DOS

      Esperé poco más de veinte minutos, la espera me estaba matando y empecé a pedir todos los postres que ví en el menú, no fijé en ningún precio, solo ordené y ordené.

Poco después de un rato Lena volvió a la cafetería y abrió los ojos grandes al ver todo lo que se encontraba en la mesa pero no dijo nada, se sentó y colocó el móvil en la mesa siempre manteniendo una expresión seria.

Al poco tiempo esa seriedad se fué transformando en una sonrisa.

— ¡Felicidades! Aceptaron hacerte la entrevista — Estaba muy contenta y no lo ocultó.

— ¿Qué has dicho? — No podía creer lo que había escuchado, deje de picotear el pastel que tenia frente a mi y le presté atención para saber si no había escuchado mal.

— Dije que han aceptado hacerte la entrevista, posiblemente seas la asistente personal del presidente de la compañía — Explicó lo más clara posible.

Parpadeé varias veces, esto era como un sueño, deseé con todas mis fuerzas que todo saliera bien de ahora en adelante. Muchas veces cuando todo iba tan bien algo malo ocurría y esta debía ser la excepción a toda esa mala suerte.

Ahora el único problema era la fecha de la entrevista, si lo que dijo Lena era cierto necesitaba ropa mas presentable para no parecer una adolescente recién salida del bachiller  luego de una sesión de besos intensos con su novio.

— La entrevista es mañana — Soltó como si hubiera leído mi mente,   — Te puedo prestar un vestido pero hay que hacer algo con tu cabello.

Era cierto, no recordaba la ultima vez que había hecho algo con mi cabello, un corte, un tratamiento o algo para que no lo hiciera ver tan opaco y seco. Tomé uno de los mechones y observe las puntas, estaban secas y abiertas. quizá la única opción para eso era quedarme calva.

— No tengo dinero para hacer algo por el momento — solté el mechón que sostenía y me concentré en el postre que tenía enfrente.

— No te preocupes, considéralo un regalo de cumpleaños adelantado — Pidió la cuenta y pagó.

Me sentí avergonzada por la cantidad tan elevada que tuvo que pagar por culpa de mi nerviosismo pero ella pareció  no darle mucha importancia.

Durante el camino charlamos de lo que había hecho cada una en el tiempo que no nos vimos, bromeamos un poco y visitamos algunas tiendas, para mi, Lena era como una hermana, podía confiar en ella, contarle mis problemas o fracasos amorosos y ella siempre estaría ahí apoyándome en todo, y también regañándome cuando fuera necesario.

Llegamos al salón de belleza y esperamos nuestro turno mientras veíamos panfletos de cortes y tratamientos capilares.

— Buenas tardes señoritas — Una empleada bastante bien arreglada se dirigió a nosotras.

—¡Hola! — Respondió Lena entusiasmada — Estamos buscando un cambio de look para mí amiga — Me señaló y poco faltó para que aparecieran flechas color neón alrededor mío como en las películas.

— Claro que sí ¿Algún corte en específico?

— Yo... bueno... — Quise pedir solo un despunte, no creí necesario que me cambiaran todo el look pero Lena me interrumpió.

— Queremos un corte de cabello extremo — Hizo un movimiento exagerado con las manos —  Y un tratamiento capilar.

— De acuerdo señoritas, será para ambas? — La empleada empezó a preparar los utensilios que iba a utilizar e intercambiaba la mirada con ambas.

— No, solo será para mí amiga, tiene una entrevista muy importante y debe quedar más hermosa de lo que ya es — Le guiño un ojo a la empleada quién se retiró por los utensilios faltantes.

— Lena — Susurré — ¿No crees que es demasiado?

— Amiga ¿Es enserio? — Respondió con fastidio — ¿Acaso no sabes quién es el presidente de la compañía donde irás?

Sinceramente no tenía esa información y tampoco me interesaba, seguramente solo era otro jovenzuelo mimado, super guapo y con mil mujeres detrás, así que no importaba lo mucho que me arreglara, jamás se fijaría en mi.

— Hum... No pero tampoco creo que sea alguien tan importante como para tener que cambiar todo en mi, se supone que voy a trabajar no a lucir mi belleza — Pronuncié esta última palabra formando comillas con los dedos, no me consideraba alguien atractiva visualmente.

— Clari, Clari, Clari, todavía te falta mucho por aprender querida, cuándo estés allá y veas de quién se trata seguro que todo lo que te harán hoy te parecerá poco — Me guiñó un ojo y justo en ese momento la empleada se acercó para llevarme a la silla de corte.

— ¡Qué quede guapísima por favor! Te la encargo — Gritó Lena mientras la empleada  y yo desaparecíamos de su vista.

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