Capítulo 12. A tu lado

A Marian le gustaba mucho ser acariciado por el duque, él siempre era dulce y tierno con ella, cuando iba a casarse con John él nunca había mostrado ningún signo de afecto hacía ella, siempre que él la veía se mostraba renuente y mantenía su distancia, Marian pensó que eso cambiaría cuando estuvieran casados sin embargo al final él la dejó por su media hermana.

Al pensar en ellos a Marian le hervía la sangre de la ira, sin embargo ella no quería desperdiciar lo que le quedaba de vida aferrada al pasado así que sacudió su cabeza para que esos recuerdos volarán de su mente, el duque al ver eso le preguntó.

__ ¿Qué sucede?

__ No es nada, solo recordé algo desagradable, pero todo eso ahora ya no importa, ahora solo deseo dejar todo atrás y ser feliz.

El duque la rodeó por la cintura y la atrajo hacía él y le dijo.

__ Me aseguraré que de ahora en adelante seas feliz.

Marian enterró su rostro en su pecho y le dijo.

__ Ya me estas haciendo feliz, gracias por cuidar de mí.

El duque acarició el cabello de Marian y se quedó respirando su aroma hasta que se quedó dormido.

Marian se sentía segura en sus brazos esa noche ella durmió feliz y tranquila ya que las pesadillas que llegaban a atormentarla cada noche ese día no llegaron.

A la mañana siguiente Marian al despertarse lo primero que vio fue el hermoso rostro del duque, ella acarició su rostro y su cabello, él se despertó y la atrajo más hacia él y le preguntó.

__ ¿Has dormido bien?

__ Si, el dormir en tus brazos me encanta, hace que las pesadillas se vayan.

El duque se sonrojó un poco por la sinceridad de Marian y le dijo.

__ Entonces de ahora en adelante dormiré contigo, ¿Si eso te gusta?

Marian frotó su rostro contra su pecho y respondió.

__ Eso me encantaría gracias.

Ellos estaban tan absortos el uno con el otro que se olvidaron que el mago iba a venir durante la mañana para curar las heridas de Marian, hasta que las sirvientas tocaron la puerta para ayudar a Marian a vestirse.

Marian se levantó de mala gana ya que había estado tan cómoda en los brazos del duque que no quería separarse de él, sin embargo ya era tarde y debía levantarse.

El duque desayuno con ella en la habitación y poco después de que terminarán el mago apareció, ese día llevaba con él un gran libro negro el cual le llamó mucho la atención a Marian y pensó en preguntarle después de que se trataba el libro.

Luis puso sus cosas sobre la mesa y los saludo.

__ Buenos días.

__ Buen día Luis.

__ Hoy comenzaré a tratar tus huesos, tienes muchos que están fuera de su sitio, como nadie te trato antes los huesos sanaron pero no están como deberían estar, el volver a acomodarlos dolerá un poco por eso los trataré poco a poco, acuéstate en la cama así si te desmayas no te harás daño.

Marian se sintió un poco asustada de lo que le iba hacer el mago, el duque al verla temblar le tomó de la mano y le dijo.

__ No tengas miedo, yo estaré aquí contigo, no te dejaré ni por un momento si te desmayas estaré aquí cuando despiertes.

Marian al escuchar eso se sintió más tranquila, se acostó en la cama y Luis se acercó a ella, abrió el libro negro y comenzó a hablar en un idioma extraño, en ese momento Marian sintió como los huesos de sus manos empezaban a dolerle al acomodarse en su sitio después el hombro y el dolor se pasó a su espalda en ese momento todas las vértebras de su espalda crujieron y un dolor insoportable la invadió, ella grito y pataleo, el duque quien le estaba sosteniendo la mano la miraba con preocupación y le dijo al mago que parará ya que ella parecía estar sufriendo mucho.

Sin embargo el mago no paró, las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Marian, el duque al verla llorar sintió que su corazón se partía en dos al verla sufrir de esa manera y lo odio profundamente, él limpió sus lágrimas y volvió a gritarle al mago que se detuviera.

Marian comenzó a ver todo borroso y al final terminó desmayándose, el duque tomó al mago por el cuello y cuando él iba a darle un golpe para que detuviera sus cánticos él se quedó callado y le dijo.

__ Ahora ya está no podía parar a medias o hubiera sido peor para ella.

El duque le soltó y le dijo.

__ ¿Por qué le ha dolido tanto?

__ Porque sus heridas son viejas y sanaron de manera descuidada, incluso me sorprende que ella aún pueda caminar.

El duque volvió al lado de Marian y acarició su rostro lloroso y le dijo.

__ No me gusta verla sufrir de esa manera.

__ Las otras fracturas que tiene son más fáciles de curar no dolerá tanto como su columna.

__ Eso espero, no quiero volver a verla llorar de dolor.

El mago recogió sus cosas y le dijo.

__ Lo mejor será que por hoy se quede en la cama, mañana ya estará bien, mañana solo voy a curar sus cicatrices así que no habrá dolor.

El mago salió de la habitación y les dejó a ellos dos solos, él duque se quedó acariciando el cabello de Marian hasta que ella se despertó, cuando ella abrió sus ojos lo primero que vio fue al duque con una expresión de dolor en su rostro ella alargó su mano y le tocó la mejilla, pregunto.

__ ¿Qué sucede?, ¿Por qué te ves tan triste?

Izan puso su mano sobre la de ella y preguntó.

__ ¿Estás bien?

Marian hizo el ademán de levantarse y el duque le dijo. __ Lo mejor será que no te levantes, el mago ha dicho que descanses por hoy.

__ Supongo que no me queda más remedio que quedarme en la cama por hoy.

__ Así es, y dime, ¿Estas bien?, ¿Te duele algo?

__ Siento como si un caballo me hubiera pisoteado la espalda, pero por lo demás estoy bien.

El duque la miró con dolor y le dijo.

__ Lo siento, no sabía que iba hacer tan doloroso.

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