Lección

-¿Nuestro lado?, no estoy de acuerdo con que haya un lado bueno y uno malo, ¿sabías que los demonios también tienen familia?

-A mí no me interesa su familia solo sé que son demonios y tienen que morir.

-¿Morir?, es una palabra fácil para de decir.

-¿Cómo te atreves a hablarme así?

-Su majestad, tiene un título muy importante pero… ¿Lo mereces?

-Una diosa tan poderosa como tú sé hablando de los demonios y salió huyendo solo te hace patética.

-Su majestad, creo que está más preocupado por lo que haga en el futuro.

-¿Preocupado?

Desde cuando me volví una persona tan patética si hubiera sabido lo que pasaría ese día no hubiera hecho lo que hice, ahora tendría una vida despreocupada viviendo en mi mansión aunque… Debo admitir que también me agrada la vida que llevo ahora, pero… no sé cuánto tiempo más puedo soportar… tengo que darle una pequeña lección par que se dé cuenta de que no soy alguien fácil de manipular.

-¿te quedaste sin palabras filosas?

Había una larga distancia entre nosotros así que par que se confiara me acerque de forma humilde para hacerle creer que me iba a arrodillar ante él, cuando finalmente había el espacio suficiente lo tome por el cuello e hice que mis ojos se tornaron rojos como el tono de una rosa fresca, lo mire directo a los ojos y le dije:

-le recomiendo que cuide su trasero, puede ser que en cualquier momento sea pateado y echado fuera del palacio.

Lo solté y me fui aunque totovía pude escuchar cómo recuperaba el aliento e intentaba ofenderme, pero las palabras salían titubeantes.

-Buenos días, señorita Xian.

-Buenos días, señor Du.

En este tiempo he estado entre los humanos ayudándolos en secreto, en esta ocasión tengo que borrarles la memoria y conseguir otra posición importante para ayudarlos nuevamente porque creo que ellos son los más lamentables, al estar deambulando en un mundo tan cruel y cegado por el poder.

-Señor Du, espérame tengo algo que decirle.

-¿Qué pasa señorita Xian?

-Fue un placer para mí conocerlo, pero es tiempo de que me mires a los ojos y olvides todo de mí.

-Tenía razón…

De alguna manera conozco esa mirada y sé que es lo que está por decir.

-Tenía razón eres una persona diferente desde la primera vez que te vi lo sabía, pero no pude evitar…

-Cuando diga tres olvidas todas las cosas relacionadas conmigo, uno, dos…

-Me gustas…

-Tres…

Por el momento no puedo pensar en nadie de esa manera, primero tengo que descubrir que hacer conmigo, ¿una diosa?, no sé qué hacer con eso, incluso después de cinco mil años, merezco que me conozcan como una persona patética que huyó de sus responsabilidades, pero eso es mejor que llegar a ser manipulada.