Marian fue encerrada por los sirvientes en el sótano seis días en los que una de las sirvientas que se llama Rael le llevaba comida y agua a escondidas cada vez que podía. Al séptimo día Marian estaba dormida cuando sintió un golpe en las costillas y se levantó de golpe, eran su madrastra y Susan, su media hermana iba vestida con el vestido de novia que Marian había tardado tanto en escoger, incluso el velo que ella misma había bordado.
Susan se tapó la nariz y le dijo. __ Hola hermana, pensé que te gustaría ver como me quedo tu vestido, hoy es el día de mi boda, lastima que no puedas asistir.
Marian hizo ademán de atacar y uno de los sirvientes la detuvo, su hermana se alejó un poco y le dijo.
__ Te ves muy mal hermanita, quizá deberías bañarte más seguido.
Marian escupió al suelo y le dijo. __ Eres una perra.
__ ¡Oh!, Cariño la que parece una perra eres tu, revolcandote en tu miseria, bueno será mejor que me largue no quiero llegar tarde a mi boda.
Susan se dio la vuelta y se fue, unos minutos después entraron unos hombres vestidos con ropas grises y su madrastra les dijo. __ Llevensela de aquí.
Les dio una bolsa con unas cuantas monedas y les dijo. __Cuiden bien de ella.
Marian intentó resistirse dando patadas y mordidas pero como tenía varios días sin comer bien, terminó cansándose rápido, vio todo borroso y se desmayó.
Los hombres vestidos de gris tomaron a Marian y la tiraron al fondo de un carruaje sin ventanas y cerraron la puerta con llave.
Todos los sirvientes se sintieron impotentes al ver que se llevaban a Marian, pero ellos no podían hacer nada ya que si hacían algo lo más seguro es que los iban a despedir sin ninguna recomendación y no podrían volver a encontrar trabajo en ninguna otra parte.
Marian se despertó encerrada en una habitación oscura en la que sólo una pequeña luz entraba por la rendija, ella golpeó la puerta y gritó desesperadamente que la sacaran de aquel lugar, sin embargo nadie le hizo caso, una hora después de estar en cerrada un hombre vestido de gris, con el cabello revuelto abrió la rendija y le pasó un plato con un pedazo de pan duro y una sopa que parecía más agua que sopa y le dijo.
__ Ahí tienes tu comida.
Marian le agarró la mano y le dijo. __ Por favor espera, no te vayas dime donde estoy.
__ Este es el hospital Branch este el lugar dónde están todos los locos.
__ ¿Qué?, ¿Por qué me han encerrado en este lugar?
__ Te han encerrado por qué estas loca al igual que todos los que están aquí.
Aquel hombre estiró la mano con fuerza y se alejó de ella. Marian estaba aturdida no podía creer que su madrastra la enviará a aquel maldito lugar, ella siempre había querido deshacerse de ella y el día en el que ella no se dejó golpear y la tiró al suelo le había dado una razón para deshacerse de ella.
Marian se comió el pan y la sopa ya que se estaba muriendo de hambre, y no pensaba darle el gusto a su madrastra de morir pronto, pensó que quizá cuando su padre regresara la iría a buscar y la sacaría de aquel lugar, aunque en el fondo ella lo dudaba.
Al día siguiente un hombre fue a ver a Marian y le dio varios golpes con un látigo y le dijo. __ Estos son cortesía de tu madrastra. Después de eso ese hombre se fue y dejó a Marian retorciéndose de dolor.
Su madrastra era tan mala que ni siquiera después de haberla encerrado en ese lugar estaba feliz, al parecer el dinero que le había dado a aquellos hombres era para que la torturaran e hicieran de su vida un infierno.
Marian estuvo encerrada en aquel maldito lugar un año en el que de vez en cuando recibía palizas o latigazos y siempre que lo hacían le decían lo mismo, que eran de parte de su madrastra, ella se había aferrado a su vida desesperadamente, pero al final había perdido toda esperanza de vivir, ya no le encontraba sentido a la vida y lo único que quería era morir, sin embargo ni de eso era libre, cada vez que ella se negaba a comer la dejaban aguantar hambre un par de días y luego la obligaban a comer.
Ella había intentado incluso cortar sus venas con un trozo de piedra caliza que había encontrado en su celda, pero el día que lo hizo la encontraron muy rápido y al final le habían tenido que atar las manos y solo la liberaron para que comiera.
Un día mientras estaba tumbada en el frío y duro suelo uno de los guardias abrió la puerta de su celda, ya que aquello parecía una prisión y ella no podía decir que era un habitación, ya que ni siquiera había una coma, sólo tenía un cubo para sus necesidades en una esquina el cual cambiaban a diario.
Aquel guardia la llevó a una habitación donde habían dos sirvientas que la bañaron, la peinaron y le pusieron ropas limpias, después la llevaron hasta la oficina que debía de ser la del encargado de aquel lugar ya que era lujosa y espléndida lo cual a Marian le aprecio que esa habitación desentonaba por completo con aquel lugar.
Su padre estaba sentado en un sofá hablando con un tipo gordo, grasiento y con la cabeza un poco calva, ella al verlos se quedó parada en la puerta y uno de los guardias le dio un empujón para que entrara.
Su padre al verla se levantó del sofá y le dijo. __ Ven Marian, siéntate.
Su padre le hablaba como si ella acabara de llegar de algún viaje y tuviera tiempo de no verla, Marian se quedó de pie y le dijo. __ Así estoy bien, ¿A qué has venido?
Su padre se dirigió al hombre que estaba frente a él y le dijo. __ Podría dejarnos solos.
__ Sí por su puesto marqués Cailend.
Cuando aquel hombre se retiró su padre quitó su cara de buen padre y le dijo. __ Siéntate, he venido a ofrecerte un trato.
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Comments
Jaylinne Meritxell Morales Montiel
Que enojo 😠
2025-03-18
0
Liliana García
Al final se va a dar cuenta que la otra ko es su hija y a la verdadera la trató tan mal 😡😡
2024-03-20
9
Isabel Nava
pinché viejo maldito
2023-12-20
1