Capítulo 4. Cicatrices

Las lágrimas de Marian comenzaron a brotar de sus ojos y le dijo.

__ Quiero irme de aquí.

__ Marian si decides irte no pienso detenerte, sin embargo aunque te diera el divorcio no cambiaría nada ya que el cura nos ha dado su bendición y esa es hasta que la muerte nos separe, dime quieres volver a tu casa.

Marian al escuchar que la enviaría de regreso a la casa donde había sido maltratada desde la muerte de su madre con los ojos llenos de lágrimas le dijo.

__ Por favor no, no me envíes a ese lugar.

El duque al ver la expresión de horror que Marian había hecho cuando él había mencionado que la enviaría de vuelta a su casa hizo que sintiera lástima por ella y le dijo.

__ No te enviaré a ningún lugar al que no quieras ir, dime, ¿Tienes algún otro lugar al cual ir?

Marian agachó su cabeza y le dijo.

__ No.

__ Entonces quédate aquí, desde que nos casamos tú te convertiste en la duquesa Lion y se te será tratada como tal, así que cálmate.

El duque estiró su mano y le dijo.

__ Ven, aún no has comido nada, después de comer piensa en lo que quieras hacer, ¿Te parece bien?

Por más que Marian quisiera irse no tenía ningún lugar al cual ir así que aceptó la mano del duque y regresó con él al comedor, a pesar de que ella se había estado muriendo del hambre antes, durante la cena apenas y había tocado la comida ya que la sentía muy pesada en su estómago.

Cuando terminó de cenar Marian se levantó de la mesa y el duque le cogió la mano y le dijo.

__ Si necesitas algo puedes pedírselo a las sirvientas.

Marian se soltó de su agarre y se fue a su habitación, cuando ella se fue el duque le dijo a una de las sirvientas que le dijera al chef que preparara algo ligero y que se lo llevara a Marian.

Cuándo Marian llegó a su habitación dos sirvientas le estaban esperando para ayudarle con el baño, ella las siguió hasta el cuarto de baño y al quitarse el vestido ellas se horrorizaron al verla llena de cicatrices por todas partes, en su mayoría todas eran antiguas sin embargo también tenía unas cuantas que eran recientes y que todavía le ardían y le escocían cuando tocaba el agua.

Ella al ver que las dos sirvientas se habían quedado completamente inmóviles les dijo.

__ Si no van ayudar ya pueden retirarse.

Ellas salieron del shock y le dijeron.

__ Lo sentimos joven señora, no queríamos ser groseras.

Marian se metió en la bañera y les dijo.

__ No se preocupen, ayúdenme rápido que todavía me escuecen algunas heridas si estoy mucho tiempo en el agua.

__ Sí joven señora. Las dos chicas ayudaron a Marian lo más rápido que pudieron la ayudaron a secarse con cuidado para no rozar sus heridas le pusieron un camisón de algodón blanco y luego se retiraron.

Al salir de la habitación ellas fueron inmediatamente con el duque y le dijeron sobre las heridas de la joven señora.

El duque se quedó horrorizado al escuchar a sus sirvientas, ya que normalmente ningún noble le ponía ni un dedo encima a sus hijas ya que si les dejaban cicatrices después era más difícil para ellas casarse, él les dijo que fueran a llamar al médico y fue haber con sus propios ojos las heridas de Marian ya que a veces las sirvientas solían exagerar.

Al entrar a la habitación Marian estaba sentada en el balcón mirando a la distancia, él tocó la puerta para no asustarla, ella se giró para ver quien era el que acababa de llegar y por un momento sus mejillas se tiñeron de rojo y se puso nerviosa al pensar que el iba para consumir su matrimonio, sin embargo las primeras palabras que salieron de su boca fueron.

__ Me han dicho las sirvientas que estas herida podría revisarte por un momento.

Esas palabras regresaron a Marian a la realidad y en el fondo se sintió un poco decepcionada y le dijo claro.

Ella se levantó de la silla y ante los rayos de la luna que la bañaban, al duque le pareció que ella se veía un poco fantasmal, su piel estaba demasiado blanca y pálida como si hubiera estado mucho tiempo sin salir, su cabello extremadamente largo el cual llevaba suelto se veía maltratado y eso le pareció raro ya que todas las mujeres solían cuidar mucho de su aspecto.

Cuándo Marian se paro enfrente de él, pudo ver la marca de las cicatrices de sus brazos, él le levantó el camisón hasta las rodillas y vio que las cicatrices que subían hasta sus muslos, a Marian le dio un poco de vergüenza que él se quedara viendo tan fijamente su cuerpo así que se separó de su lado y le dijo. __ ¿Así está bien?

__¿Cómo te hiciste esas heridas?

__ Me las han hecho a lo largo de mi vida, en su mayoría ya ni siquiera me duelen.

El duque al escuchar eso sintió que su corazón se rompía al imaginarse el sufrimiento que ella debía de haber pasado toda su vida, él instintivamente se acercó a ella y la rodeo con sus brazos, al abrazarla se dio cuenta que ella estaba tan delgada que podía sentir todos sus huesos debajo de sus dedos y pensó en que clase de condiciones la habían hecho vivir, incluso llegó a pensar que quizá el marqués Cailed le había engañado y que quizá ella fuera alguna esclava que él marqués cailed había mandado en lugar de su hija, sin embargo a él no le importó nada de eso en esos momentos, él solo quería hacer algo para ayudarla.

Marian se sorprendió mucho ya que no esperaba que él fuera a abrazarla así que le preguntó . __ ¿Qué sucede?

__ Mientras estés aquí puedes pedirme lo que quieras, he mandado a llamar al médico él vendrá en unas cuantas horas.

__ No necesito a un médico, la mayor parte de mis cicatrices son antiguas así que no me hacen daño.

__ Aun así quiero que te revisen apropiadamente.

El duque se separó un poco de ella y la miró con lástima así que ella le dijo. __ No necesito que tengas lástima por mí, a pesar de que quizá luzca terrible a mi no me importan mis cicatrices así que a ti tampoco deberían de importarte al fin y al cabo moriré pronto.

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