momento en que los seres del primer universo encontraran el camino de regreso a la verdadera luz, dejando atrás la oscuridad que los había consumido.

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Comments

Juan Jiménez

Juan Jiménez

Me va a gustar

2023-09-12

2

yato_senpai

yato_senpai

yato presente

2021-04-09

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