Y quiero recordarles que esta novela es
+🔞
Por favor no reporten la novela tiene lenguaje algo "inapropiado"
Escenas violentas, etc
.
🩺✨
Andrea Harper
Por fin nos graduamos!
Navany Carter
Si Andrea *sonrie*
Andrea Harper
Ahora si a ser prestigiosas doctoras
Navany Carter nunca había sentido el corazón latir tan fuerte como aquella tarde. Faltaban pocos días para comenzar sus prácticas en el hospital universitario y, después de años de desvelos, exámenes y cafés mal preparados, estaba a punto de cumplir su sueño: ponerse la bata blanca no como estudiante, sino como futura médica.
Su amiga insistió en que había que celebrarlo. “Una última noche libre antes de que tu vida se convierta en guardias eternas”, le dijo Andrea con una sonrisa traviesa. Gabriel, su novio desde hacía casi dos años, también se unió a la idea. Al principio, Navany dudó. No era de salir demasiado, pero al final aceptó: quizá sí merecía un descanso, una noche de risas y música antes de la presión de los pasillos hospitalarios.
El bar estaba lleno, luces de neón pintando rostros que se confundían entre copas y canciones a todo volumen. Navany se sentía ligera, como si por fin el mundo se acomodara a su favor. Brindó con sus amigas, con Gabriel a su lado, y por un momento creyó que todo estaba en su sitio.
Hasta que no lo estuvo.
Había ido al baño cuando escuchó una risa familiar proveniente de uno de los pasillos oscuros que llevaban a la salida de emergencia. La curiosidad la llevó unos pasos más allá, y lo que encontró le arrancó el aire de golpe: Gabriel, su Gabriel, besando con descaro a Andrea. Sus manos recorriendo con confianza un cuerpo que no era el suyo.
El vaso que llevaba en la mano cayó al suelo y se hizo añicos, como algo dentro de ella. Gabriel levantó la vista, congelado, y Andrea apartó el rostro con un gesto nervioso, incapaz de sostener su mirada.
Navany no gritó, no lloró. Solo sintió un frío en el pecho, una mezcla de furia y traición que no supo cómo contener. Dio media vuelta, salió del bar y se dejó arrastrar por la ciudad iluminada.
Navany salió del bar con el corazón hecho pedazos. La música seguía retumbando dentro, pero para ella todo era silencio. Caminó sin rumbo unas calles, buscando aire, buscando olvidar la imagen de Gabriel y Andrea juntos. La traición aún le quemaba en la garganta.
Se detuvo frente a otro local, más pequeño, con una luz tenue y música de jazz filtrándose por la puerta entreabierta. No pensó demasiado: entró.
El ambiente era distinto. Más íntimo, menos ruidoso. Tomó asiento en la barra y pidió un whisky que apenas tocó. Fue entonces cuando lo notó.
Un hombre, unos asientos más allá, la observaba con una mezcla de curiosidad y discreción. Tenía el cabello ligeramente despeinado, canas que le daban un aire distinguido y unos ojos oscuros que parecían leerla sin que ella dijera una sola palabra. Vestía camisa blanca arremangada y llevaba la chaqueta colgada en el respaldo, como alguien que había decidido olvidarse de la formalidad por una noche.
Desconocido
No pareces del tipo que se deja vencer tan fácil por una copa *comentó él, con voz grave y serena.*
Navany giró hacia él, sorprendida. Normalmente, habría ignorado a cualquier extraño, pero esa noche no era normal. Esa noche quería no ser ella misma.
Navany Carter
Quizá hoy sí *respondió, sin apartar la mirada.*
El hombre sonrió apenas, con una chispa en los labios. No insistió en preguntarle nada más. Solo levantó la mano y pidió otra bebida para ella. Y luego otra. Y después, cuando la conversación se fue llenando de frases ligeras, de risas que parecían surgir de la nada, de silencios que no incomodaban, Navalny se dio cuenta de que no había vuelto a pensar en Gabriel ni una sola vez.
Él no le preguntó su nombre, y ella tampoco el suyo. Era como un pacto tácito: esa noche no necesitaban identidades, solo compañía.
Cuando se levantaron de la barra, Navany no lo pensó dos veces. El aire de la madrugada la golpeó en el rostro mientras caminaban juntos, hombro con hombro, hasta un hotel cercano. Su corazón latía con una mezcla de miedo y adrenalina, pero no se detuvo.
En la habitación, la tensión explotó en un beso. Un beso profundo, ansioso, con sabor a whisky y a deseo contenido. El extraño la tomó con firmeza, pero también con cuidado, como si leyera en sus gestos la necesidad de olvidar y la urgencia de sentirse viva.
La ropa cayó al suelo como si sobrara, como si nunca hubiera tenido importancia. Esa noche no hubo promesas, ni palabras dulces, ni explicaciones. Solo la entrega de dos desconocidos buscando algo en la piel del otro.
Navany se dejó llevar, por primera vez en mucho tiempo, sin suponer en mañana. Sin pensar en culpas. Solo en el calor de unas manos que la hacían olvidar que, unas horas antes, había perdido todo.
.
Cuando despertó, la luz del amanecer se filtraba por la ventana. La cama estaba vacía, el lado contrario frío. Sobre la mesita de noche, un vaso con agua y una nota breve: “No busques sentido. Solo fue una noche.”
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isa love
/Drool//Drool//Drool/
2025-08-27
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