Métodos desesperados

...Narrador Omnisciente...

Tatiana Peterson siempre fue una chica

tímida, no solía tener amigos y su familia se sentía preocupada por ello. El día de su cumpleaños siempre había estado vacío, nadie que no perteneciera a la familia asistía.

Los Peterson eran muy amigos de los Ackerman así que un día decidieron llevar a su hija luego de enterarse que el hijo único de los Ackerman había adoptado a una niña de la edad de su pequeña.

Tatiana pensaba que sería lo mismo de siempre, que la otra niña pensaría en lo rara que es y se alejaría poco a poco de ella.

Pero la otra chica le hablo sin que nadie le pidiera hacerlo, la otra niña la acompaño a el jardín sin poner excusas o molestarse por qué sus padres la mandaron a jugar con ella.

Cuando conoció a Mildred ella noto que había más en la vida que solo rechazo y odio...

La pelinegra compartía los mismos gustos con Tatiana y mismas metas, convertirse en algo relacionado a la moda, conforme paso el tiempo ellas siempre iban a platicar en un refugio que hicieron en unos arbustos, Jean les permitió hacer una casita de árbol la cual adornaron con pósters de moda y sus cosas más amadas.

Todo era tan perfecto en aquella casita, los padres de Tatiana nunca la vieron tan feliz como el día en que Mildred llegó a su vida pero... al pasar el tiempo mientras Tatiana crecía su amor a la pelinegra también lo hacía.

Ella comenzó a verla como algo más, como una persona única e inigualable, pero se negaba a pensar que estaba enamorada de ella.

Lo comprendió el día que Mildred le hizo una confesión.

......—Yo estoy enamorada de Jean—......

Cuando escucho esas palabras su estómago se revolvió y su corazón se hizo pedazos, en su momento lo disimuló muy bien, pero conforme pasaban los días ella veía a Jean como si fuera la peor persona que podría haber existido en la vida.

Ella les confesó todo a sus padres quienes no la juzgaron y prometieron hacer lo posible por qué Mildred no estuviera junto a Jean.

En ese momento ella pensó que estaría siendo muy egoísta con su mejor amiga pero no tenía opción.

...—¡Si no hago algo la apartará de mi lado!—...

Se repetía ella en su cabeza y decidió que haría que Mildred le tuviera repulsión a Jean... el también tenía la culpa, el no veía a Mildred como su hija y Tatiana estaba segura de ello... para este punto ella amaba tanto a su mejor amiga que haría lo que fuera por qué no se la quitarán.

...—Mataré a Jean si es necesario—...

Le dijo a sus padres y estos no se sorprendieron por la reacción de su hija.

...—Señor Aomin créame cuando le digo que lo que Jean siente por Mildred no es un amor de padre cualquiera —...

Esas fueron las palabras que sin temor dirigió al jefe de la mafia.

......—¿Por qué debería creerle?—......

El señor Aomin necesitaba que Tatiana le diera pruebas de ello y así fue como sucedió.

Comenzó a envenenarle el alma a Alexander Aomin y a su hijo Charles Aomin.

Sentía la obligación de destruir a Jean Ackerman... a quien alguna vez la apoyo y quién la recibió en su casa...

Pero nada de esto importaba, está era una lucha por el amor de Mildred y no se podía dar el lujo de dejar cabos sueltos.

Cuando Jean y Mildred tuvieron el mínimo disgusto ella aprovecho para envenenar el alma de Mildred y lo consiguió... o eso creyó pues Mildred había estado con Jean la noche anterior mientras ella estaba preocupada.

Aún que su familia destruía las cartas que Jean le mandaba a Mildred no bastó para mantenerlos alejados a los dos... Jean encontró a Mildred y estaba seguro de que la recuperaría tarde o temprano.

Su vida era muy dependiente de la de Mildred y ella no quería aceptar que estaba enferma...

Narra Tatiana

Estaba claro que ahora debía preocuparme más por mi... quizá haría que yo me suicidara y dejara mi nota de suicidio... pero no podía terminar así, no podía morir sin antes decirle todo a Mildred en la cara.

Tenía que confesar mi amor hacia ella... no podía morir sin decirle todo por lo que he luchado tantos años... lo que hizo que la flor marchita de mi corazón volviera a la vida.

— Te haré una propuesta Tatiana — Me dijo Jean.

Yo odiaba el simple hecho de escuchar su voz, era una tortura infernal algo que con solo pensarlo te provoca enormes dolores de cabeza.

— ¿De que se trata? — Le Pregunte muy segura y este levantó el dedo índice de la mano.

— Te daré un mes... en ese mes debes decirle a Mildred todo lo que sientes por ella... no creas que quiero darte una oportunidad o algo así... es solo que quiero que te rechacé para venir y burlarme en tu cara... si no lo haces me veré obligado a matarte — Mi corazón dió un brinco y pensé en llamar a mis padres para que me ayudaran.

— ... ¿Te divierte ver la desgracia ajena Jean? — Pregunté molesta.

— La verdad no es algo que me guste tanto como a ti... pero por la gravedad de todo este asunto me temo que ese día me retire como nunca — En mi vida nunca me habían humillado tanto como lo estaba haciendo ahora Jean.

— ¿Hay algo más que tengas que decir Jean? — El tomo su teléfono y miró la hora.

— No, creo que eso es todo lo que necesito por ahora — Tomo su teléfono y se dirigió a la puerta — Espero noticias de lo que sucedió en menos de un mes Tatiana — Salió y cerró la puerta tras de él.

Yo estaba realmente frustrada... no tenía palabras para describir el horror que sentí al momento de su llegada, odiaba no ser más fuerte.

No podía dejar que Jean siguiera tocando a Mildred... no podía aceptar que el la envolviera en sus redes así que tome una decisión algo llamativa.

Tome coraje para golpear mi cuerpo... dejé moretones en mis piernas y reventé mi labio.

El dolor fue insoportable pero no podía inventar otra cuadrada para que ella dejara de verlo.

También debía estar segura de que ella y Jean estuvieron en contacto la noche anterior.

Tome mi teléfono y llame a Mildred mientras daba pequeños quejidos debido al dolor.

......Narrador Omnisciente......

Mildred estaba enfadada por lo que había sucedido dentro de la oficina de Dayana.

— ¡¿Mildred?! — Le dijo Dayana y la pelinegra se acercó a la rubia.

— Ya hablé con el señorito Evans — Dijo Mildred de mala gana.

— ¿Que sucedió? — La rubia cuestionó a la pelinegra y está la miro enfadada.

— ¡Es un imbécil! — Mildred puso sus dos manos sobre su cabello — Se atrevió a decirme que parecía una adolescente mimada.

— Sofía no te estreses — Dayana suplico.

— ¡Es un cínico! me dijo que era imposible que no me gustara un sujeto como el, la verdad es que lo aborrezco — Dijo Mildred — No solo por tener la carita de angel y venir de familia millonaria puede tratarme así... yo nunca fui presumida cuando Jean me dió el permiso de comprar todo lo que yo quisiera desde su tarjeta — Grito molesta sin darse cuenta de que Dayana estaba cuestionando en su cabeza quien era Jean y por qué le compraba todo lo que ella quería.

En ese momento entro una llamada al teléfono de Mildred y al mirar el nombre se dió cuenta de que era Tatiana.

— ¿Que sucede Tatiana? — Pregunto Mildred y escucho las respiraciones adoloridas de Tatiana.

— ...Mi...Mildred yo... yo es...toy mu...muy he...rida — Mildred se preocupo mucho por la entrecortada voz de su mejor amiga y palideció al instante.

— ¿Que te sucedió? — Preguntó la pelinegra muy asustada y su amiga dió un quejido de dolor — ¿Tatiana que te paso? — La joven cada vez se sentía más asustada por el asunto.

— E...es que ... J-Jean vino a mi... — Tomo un segundo para soltar un quejido de dolor — Jean vino a mi... a mi casa y... — Se escuchó que tosió y se asustó — Por... favor llévame al hospital.

— Enseguida llegó a tu casa Tatiana — Mildred colgó el teléfono y Dayana la estaba mirando asustada pues ella también había escuchado la llamada — Dayana ¿puedo retirarme? solo lo haré por hoy — Dayana frunció el ceño.

— ¡Solo vete a casa de tu amiga y ayudarla! — Se molestó Dayana — Mañana me explicas que sucedió.

Mildred se echó a correr rápidamente al estacionamiento y se subió a su coche, no tardó mucho hasta que ella ya se encontraba llegando a la casa de su amiga.

Ella entro al notar que la puerta estaba entreabierta, miró a Tatiana en el sofá junto a el teléfono y vio un charco de sangre que parecía salir de su boca. había sufrido brutales leciones y Mildred estaba más que conciente de ello por lo que la cargo como pudo y la subió al auto.

Ella solo podía pensar en que Tatiana haya mencionado a Jean...

De haber atacado Jean a Tatiana ¡no se lo perdonaría jamás!

Ella comenzó a conducir rumbo al hospital muy asustada y disgustada con el asunto.

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