Capítulo 5 Afrodisíaco

Salvatore Müller

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- Ella se muestra sorprendida y,dice entiendo- en un susurro apenas audible, añade- lo que hace el dinero.

- Sonrío levemente al notar que ella está leyendo, aunque hace varias muecas como si no comprendiera del todo. Le comento- Si deseas, puedo sugerirte algo especial del restaurante.

- Ella sonríe nerviosamente y responde-Sí, por favor.

- Llamo al mesero y le pido el mejor vino y los platillos más destacados que ofrecen en esta mesa. Luego, le pregunto- Señorita Chloe, ¿podría contarme un poco acerca de usted?

- Ella me responde-Bueno, estuve en el extranjero durante algunos años estudiando, y ahora he regresado; estoy en busca de desarrollar nuevos hábitos laborales.

- Le pregunto-Usted es ingeniera civil, ¿verdad?

- Ella responde afirmativamente-Sí.

- Le digo-Si necesita trabajo, podría ayudarla con eso; podrías unirte a mi empresa, ya que necesitamos una ingeniera.

- Ella parece sorprendida, se nota que se pone nerviosa, pero luego esboza una sonrisa, mostrando los hoyuelos en sus mejillas, y dice- Eso sería asombroso, pero gracias, yo prefiero seguir mi propio camino por mis méritos.

- Pienso que esta mujer no sabe disimular bien; sus expresiones la delatan. Le digo- Está bien, señorita, me agrada su forma de pensar. Sin embargo, si lo desea, podría trabajar conmigo mientras busca un empleo que esté más alineado con lo que estudió.

- Ella responde emocionada-Acepto.

- En ese momento, el mesero se acerca y le sirve el plato. Ella abre los ojos, sorprendida, y luego me mira. Le había pedido caviar. El mesero sirve nuestro vino y se retira. Comenzamos a comer y, después de unos minutos, terminamos. Le ofrezco más vino, lo cual ella acepta. Mientras discutimos temas triviales durante un par de horas, finalmente salimos del restaurante. Le digo-Quiero que trabajes conmigo como mi acompañante en todos los eventos a los que debo asistir, además de ser mi asistente personal. Hoy tengo un evento a las nueve, debemos estar ahí. ¿Estás de acuerdo?

- Ella responde-Sí.

- La observo y noto que su rostro se ha sonrojado. Le digo-¿Te pasa algo?

- Ella, algo agitada, dice- No, estoy bien. ¿Podrías llevarme a casa, por favor?

- Levanto una ceja y le pregunto-No te veo bien, ¿acaso eres alérgica al caviar?

- Ella responde- No, no lo soy, pero debo ir rápido a casa.

- Veo cómo presiona sus piernas y recuerdo que le sirvieron caviar, que contenía un ingrediente afrodisíaco. No pensé que le afectaría tanto. Le digo- Está bien, vámonos.

- Una vez en el automóvil, al mirarla de reojo, noto que sigue presionando sus piernas. Ella, con una mano, se hace aire y dice agitada- Señor Salvatore, ¿cuánto falta para llegar? Hace mucho calor, ¿no crees?

- La miro y veo que está roja. Los efectos del afrodisíaco son evidentes. Le digo-Señorita, te llevaré al hospital, te veo muy mal.

- Ella responde-No, no es necesario. Estoy bien.

- El automóvil se detiene y la veo salir, caminando hacia el edificio. La sigo y al llegar al ascensor, ella se sube. Coloco mi mano para evitar que las puertas se cierren. Ella me pregunta- ¿Señor, qué está haciendo?

- Le respondo- No pensará que la voy a dejar sola. Solo la acompañaré, de verdad, no está nada bien.

- Ella me observa y dice-Solo necesito una ducha, nada más.

- Luego, cruza las piernas mientras comienza a desabrochar los primeros botones de su vestido, dejando ver su sujetador negro y su hermoso escote. Cuando el ascensor se abre, dos hombres la miran de manera lasciva. En un instinto, la agarro rápidamente de la cintura y la coloco de espaldas hacía ami para que no la vean. Presiono el botón para cerrar las puertas y le digo-Suban en el siguiente.

- El ascensor se cierra. Ella me mira asombrada mientras la sostengo. Apreta mi saco y coloca su cabeza en mi pecho, notando su agitación. Nos apartamos un poco; me quito la chaqueta y la cubro. Cuando las puertas se abren, la tomo de la mano y ella me lleva a su apartamento. Al llegar, ella me entrega las llaves y abro la puerta. Entramos; el apartamento es pequeño, pero está ordenado y limpio. Ella se quita la chaqueta y me la entrega, diciendo-Gracias por traerme, ya vengo.

-La veo dirigirse hacia su cuarto mientras yo permanezco en la sala. Observo que cierra la puerta. Me acerco a un gran cuadro, donde coloco un dispositivo para escuchar todo lo que suceda. Al final, todo salió como lo planeé. Me siento en el sofá y, tras unos minutos de silencio, alzo la voz-Chloe, ¿estás bien?

-Me acerqué a la puerta y llamé varias veces, pero al no escuchar ningún ruido decidí entrar. Observé que sus prendas estaban esparcidas por el suelo en dirección al baño. Caminé con cautela y abrí lentamente la puerta, encontrándola reclinada en la bañera, con el rostro hacia atrás mientras mordía su labio. De sus labios salían suaves gemidos, y noté que se estaba tocando, mientras con la otra mano presionaba su seno. Sus movimientos se volvían cada vez más rápidos, y me quedé observando la escena, sintiendo deseos de revelarle el verdadero placer. Noté cómo un grito ahogado escapó de su boca en el momento en que alcanzaba un orgasmo, y ella sonrió. Decidí alejarme, saliendo de la habitación.Dejo mi tarjeta con mi número de teléfono en su mesa. Salgo del apartamento, y esta noche le mostraré el verdadero placer.-

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