Capítulo 3

Si algo caracterizaba a las hermanas Veritas era su unión y complicidad, si alguien decidía entrometerse con alguna de ellas tendría que lidiar con las consecuencias de las otras dos.

Alexandra sabía que ésta historia era distinta a la del libro pues ella estaba ahí y nunca se permitiría terminar con su vida y que si Ana estaba destinada a amar al Emperador, ella no se interpondría.

Las tres terminaron de ponerse sus vestidos, esa noche se daría una Gala en el Palacio del Emperador y sería la primera fiesta a la que asistirían las tres juntas pues apenas un mes atrás Ana había sido presentada a la sociedad, no podía esperar a bailar toda la noche tomadas del brazo, riendo y conversando con otras damas de la alta sociedad.

Apenas se subieron al carruaje el Conde Veritas ya estaba aturdido de tanto parloteo y risas bobas de niñas divertidas, pero aún así sonreía, pues amaba a esas tres niñas más que a nada en su vida, más que a su propio título que estaba por desaparecer a falta de un heredero varón, ojalá y la Luz le concediera vida para que alguno de sus nietos pudiera heredar su posición.

- Espero que esta noche Alexandra y Ana cautiven lo suficiente como para mañana atender cortejos, Isabel, no olvides saludar a los Claves, debe quedar claro que tú eres la prometida de su hijo.- indicó el Conde.

- Por supuesto Padre- asintió Isabel.

- Papá, ¿no podríamos saltarnos nuestros deberes de matrimonio esta noche? es la primera fiesta de Ana, déjala disfrutarla.- Alexandra dijo.

- Ana puede, pero tú Lexi, ya saltaste tus deberes desde hace un año, se nos acaban las excusas para rechazar las propuestas.- el Conde sonrió con dulzura, ante sus ojos, Alexandra siempre había sido la más rebelde de sus hijas, la de imaginación volátil y peligrosa ideología, siempre abogando por la salvaje libertad de ella y sus hermanas, y en otra época lo permitiría, pero ahora, por el bien de sus hijas, las tres debían encontrar marido, y pronto.

Arribaron al palacio y fueron recibidos por los Escoltas Reales, al entrar quedaron maravilladas por el hermoso salón de baile, grandes ventanas con vista a los jardines un candelabro de oro y al fondo, el palco del Emperador, vacío, como era costumbre, el Emperador solo salía al momento de brindar y después desaparecía, pero eso para las hermanas Veritas no era importante, tan pronto la música comenzó a sonar Ana se aferró al brazo de Lexi, la joven quería bailar, quería conocer aquel mundo de bailes y vestidos de la mano de la hermana a la que más admiraba, para Ana, Alexandra era el mejor modelo de mujer al que podía aspirar, fuerte, independiente, nadie podría aprovecahrse de alguien como Lexi.

Alexandra notó la emoción de Ana y el brillo en sus redondos ojos la conmovió, Isabel pronto había desaparecido, cumpliendo su rol como futura Duquesa Claves, se encaminó a la pista de la mano de Joseph Kian Claves, por lo que Lexi no lo dudó y llevó a su hermana pequeña a bailar, bailaron una, dos, tres piezas, los jovenes caballeros las acompañaron, algunos de ellos ya sabían de la afición de Alexandra Veritas por el baile y aunque algunos de ellos ya habían sufrido del rechazo de la chica de fieros ojos aún así disfrutaban de su compañía, y otros tantos ya veían ese momento como una oportunidad para cortejar a la más joven de las hermanas.

Fue entonces cuando Alexandra lo notó, en una de las piezas, su mirada se dirigió hacia el palco del Emperador y desde las sombras un hombre enmascarado observaba, "Es él" pensó Lexi, la máscara blanca era inconfundible, esa perturbadora e inexpresiva máscara de porcelana que cubría todo el rostro del Emperador, así como su azulado cabello, por un momento a Lexi le dio la sensación de que el Emperador la observaba, a ella directamente, pero seguro era su imaginación, porque el Emperador, según el libro, no sabría de la existencia de las Veritas sino hasta su boda.

Ignorando esa extraña situación, Alexandra y Ana bailaron hasta que sus pies se hincharon.

- Nunca me dijiste que estas fiestas eran tan divertidas.- rió Ana

- Lo son si las miras como eso, fiestas, no como aquellas chicas, míralas, solo se acercan a los caballeros esperando atención.- Lexi señaló a un grupo de jovenes que reverenciaban chicos mientras les sonreían cortejando.

- Papá dice que en estas fiestas debemos encontrar un buen marido.-

- Y lo encontrarás, linda.- respondió Lexi.

- ¿Lo crees?-

- ¡Claro!, y eres tan bonita y agradable que será alguien muy poderoso.-

- Solo espero que me ame de verdad.- suspiró Ana.

- Y lo hará, créeme.- dijo Lexi con seguridad acariciando los mechones rojos del cabello de Ana pensando en lo imposible que era que el Emperador no se enamorara de ella.

- Pero, pase lo que pasé, nunca me dejarás, ¿cierto, Lexi?- Alexandra la miró con cariño, en su vida pasada no había tenido hermanos por lo que esa cálida sensación a lado de Ana era nueva e increíble.

- Por supuesto que no Ana, pase lo que pase, tú e Isabel son lo más importante para mí, nunca las dejaré.- dijo antes de abrazar a Ana.

Alrededor de las dos de la mañana la familia se retiró de la Gala, el Conde estaba muy complacido, no sólo por ver a sus hijas disfrutar de la velada sino también por los múltiples halagos y propuestas que había estado recibiendo durante la noche por su pequeña sensación, Ana Holy.

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Comments

ljp

ljp

Cual Luz 💡 🤔

2024-05-10

1

Clodin Sldb

Clodin Sldb

lo q me agrada acá es q no hay una hermana envidiosa, odiosa y q quiera lo q tiene la otra sino unas hermanas q se aman mucho. al fin una historia diferente. tengo muchas expectativas de como se desarrollará la historia

2023-02-15

2

Patty Khadijah Chacón

Patty Khadijah Chacón

halagos

2021-09-05

4

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