ÓMICRON X

La Vida apesta, y si seguro que tú lo has dicho muchas veces cuando has tenido problemas en la escuela o con tu familia, o cuando se te cayo el internet de tu casa, o cuando te paso una desgracia, pero te aseguro que no tienes tantas cosas en tu mente, ni tantos problemas como yo, por cierto, me llamo Mike y crecí en un mundo que se fue al demonio, no hay otra forma de decirlo, el mundo entero se fue al demonio.

Nací justo antes de que todo fallara, tenía 2 años cuando vino la gran depresión financiera, era muy pequeño, pero tengo recuerdos fugases de mi padre, despierto a media noche, sentado en la mesa de la cocina haciendo cuentas, jalándose el cabello, racionando lo que comeríamos al día siguiente y eso que nosotros, estábamos entre los que nos afectó menos ya que papa trabaja para el ejército.

También recuerdo cuando tenía 4 años que estaba en casa con mi mama, mis dos hermanos mayores y mi hermana gemela: Mary, cuando todo empezó a sacudirse, mama nos sacó del departamento, a fin de ir a los cuarteles donde papa trabajaba, cerca de la casa, todo era caos, todo se movía, los muros crujían, y fue en medio de ese caos donde paso, a mis 4 años comprendí que el mundo había cambiado por completo; bajábamos por las escaleras corriendo a fin de salir del edificio y llegar con papa.

 Logramos salir mi mama, mi hermano Thomas y yo, entonces me giré para ver si mi hermano Michael seguía cargando a Mary y justo cuando ellos estaban en la puerta del edificio, vi como el edificio entero se desplomaba sobre ellos, lo último que vi fue a Michael tratando de cubrir a Mary, cuando un gran bloque los aplasto a los dos.

Fue una gran perdida, mama ya no se pudo mover se quedó de rodillas llorando, frente a las ruinas que servían de tumba para sus hijos, yo no sabía cómo actuar solo me quede ahí agarrando a mi mama por los hombros, pero mi hermano Thomas, a sus 8 años, fue a buscar a papa, cuando regreso con él, dejo que papa consolara a mama, me llevo a un lado y me dijo:

Escúchame bien Mike es nuestra obligación ser fuertes para mama, extrañaremos a Michael y a Mary, pero debemos ser fuertes, vivir por la vida que ellos perdieron

Pero la muerte de Michael y Mary fue lo más fácil y ahora lo entiendo, ellos murieron para descansar de todo este dolor, porque, lo peor estaba por venir; papa nos llevó a vivir a la base militar donde trabajaba y desde ahí vimos la siguiente catástrofe: gracias a la gran cantidad de muertos y la falta de recursos para enterrarlos, se nos vino una gran enfermedad, algo así como la peste negra, pero con síntomas parecidos a la gripa, y a la viruela, una cepa mortal que a los tres días de infectarte te mataba en medio de un  gran dolor, sin poder respirar, y sin poder hacer nada más que sufrir por la fiebre que te da, y tu cuerpo al morir, por tanto dolor que sufriste, por la fiebre que te daba y lo débil que te dejaba quedaba como mantequilla derretida, flácido, hueco y sin pesar nada. A esta enfermedad la llamamos: Ómicron X

Si de por si el mundo ya estaba en sus peores tiempos la enfermedad nos forzó a volvernos ermitaños, a aislarnos del resto del mundo, a no confiar en tu vecino ni en nadie porque no sabias de donde vendría el virus, con todo eso empezó la violencia y los robos, si tenías una lata de comida en tu casa tenías que defenderla a capa y espada por que podían entrar en tu casa y matarte solo para quedarte con lo que sea que tuvieras.

Papa, quedo a cargo de la base militar y de inmediato nos aisló del resto del mundo, cerco toda la base y el sus hombres no dejaron entrar a nadie más, solo éramos las familias de los militares y nosotros un total de 200 personas, cada día la gente de afuera quería entrar, pero papa y sus hombres tenían que disparar para evitar que entraran, por lo general eran tiros de advertencia nada más, pero de vez en cuando alguien desesperado, que afirma que ahí teníamos la cura luchaba por entrar y tenían que matarlo pero poco a poco los alimentos que había en la base empezaron a acabarse y papa tuvo que ordenar expediciones a un centro comercial que estaba fuera de la base, pero, con el anhelado alimento nos llegó la enfermedad, perdimos muchas personas.

De los 200 que éramos al final solo quedamos 50 que no nos contagiamos, pero ya no podíamos defender la base como antes, pero, desde que estábamos infectados tampoco es que quisieran entrar como antes, y cuando lo hacían veían que estábamos igual que todo el mundo, llenos de gente enferma, desesperados y con hambre.

Un día papa capto una señal de radio, estaban buscando sobrevivientes en especial a los que antes eran militares o policías o que supieran usar un arma, papa reporto nuestra situación quedaban 20 soldados y 30 civiles familias de ellos, prometieron que en 3 días irían a rescatarnos, todo sonaba a esperanza, pero mi papa se veía pensativo, en la noche lo escuche platicar con mama, le decía

¿Por qué Ahora? ¿Y porque buscan en especial a los que sabemos usar armas?

Cuando vinieron rescatarnos, nos llevaron era otra ciudad que estaba amurallada por montones de carros apilados, todo estaba cerrado, solo se podía entrar por una puerta donde estaban 100 soldados día y noche cuidando, cuando llegamos nos pareció extraño pero una vez que nos asignaron una casa, nos llevaron a darnos instrucción y ahí nos contaron por qué se necesitaba quien supiera usar armas, porque había tantos cuidando la puerta y porque la ciudad estaba amurallada:

LA GUERRA HABIA EMPEZADO

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