CAPITULO 4

...IRENE...

Volví a la mansión muy emocionada, Ömer me trajo hasta aquí muchos de los guardias me miraban de forma extraña. Por la noche estamos cenando tranquilos los tres, me parece ya muy raro que venga cenar tan seguido a casa.

– Hay un niño en la escuela que me molesta mucho –dice Maddie–. Me tira del cabello

– ¿De verdad? –pregunta Ezequiel molesto–. ¿Los maestros no hacen nada?

– Ya lo llevaron a la dirección dos veces –Maddie frunce el ceño–. No entiendo porque me molesta

– Quizás le gustes, hija –le digo–. Dicen que cuando un niño te molesta entonces es porque le gustas

– ¡NO, PUAJ! –dice asqueada–. No me gustan gustar de los niños

– Así se habla, cariño –dice Ezequiel–. No te tienen que gustar los chicos hasta que tengas 30 años

Un padre celoso parece, espero a que Maddie se vaya a dormir para poder conversar con Ezequiel sobre el trabajo.

– Ezequiel, ¿podemos hablar? –le digo nerviosa.

– Claro... –me mira–. ¿Sobre que quieres hablar?

– Aammm... quiero decirte que quiero empezar a trabajar –le suelto de una–. Ya conseguí un trabajo

– ¿Acaso te hace falta algo? –se cruza de brazos–. ¿Ropa, maquillaje... algo?

– No, claro que no, pero quiero trabajar –le digo–. Es todo

– ¿Que trabajo conseguiste? –suspira exasperado.

– Ömer, me lo encontré hoy –le digo–. Me ofreció trabajar para él

– ¿Trabajar para Ömer Leviens? –me mira sorprendido.

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...EZEQUIEL...

No puedo creer lo que me acaba de decir, ¿ese tipo le ofreció trabajar para él? ¡Osea... SU EX! ¿Cómo fue capaz de aceptar?.

– ¿Osea que trabajarás para tu ex? –pregunto molesto–. ¿Es eso?

– Si, así es –asiente segura–. Empezaré el lunes próximo

– ¿Estás escuchando lo que me dices? –la miro–. Trabajarás para tu ex

– ¿Que problema hay? ¿No confías en mí o que? –se cruza de brazos–. Escucha, no me importa que carajos pienses, voy a empezar a trabajar y punto final.

– No confío en ese hombre, Irene –digo mirándola–. Es obvio que no te ha olvidado

– Fuimos novios por mucho tiempo, Ezequiel –dice molesta–. Es obvio que no me olvidará, yo tampoco lo haré fue mí primer novio, el primero en muchas cosas.

– Claro –miro hacia otro lado–. ¿Y por eso confías ciegamente a él?

– Basta, Ezequiel –dice arta–. Me cansé de esto, ya tomé mí decisión, trabajaré para Ömer

– ¿Sabes que?... –levanto las manos al cielo–. Haz lo que quieras, no me interesa solo no expongas a Maddie a algo malo

– ¡Ay por Dios! –exclama–. No vengas con eso, no metas a Maddie en esto, controlate y bajale a tu comportamiento. Buenas noches.

Así me deja en la cocina solo, sube los escalones. ¡UF!. Odio cuando es asi.

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...ÖMER...

Estoy en mí casa cenando junto con Rick, mí hermano menor. Le cuento que me reencontré con Irene, a quien obviamente ya conoce.

– ¿Quien lo diría? –dice sorprendido–. Irene aquí, casada.

– Una sorpresa, ¿verdad? –sonrío–. Sigue igual de hermosa que antes

– Cuidado, Ömer –me advierte–. Puede ser hermosa, y no lo niego, pero es una mujer CA-SA-DA y para colmo tiene una hija

– Lo se, lo sé... –bajo los hombros–. Se que es prohibida pero... todavía la amo, ¿que puedo hacer?. Nadie controla al corazón

– Pero si a la razón... –me da un golpe en la cabeza–. Tienes que controlarte, no hagas nada estúpido

– Lo tendré, no te preocupes –bajo la mirada–. Solo espero no generar ningún problema con su esposo

– ¿Por qué generarias algún problema con él, Ömer? –me mira enojado–. ¿Que fue lo que hiciste?

– Bueno... puede decirse que la contraté para que trabaje para mí –me encojo de hombros inocente–. Ahora es mí asistente

– ¿¡Y así esperas no traerle problemas en su matrimonio!? –me da otro golpe–. ¡Haz perdido la cabeza! ¡ESTA CASADA Y SU MARIDO ES TU SOCIO!

– Por eso no tiene que preocuparse... –levanto las manos–. ¿Por qué haría algo con la mujer de mí socio?.

– Ay Ömer... –suspira exasperado–. Su esposo te va a matar

– ¡Ya dije que no hice nada malo! –exclamo–. ¡No la toque nada!

– Más te vale... –me mira.

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...• LUNES •...

...IRENE...

Me levanto más temprano de lo normal, me doy un buen baño arreglo mí cabello para salir y me visto para la oficina.

Me maquillo ligeramente, algo sencillo y sofisticado. Escucho el sonido de la puerta abriéndose.

– ¿Ya te vas? –pregunta Ezequiel cruzado de brazos.

– Si, ya me voy –me arreglo la blusa–. Llevaré Maddie a la escuela y luego iré para allá

– Bien, oye... hoy no volveré –me dice.

– Bueno no esperaba otra cosa –suspiro–. Nos vemos cuando sea que vuelvas .

– ¿Mami? –escucho a Maddie detrás de la puerta–. ¡Ya tenemos que irnos!

– Enseguida voy mí cielo –tomo mí bolso–. Nos vemos...

Así salgo de la habitación y subimos a mí auto para marchar hacia la escuela de Maddie.

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...EZEQUIEL...

Con la molestia corriendo por mis venas subo a mí auto, me dirijo a la empresa. Una vez en mí oficina explotó de ira y aviento un vaso contra la pared. En ese momento mí hermano entra.

– ¡Por Dios! –exclama–. ¿Que estás haciendo, Ezequiel?

– No me sermonees, Matteo –lo miro enojado–. No tengo un buen día

– ¿Por qué? ¿Que ha pasado? –me pregunta acercándose.

– Es Irene... –me siento en mí sillón–. Empezo a trabajar hoy

– ¡Eso es genial, hermano! –se sienta frente a mí–. Quizás estaba aburrida de estar todo el día en casa

– Eso no es todo... –golpeo el escritorio–. Será asistente de su ex Ömer Leviens

– Oh... Cuernos, ¿eh? –dice mirándome.

– ¿De que estás hablando? –lo miro enojado–. ¿Eh?

– Tienes miedo de que la vida te haga una doble jugada –se ríe–. Pasaste todo tu matrimonio engañando a Irene ahora que sabes que ella puede hacer lo mismo afecta tu ego

– ¿Ego? ¿Que estás diciendo? –lo miro confundido.

– Estos ocho años Irene respeto el matrimonio a fondo, jamás busco a otro hombre para satisfacer sus necesidades... tu, en cambio, si lo hiciste y todos lo días.

– Ve al punto, Matteo –exigo.

– Que el hecho de que Irene pueda irse con otro hombre y salirse del control que tuviste sobre ella en estos ocho años te aterra... –se ríe–. Ella te espero todos los días, todas las noches y ahora que quizás se enamore de nuevo de Ömer te asusta

– No creo que ella sea capaz de cometer pecado en contra del matrimonio –le digo–. Ella es muy... respetuosa

– Si, lo es, pero cuando recuerde las noches en vela que pasó y que tu te la pasaste con tu amante –lo mira–. Créeme que eso no me importara y ahí... puedes declararte oficialmente cornudo.

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