capítulo 3- en casa.

Mientras al príncipe William llegó a ciudad silver, en un día, a Alexa le tomó tres días llegar con su ejército, estando ahí, el ejército del país más cercano, estaba cerca y el capitán de estos, andaba provocando a los soldados de Alexa, así que ella, con un grupo pequeño, se acerco a ellos.

- capitán de ciudad Turquesa, pido de la manera más amable, retiré sus tropas y ni se le ocurra pasar el límite de ambos países.

El capitán, un hombre no mayor de 30 años, robusto y de barba, solo se hecho a reír.

- si esos soldaditos no pueden aullentarme, menos lo hará una mujer.

- está mujer te hará huir, así que retírate por las buenas.

- no me das órdenes, mujer, porque no mejor te bajas de ese caballo y vienes a complacerme.

Los guardias que fueron con Alexa solo escuchaban. Alexa bajo del caballo y camino frente al capitán, levantando la cabeza para verle de frente, el hombre se inclinó un poco sonriente por tenerla cerca, pero justo cuando levantó la mano queriendo tocarla, la espada de Alexa atravesó el robusto cuerpo del hombre, este quedó paralizado, podía sentir como la vista se le nubla y cuando la chica saco la espada de su cuerpo, el hombre cayó ya con su vida apagada, los soldados tras el capitán quedaron asustados al ver la sonrisa de satisfacción de Alexa al haber matado a su capitán.

- yo no complazco a ningún hombre, solo los mató. Ustedes, regresen a su país y díganle a su Rey que no haga enojar a la bruja escarlata.

Dicho esto se dio la vuelta para regresar a sus caballo y los solados contrarios estaban asustados al escuchar de quien se trataba, Alexa, con su apodo la bruja escarlata, era temida en todos los países, pues destruyó a todo aquel que intento invadir su Imperio.

Por otro lado, el príncipe William estaba feliz de poder estar cerca de su familia, desde que Alexa le hizo ir con ella, al Imperio, no había podido ir a casa, debido a que la chica siempre le impedía salir, alegando que era suyo y que por ello, no tenía el derecho de irse; algo completamente diferente ahora, que le dejo ir.

- William, lamento que esto pase, si no hubiera provocado esa guerra, no tendrías que ser el prisionero de la bruja.

- no te preocupes padre, ella no me ha lastimado, soy más como un adorno para su castillo.

A veces se siente como la típica princesa cautiva, esperando ser rescatada, aunque la diferencia es qué, el príncipe es él y duda haya una princesa que le pueda rescatar.

- aun así, esa mujer, debió tomar las joyas o este palacio, pero, no a mi hijo mayor.

- padre por favor, no pienses ya en eso, no quiero que te enfermes, mi madre te necesita.

- si, si, tienes razón, cuidaré bien de ella, por ahora ve a descansar. Estuviste a su lado desde que llegaste.

- no me lo recuerdes, que ya en pocos días debo volver, ella se enojará si no regreso en el tiempo acordado.

- espero que se compadezca y te deje volver de nuevo.

- esperemos que sí, padre, pero preferiría que me diera más tiempo, hasta que mi padre mejore aun más.

- ha mejorado mucho, así que es un gran avance.

William platicó un poco más con su padre, hasta que finalmente decidió ir a descansar un poco, para poder volver con su madre más tarde, quiere pasar el mayor tiempo posible con ella.

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