¡Él moustros sale del espejo!

¡Don Rey, tiene una sonrisa rara...Sus ojos están vidriosos!.

¡hoy, es un día especial, tuve un río en mi casa y fue mío y de mis amigos, ¿cuántas personas pueden presumir de haber tenido por un día un río? ya arreglaron la tubería que se había roto los del ayuntamiento.

Don Rey, me regaló, una hermosa pulcera qué siento en el fondo de mi bolsillo?, es una buena persona pero, ¿qué me hizo?, ¿en todas las casas donde vende pan hará lo mismo con las niñas?, no se, ¡pero no diré nada a mi mamá o a mis hermanas!

— Samuel,— ¿Las asusto el que se rompiera la tubería?¿ me dijeron en el ayuntamiento que vendrían a repararla de inmediato?

—Russ— Sayala ¿ hubo algún problema?,¿se inundó la casa o que pasó, cuéntanos?.

— Sayala, ¡no se inundó la casa, lo que se inundó fue el terreno!, ¡hubiesen visto cómo el agua retachava con la pared de Don Porfirio y se regresaba! ¡que les cuente Sirenia lo bien que la paso hoy!

— Sirenia, Mamy, Papy,. ¡hoy fue el mejor día de mi vida!..¡Nunca ni en mis mejores sueños, pense en tener un río en mi casa, fue genial ! mis amigos vinieron y jugamos a la avalancha acuática, también aprendimos a nadar, ¡es el mejor día de mi vida!.

—Russ, ¡para ti fue uno, de tus mejores días! pero para Don Porfirio, fue el peor día de su vida, el agua entro por sus paredes, mojando todo lo que encontro, a su paso, perdió sus libros, ya qué, aún cuándo trato de secarlos, el agua los había dañado. Sus muebles también se mojaron y tuvo que mandar a lavarlos, para que sigan sirviendo, tuvo que contratar Alguien para en lavar los pisos y el se mudo por una semana a la casa se su hija Selene.

— Sirenia,¡ lo siento mamá, nunca hubiera imaginado qué, Mientras yo y mis amigos la estábamos pasando tan bien, Don Porfirio, la estaba pasando tan mal, disculpame por ser egoísta!

—Russ— Sirenia, ¡al rato llevaremos pan y atole a la casa de Selene y aprovecharemos para brindar nuestra ayuda para qué Don Porfirio pueda regresar pronto a su casa ya qué el a dicho, qué es ama a su hija y a sus nietos, pero su casa es el paraíso donde crío a su hija! además en su casa siente que lo acompaña su, esposa fallecida, Samanta, ¿qué buena vecina fue?, ¡ ella me cuido cuándo te tuve! después, ¡siempre preguntaba por tu salud y te traía atole de masa, te arrullaba cantando una canción de cuna... «él día es alegría, la noche, tranquilidad, duermase mi niña, que otro día llegará» ¡qué hermosa canción, siempre alegre con la vida que le tocó vivir!

— Sirenia, sí mamá, con gusto le ayudaré, algo recuerdo de esa canción, y me disculpare con Don Porfirio por haber sido tan feliz, mientras el sufría, puedo llamar a mis amigos?

— Russ, ¿si van ayudar, por supuesto? nos vamos a las seis de la tarde y regresamos a las ocho de la noche, avísales para que su familia este consciente de la hora a qué llegarían sus hijos.

— Sirenia, ¡no mamá, ellos no pueden llegar tan tarde a su casa!....¿Mejor no les hablaré?.

— Sayala,¿ nosotras también vamos a ir? o solo tú y Sirenia.

—Russ, sólo Sirelia y yo, para que Don Porfirio no se engente, ustedes ayuden a su papá a desempacar, el calzado y acomodarlo.

— Russ— Sirenia,¡ ve al baño, que nos vamos!

— Sirenia, ¡está bien, voy aunque no tenga ganas!.

Me meto al baño, me bajo el calzon y me siento en escusado, mi mamá dise qué todo es psicológico, qué sí entras a un baño, seguro tendrás la necesidad de ir hacer tus necesidades.

— Sirenia,¡ tiene razón, ya tengo ganas de ir al baño!...Por fin termino, me lavo las manos, me peino y salgo a encontrar mi destino ja ja ja. "Pienso para mis adentros". mamá ya estoy lista.

— Russ, vámonos, para que nos de tiempo ayudar a su familia.

descendemos de la colina, la tarde es soleada, encontramos en el camino a Nicandro, joven, alto de piel bronceada y unos hermosos ojos verdes, nos saluda y pregunta, van a la casa de la hija de Don Porfirio.

—Russ, sí, ¿tú también vas ayudarle?, claro, responde Nicanor, es un buen amigo de la familia.

—Sirelia, mamá ¿ya vamos a llegar? no veo ninguna casa, ¿pues en dónde vive?

—Nicandro,¡ ya vamos a llegar, a la hija de Don Porfirio le gusta vivir en la ondonada, dice que no le gusta convivir con mucha gente y en la ondonada hay sólo seis familias!, no te decesperes... ¿Te castigo tu mamá?.

—Sirelia, no yo quise venir, me gusta cómo se ven las estrellas, además ayudo a mí mamá con el pan, ella trae el atole, cuándo lleguemos te convidamos.

— Nicandro, ¡gracias tú siempre tan linda, ojalá nunca nadie dañe esa inocencia y tú carácter siga siendo optimista!

— Russ,¡ gracias por esas palabras hacia mi hija, es agradable saber qué la estimas!

— Nicandro, ¿por qué no habría de estimarla, es una chica sana, qué siempre tiene un comentario positivo para todo por eso espero que ustedes siempre la cuiden de algunos moustros qué existen en el pueblo y que aparentan ser buenas personas, de jóvenes fueron malvados y de viejos se hicieron peor, como dice mi mamá « La mala llerva, sí la dejas creser, se vuelve maleza».

— Russ, ¡tienes razón, ojalá podamos ver a tiempo algún indicio de ello, ruego a Dios nos ilumine!

Por fin llegamos a la casa de la hija de Don Porfirio, esto evito que mí mamá siguiera hablando.

— Russ, toca la puerta, toc, toc . habre una señora, es Selene que se encuentra agripada.

— Selene,¡ pásenle, qué milagro que nos visitan, ya tiene un buen tiempo que no los vemos!.

— Russ, discúlpanos, les trajimos un poco de pan y este atole. Queremos ayudarte, supimos lo que le pasó a tu papá, en verdad lamentamos ese accidente, ¿en qué podemos ayudar?

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