Hoy Jezabel tomo el día para ir por fin a visitar a su padre, Odet su amiga y otra trabajadora social se llevaría a los niños al parque así que se sentía mas tranquila de cierto modo puesto que tendrían la mente ocupada, se miró en el espejo de su habitación después de ponerse jeans ajustados negros, una camisa roja de seda y nuevamente sus botas marrones gracias a que el clima seguía igual, soltó su cabello semi ondulado que caía hasta la mitad de la espalda y se situó frente al espejo para admirar su rostro, después de detallarse decidió aplicarse un poco de base debido a las ojeras bajo sus ojos negros y oscuros llenos de cansancios e incertidumbre por la confusión que le habia generado inusual "sueño".
Resopló para dejar escapar un poco de aire contenido y finalmente tomó su abrigo de piel y su bolso para salir de casa.
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^^^*En otro lugar*^^^
- ¿Estas completamente seguro de lo que estas diciendo Daniel? lo que dices es algo muy delicado y no tengo conocimiento al respecto - dijo Gabriel Frunciendo el ceño ligeramente marcando su rostro de preocupación.
- Completamente Arcángel, en ningún momento la deje sola - insistió Daniel -debemos estar alerta, esto no debía pasar, aún no.
- Él lo debe saber - dijo Rafael indignado - esto es parte de su plan, nada pasa sin su consentimiento, así que deja el drama y vuelve a tu lugar, no insistas más.
Dicho esto se dio por finalizada la discusión y Daniel salió cabizbajo del lugar, temiendo por ella.
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- ¡Mi niña! - dijo Abraham Al ver a su hija - por fin veo tu hermoso rostro
- Padre ver mi rostro es ver a Ismael Con cabello largo - dijo Jez abrazando a su padre.
- Exacto, pero yo soy más hermoso - bromeo su hermano gemelo Ismael, arrecostado al marco de la puerta - pensé que te habías olvidado de nosotros.
- Jamas hermanito - dijo Jez acercándose y perdiéndose en aquellos ojos azules que le hubiera encantado tener.
- ¡Eh! ¡eh! mas respeto, recuerda que yo soy mayor que tu por 12 minutos así que la chiquita aquí es otra.
Jezabel soltó una carcajada como hace ya tiempo que no lo hacia, abrazó a su hermano y ambos entraron a la casa seguidos de su padre.
Al entrar Jezabel sintió como su corazón se encogió dentro de su pecho.
La casa seguía igual que siempre, las paredes pintadas de un verde con blanco, los muebles negros, con manteles a los costados ya que su madre decía que Ismael nunca se lavaba las manos después de practicar deporte, había retratos por toda la casa, de Jez e Ismael con cuatro años, de su padre pescando, de su madre Ana leyendo e incluso una de los cuatro juntos, la fogata estaba encendida como siempre y los libros de su madre estaban sin un rastro de polvo en las estanterías, como si acabaran de ser leídos por los hermosos ojos azules de su mamá, Jez contuvo las lágrimas, ahora había entendido la razón por la cual no visitaba demasiado a su padre, cada rincón de la casa le recordaba a ella, a su aroma, su risa, todo le recordaba a la persona que más amaba y que ahora ya no estaba.
A pesar de que su mentón temblaba y que el nudo en la garganta era mas fuerte que ella se armo de valor, respiro profundo y se sentó en el sofá abrazándose a si misma para sentirse mas segura.
- Se que todavía te duele Jez - dijo Ismael sentándose frente a ella para tomarle sus manos suaves con las uñas pintadas de un azul oscuro - te entiendo a todos nos duele, pero ya paso hace mucho y debemos continuar – hizo una pauso u despues agregó – ¿Puedo abrazarte hasta asfixiarte? - Jezabel sonrió ante estas palabras puesto que era lo mismo que él siempre le decía cuando eran niños y ella lloraba, asintió y se abrazaron.
La tarde familiar pasó en un abrir y cerrar de ojos, dicen que el tiempo pasa volando cuando estas con las personas que mas amas al terminar su hermano se ofreció a llevarla a casa y una vez que llegaron la realidad le golpeó en la cara
Su casa estaba en penumbra ahora ni siquiera ella misma entendía la razón de su soledad, muchas veces intentaba convencerse que era por su trabajo que no le daba tiempo, pero muy en el fondo sabia que no era por esa razón, la verdadera razón por la que ella estaba sola era por si misma, por miedo a que le rompan el corazón tal y como ya le había pasado una vez con Víctor, su novio de infancia que siempre la trato mal y nunca la aprovecho pero lo peor no era solo eso si no que Jez estuvo completamente enamorada de aquel chico alto y delgado que nunca la valoro, pero ella se sentía afortunada tan solo de tenerlo como su novio ya que era el mas codiciado de la Universidad, desde el primer momento que se hicieron novios ya ella había imaginado toda su vida con él, incluyendo casa, hijos y un feliz matrimonio para cumplir metas juntos, por esta razón aguantaba sus celos sin sentido o sus cambios de humor repentinos, se lo aguantaba simplemente porque le encantaba el hecho de ser el centro de atención por parte de sus compañeras de universidad, ahora entendía que había perdido mucha parte de su tiempo con ese tipo, se arrepentía de dejar de salir con sus amigas para ir con él, se arrepentía de haberse entregado a él, pero sobre todo se arrepentía de haberlo amado con tanta pasión sin recibir nada a cambio.
Pero ya de nada le iba a servir el arrepentimiento, ella no había escogido amarlo de esa manera, pero esta vez si había escogido que nunca más le romperían el corazón.
Cambiando de rumbo sus pensamientos mientras se introducía a la ducha volvió a pensar nuevamente en el "sueño" que había tenido la noche anterior, Jez casi nunca recordaba lo que soñaba pero por alguna razón esto si lo recordaba y no solo eso, ella sentía que al escuchar esa extraña voz le hubieran borrado la memoria de como llegó a casa.
- ¿Aún...sigues...pensando que...fue...un sueño? creí...que eras..más astuta - ¡Esa voz! ¡Era de nuevo la misma voz irreconocible! Y esta vez podía darse cuenta que era masculina y ronca casi como un siseo.
Por impulso Jez se cubrió el cuerpo con la toalla que colgaba a un lado y miro a todas partes, ella estaba segura de haberle pasado seguro a la puerta después de haber entrado, la casa seguía en completa oscuridad lo único que alumbraba el cuarto de baño era la luz de la luna que se filtraba por la ventana.
- ¿Quien anda ahí? - Jez comenzó a salir despacio de la regadera para encender la luz, al menos si moría quería saber quien seria su asesino.
De aquella voz sin dueño salio algo parecido a una risa, pero no una de broma, fue una risa que ella sintió como se le congelaba la espina dorsal del miedo que sentía.
Cuando finalmente encuentra el interruptor de la lámpara del techo y lo presiona se da cuenta de que no hay luz, maldice para sus adentros y justo frente de ella visualiza una especie de sombra hecha por humo negro, hasta que el olor del azufre y la ceniza se comienza a sentir en el ambiente.
- El... jefe me dijo que.. eras inteligente, estoy...dudando ahora mismo... - siguió la voz hablando haciendo pausas, pero cada vez con mas claridad mientras Jez enterraba las uñas en la tela de la toalla y temblaba.
¡Maldición moriría desnuda!
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Comments
🇦🇷🇦🇷Alicia Isabel🇦🇷🇦🇷
Ya le estoy tomando bronca a este demonio!!!
2022-10-18
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