El pacto

Dada la calurosa discusión en el comedor, el emperador tuvo que intervenir.

—Ya dejen de discutir. Conde Báez, ya escuchó a mi hija Bianca, ella no está interesada en contraer matrimonio en estos momentos, pero los jóvenes pueden conocerse y más adelante veremos que acontece— dice el emperador con firmeza, para dar por terminado el tema del compromiso.

Bianca iba a protestar, pero su padre le mandó una mala mirada y se aguantó lo que tenía que decir.

Había un ambiente incómodo, y el emperador despide a todos del comedor, tiene trabajo que hacer ese día, su oficina estaba llena de documentos que firmar.

En familia imperial cada quien tiene sus obligaciones, Bianca se encarga de los asuntos que tienen que ver con ayudar al pueblo.

Ella en particular ese día tomó una decisión, va a entrenar y para eso necesita la ayuda de su hermano. Esteban es fuerte, no sabe cómo aquellos bastardos lo atraparon.

Por lo que decidida a hacerse fuerte, se fue a la oficina de su hermano, quien recién había llegado al lugar.

Él al verla sonríe, su hermana solo viene a él cuando quiere algo.

—¿Qué trae a la princesa Bianca a mi humilde oficina?— pregunta Esteban casi riendo.

Bianca se avergonzó un poco, tendrá que cambiar la mala imagen que tienen los demás de ella.

—Hermano, eres el mejor en la espada y técnicas de batalla después de padre claro, y quiero que me entrene para ser una arma mortal como tú— dice ella directamente y su hermano quien se reía se atragantó con la saliva y comenzó a toser con violencia.

Bianca se asustó y fue a socorrer a su hermano, quien pronto se recuperó y se quedó serio.  Bianca se alejo para darle espacio.

—¿Te caíste de la cama está mañana verdad? No estás hablando en serio, esas cosas no son para señorita, así que ve a tu oficina y haz donaciones a los refugios más necesitados y olvida esa idea— dice él y Bianca en esos momentos comenzó a llorar, cosa que preocupó a su hermano.

Ella no lloraba por las palabras que le decía su hermano, sino porque extrañaba tener esas conversaciones un tanto alocadas.

En esta nueva vida, ella hará todo lo necesario para salvar a su familia y destruirá a quienes se atrevieron a hacerles daño en esa otra vida.

Por lo que decidida, decide contarle a su hermano la verdad, claro disfrazada de un sueño y a medias.

—Hermano, deja que me haga fuerte, anoche soñé que tú, papá y mamá moríamos de una forma terrible, no quiero que ninguno muera— llora aún más Bianca y Esteban ahora comprende.

Parece que su hermana tuvo una pesadilla anoche y por eso le pide tal cosa.

Pero aun así, no puede simplemente dejar que ella arruine sus manos con el uso de la espada.

—Hermana sé que de seguro fue difícil lo que viviste en esa pesadilla, pero no puedo dejar que arruines tus manos, ¿qué pensará tu futuro esposo si te da la mano? Dirá que tienes mano de albañil— dice él y luego se ríe, su mente imaginó a su hermana con las manos llenas de callos.

Ella que es tan quisquillosa con su cuerpo.

—Hermano mayor, si me entrena, prometo hacer lo que me digas y nunca llevarte la contraria, te daré lo que me pidas — dice ella y su hermano dejó de reír y la miró con mirada curiosa.

—En nueve meses tengo que ir al imperio Oregon, tengo que renovar un tratado un tanto complicado con el emperador Bruno Oregon, te entrenaré todo lo que quieras, pero tienes que ir por mí a ver a ese emperador gruñón— dice él astutamente y su hermana lo piensa bien.

Le conviene en esos momentos hacer lo que dice su hermano.

Había escuchado que el emperador Bruno Oregon es un poco difícil, que suele eliminar con su espada a sus enemigos, o lo ahoga con su  magia de agua.

Aquel hombre según dicen por ahí los chismes, es el heredero del tridente de Poseidón el dios de los mares y su poder de agua es aterrador.

Se dice, que Bruno por capricho invadió un pequeño imperio y que sumergió sus habitantes.

Para llegar a ese lugar se tiene que durar 15 días en barco.

Antes la mención de ese sujeto, Bianca siente un escalofrío, pero no había vueltas atrás, debía aceptar ese trato con su hermano, estaba mucho en juego.

Además, antes de que llegue el día de ir al imperio de Oregon, ella debe eliminar a las tres mentes maestras detrás de la caída de su familia.

Por lo que tras pensarlo bien, decide aceptar.

—Bien, aceptó ir al imperio Oregon en tu lugar, pero tienes que hacerme fuerte como tú en todo ese tiempo, de lo contrario irás tú por tu cuenta— dice ella y su hermano lanza un grito de alegría.

Se ha librado de un viaje de más de 15 días.

No es que Esteban no quiera ir a ese imperio, es solo que se marea con el movimiento de las olas, Bianca también, pero se aguantará todo lo que pueda.

🦚

Esteban estaba tan feliz, que hizo planes de entrenar a su linda hermana dos veces al día.

Para de ese modo ganar tiempo, sin saber que su hermana en realidad se estaba preparando para una cacería.

Los dos estuvieron hablando sobre el tema en cuestión, y Esteban le entrega a su hermana un libro de historia con la intención de que se informe más sobre el imperio Oregon.

Ella lo toma, y promete que hará un buen trabajo.

Mientras tanto, en el mismo palacio, la concubina en su habitación estaba rompiendo todo a su paso.

Josefina entró al lugar para detenerla, y también para evitar que se haga daño.

—No ganarás nada rompiendo tus cosas de valor, mejor hagamos un plan para destruir a esa dos mujeres despreciables— dice Josefina y su madre deja de romper y se sienta enojada en un sofá de su habitación.

Josefina se sentó a su lado.

—Solo ve la arrogancia de esa maldita mujer, no la soporto, ojalá se muera— grita ella.

—Pues mata a la emperatriz, y así ese puesto será tuyo— aconseja Josefina y la concubina cambió de humor y sonrie.

No había pensado esa posibilidad, si la emperatriz muere ella como una concubina será la candidata a ese puesto.

Sin saber que el emperador prefiere tomar veneno y morir, que darle el puesto a la concubina que solo está destinado a la mujer que ama y ese es Sofía.

¿Pero quien es Sofía?.

Sofia Moya hija de un duque del imperio de Oregon, y fue entregada al emperador hace años, con la intención de que los dos imperios mantengan la paz.

Marcelo Mondragón la acepto, no por mantener un simple tratado de paz, sino porque se enamoró de Sofía  a primera vista, ella por igual.

Su matrimonio hasta la fecha se ha mantenido unidos y Sofía es una emperatriz excelente, se preocupa por su familia y por su gente.

En cambio Beatriz la concubina, es vanidosa y solo piensa en si misma.

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