Capítulo 20. Única

El duque abrazó a Marian y le dijo. __ Esta bien, si eso es lo que quieres respetare tu decisión y no haré nada.

Marian enterró su rostro en su pecho y le dijo.

__ Gracias por estar a mi lado.

Izan se separó un poco de Marian y acarició su rostro y dijo.

__ No tienes nada que agradecer, debería de ser yo la que te dé las gracias a ti por entrar en mi vida.

Izan acercó su rostro al de Marian, posó sus labios sobre los de ella y deslizó su lengua hacia el interior de su boca masajeando lentamente su lengua, su beso fue dulce y tierno, Marian se sintió querida y tranquila en sus brazos, ese simple gesto la hacía olvidarse de sus problemas y estar en paz, como si todo lo que había pasado durante la tarde no fuera más que una pesadilla de la cual acababa de despertar.

Cada vez que él la acariciaba y la besaba la hacía sumamente feliz, él beso su cuello y comenzó a desabrochar su vestido pero luego paró ya que recordó que aún no podía hacerle nada más que besarla y volvió a su boca y le dijo.

__ Cuando estés completamente recuperada te aseguro que no te dejaré dormir por las noches.

Marian al escuchar eso no pudo evitar avergonzarse pero al mismo tiempo deseaba que ese momento llegará pronto y poder perderse en su cuerpo hasta enloquecer.

Ella se pegó más a él y le dijo.

__ Entonces esperaré ansiosa por ello también.

Cuando Marian dijo eso el duque se sonrojó un poco por su franqueza y le dijo.

__ Sabes, eso no es lo que una dama debería de decir.

__ Hum... ¿Por qué no?, tu eres mi esposo ante la ley de los hombres y la de Dios así que no debería de haber ningún problema, aunque no te niego que me da un poco de vergüenza decirlo en voz alta.

Izan beso a Marian, chupo el labio inferior de su boca y le dijo.

__ Sin duda alguna eres muy diferente a cualquier otra que haya conocido, eso me encanta.

El imaginarse a Izan besando y abrazando a otra mujer le dio cierta incomodidad y le preguntó.

__ ¿Has conocido a muchas?

__ Hum... Algunas cuantas, pero todas son aburridas y palidecen ante tu belleza.

__ Entonces soy la mas guapa y divertida que has conocido hasta ahora.

__ Si, tu eres única y maravillosa como una flor en pleno desierto.

__ Tanto así.

__ Así y un poco más.

Marian se quedó recostada en su pecho y le dijo.

__ Para mi tú también eres el hombre más maravilloso que he conocido en toda mi vida.

__ ¿Has conocido a muchos?

__ Hum... No, en realidad son muy pocos los que he conocido.

__ Eso me alegra, si me hubieras dicho que conocías a muchos me habría puesto celoso.

__ Además de los empleados de la mansión de mi padre los cuales eran muy viejos no tuve la oportunidad de conocer a muchos hombres ya que no se me permitía salir de la mansión y después de que me encerraran en ese hospital aún menos.

Izan acarició su rostro y le dijo.

__ Odio no haber podido llegar antes a tu vida.

__ Hum... Yo creo que llegaste justo a tiempo.

Marian bostezo e Izan le dijo. __ Pareces cansada, será mejor que nos acostemos a dormir.

__ Si, ayer no pude dormir muy bien ya que estaba muy emocionada de ir a la ciudad, así que ahora me estoy muriendo del sueño.

Izan acostó a Marian en la cama, la tapó con una manta y la rodeó con sus brazos como si fuera una niña pequeña y le dijo.

__ Ahora duerme, me quedaré contigo toda la noche.

Marian enterró su cara en el pecho de Izan y le dijo. __ Gracias y se quedó dormida rápidamente.

A la mañana siguiente cuando Marian se despertó Izan estaba acostado a su lado acariciando su cabello, ella al verle dijo.

__ Buenos días.

__ Buenos días, ¿Has dormido bien?

__ Si he dormido como un bebé.

__ Entonces deberíamos levantarnos ya que es un poco tarde.

__ Tienes que trabajar hoy.

__ No, hoy pasaré todo el día contigo.

__ Eso me parece maravilloso, podemos ir a dar un paseo por el lago.

__ Haremos lo que tú quieras.

Marian se levantó de la cama y se puso un vestido sencillo fácil de poner y le dijo al duque.

__ Izan estoy lista.

__ Si ya lo veo, vamos a desayunar.

Ellos bajaron a desayunar, al terminar cuándo ellos se dirigían al jardín, el mayordomo le dijo al duque que tenía invitados esperándolo en el recibidor.

A Izan le pareció extraño que tuviera invitados ya que normalmente nadie iba a visitarlo, así que se fue a ver quién era el que había ido a visitarlo.

Marian fue con él y al entrar al recibidor habían dos mujeres, una mayor de cabello castaño y la otra era una hermosa joven de cabello negro y ojos color avellana, por las ropas que ellas vestían Marian supo que aquellas dos mujeres eran nobles y se preguntó quienes serían.

La mujer mayor al ver a Izan se levantó de dónde estaba sentada se acercó a él, le dio un abrazo y le dijo. __ Hola Izan hace mucho tiempo que no te veía.

__ ¿Qué haces aquí madre?

__ He venido a visitarte ya que tu no lo haces,¿Acaso no puedo?

__ He estado muy ocupado últimamente, por eso no he podido ir a verte.

__ Lo se, por eso he venido yo a verte, y también a venido Hana.

La madre de Izan fue donde estaba sentada la joven, la tomó de la mano y la puso enfrente de Izan y le dijo.

__ A que es muy hermosa.

Izan suspiró y le dijo. __ Hola señorita Hana, es un placer poder volver a verle.

La chica se sonrojó y le dijo. __ El placer es todo mío duque.

Izan tomó la mano de Marian y le dijo a Hana y a su madre. __ Déjenme que les presente a mi esposa, ella es Marian.

Marian se aferró a la mano de Izan ya que se sintió un poco nerviosa de conocer a su suegra y le dijo tímidamente. __ ¿Es un placer conocerlas?

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