Capítulo IV

Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Sí– *responde, seco*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Lo dije. Y lo mantengo–
Park Ji-Sung [A.D]
Park Ji-Sung [A.D]
*baja la mirada por un instante, y asiente*
Park Ji-Sung [A.D]
Park Ji-Sung [A.D]
–Lo lamento por ti–
Park Ji-Sung [A.D]
Park Ji-Sung [A.D]
*toma a los gemelos de la mano y camina hacia la puerta*
Park Kyung-Min [D.R.D]
Park Kyung-Min [D.R.D]
*se gira una última vez*
Park Kyung-Min [D.R.D]
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Gracias por dejarnos dormir aquí…–
La puerta se cerró.
Silencio.
El sonido fue definitivo. Cortante. Como si el mundo se hubiese apagado en un solo golpe de madera y metal.
Seong-Min se quedó de pie frente a ella, aún con los brazos cruzados, los ojos fijos en la manilla.
Un minuto pasó. Tal vez dos.
Y de nuevo, el gruñido bajo la piel de Seong-Min.
Más profundo.
Más salvaje.
Y mucho más solo.
Y entonces, su cuerpo se relajó lentamente, como si todo el peso del momento lo aplastara de golpe.
Se dejó caer sobre el sofá con pesadez, el lugar donde, hasta hace un instante, dormían los dos pequeños invasores de su vida.
Invasores… ¿o algo más?
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*recorre el desorden mínimo que habían dejado los gemelos con la mirada*
Una manta arrugada, un par de vasos vacíos, una figurita de acción que Jong-Suk había sacado de la estantería para observarla de cerca.
Ahora todo parecía ajeno. Demasiado callado.
Demasiado… vacío.
¿Qué demonios acababa de pasar?
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*pasa una mano por su rostro, maldiciéndose por dentro*
No tenía sentido. No había forma de que esos niños fueran suyos.
¿O sí?
Se negó a pensarlo. A aceptarlo.
Pero los ojos de Jong-Suk...
Y la sonrisa de Kyung-Min…
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*golpea el respaldo del sofá con el puño, irritado*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Mierda!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*nota la fotografía borrosa sobre la mesita de centro y la toma*
No había bebido tanto esa noche, ¿cierto? Solo lo justo para relajarse después de la pelea. Solo una copa, quizá dos…
Pero luego, los lapsos. Las imágenes sueltas. Un cuerpo entre sombras. Un tatuaje que ardía en su piel como fuego. El sabor agridulce en el aire, tan distinto al de una omega.
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Se parecían a mí–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Cállate–
La voz infantil de Jong-Suk volvía a sonar en su mente, como un eco persistente.
Y el aroma de los pequeños…
Cálido. Limpio. Natural.
No tenía palabras para describirlo, pero le había provocado algo.
Un picor detrás de la garganta. Una punzada en el pecho.
Instinto.
¿Por qué no podía dejar de pensar en ellos?
Porque no era lógico.
Porque no tenía explicación.
Porque su lobo no dejaba de gruñir como si acabaran de arrebatarle algo que le pertenecía.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*se lleva la mano al pecho*
El tatuaje del dragón parecía latir bajo su piel, como si despertara después de años dormido.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No me importan. No me importan. No me importan…–
Repitió esas palabras como un mantra, buscando calmar el temblor invisible que lo recorría.
Pero el silencio del apartamento lo desmentía todo.
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Puedo asegurar que esos cachorros son nuestros–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Como quieras–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Pero para mí, son míos–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Guarda silencio–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–No debiste permitir que mí mate se llevara a los pequeños...–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No es tu mate! ¡Y no son tus pequeños!– *gruñe frustrado*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
*bufa, rodando los ojos*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
*murmurando entre dientes*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Si lo son. Sólo que eres un idiota...–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*lo ignora*
Shin Tae-Bok [D.D]
Shin Tae-Bok [D.D]
–Señor, ¿quiere que prohíba la entrada de esas personas?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Hazlo– *serio*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Y no le digas ni una sola palabra de esto a Dae-Rim–
Shin Tae-Bok [D.D]
Shin Tae-Bok [D.D]
–Como usted ordene, señor–
Shin Tae-Bok [D.D]
Shin Tae-Bok [D.D]
*se retira, dándole privacidad*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*suspira, yendo a su habitación*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Cobarde–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Son nuestros. Lo sientes. Lo sabes–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No. No puedo saberlo. No todavía– *frío*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*se lleva un cigarro a la boca, sin encenderlo aún*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Los dejaste ir–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Dejas que nuestro mate los proteja… cuando somos nosotros quienes debemos hacerlo–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No puedo proteger lo que no está dispuesto a quedarse– *apretando sus puños*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Ellos volverán a nosotros… o iremos por ellos–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Ya basta–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–No me obligues a tomar el control–
Seong-Min arqueó una ceja, con una sonrisa fría.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Te atreves a amenazarme?–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–¿Amenaza?– *ríe, bajo y oscuro*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Es más bien una advertencia–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Trae a mi mate y a mis cachorros de vuelta… o verás cómo te destruyo desde dentro–
Seong-Min no apartó la mirada de la pared frente a él, como si pudiera ignorarlo a base de obstinación.
Ni un parpadeo de duda, ni un atisbo de entrega. Solo la calma helada de quien no piensa ceder.
El lobo volvió a gruñir, pero esta vez no dijo nada más.
Sin embargo, el peso de esa presencia en su interior le dejó claro que la batalla estaba lejos de haber terminado.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*se deja caer en la cama, con el codo apoyado en el respaldo y la mirada perdida en la ventana*
El apartamento estaba en silencio.
Demasiado.
El cielo afuera estaba cubierto de nubes pesadas, pero no llovía. Era un clima extraño, como si el mundo también contuviera el aliento.
Entonces, la sintió.
Esa presencia caliente y salvaje en la base de su mente.
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Son nuestros. Lo sientes. Lo sabes–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
*repite aquello como si fuera un mantra*
Seong-Min apretó la mandíbula, encendiendo el cigarrillo solo para tener algo que hacer con las manos.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*exhala el humo, sin apartar la vista del gris del cielo*
El lobo, dentro de él, proyectó imágenes fugaces en su mente.
Las carcajadas agudas de los niños. El calor de unas manitas pequeñas aferradas a su dedo. El brillo de los ojos de Ji-Sung cuando sonreía.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No son reales– *murmura*
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Pero podría serlo–
Lobo de Seong-Min
Lobo de Seong-Min
–Si intentarás...-
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No–
Cada imagen era una punzada que se clavaba más hondo.
El lobo se retiró lentamente, aunque no del todo. Se quedó al acecho, respirando en sincronía con él, como un recordatorio constante de que su paciencia tenía límites.
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*gruñe y apaga el cigarro*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Maldita sea–
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
*huele su camisa y bufa*
Kim Seong-Min [D.R.D]
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Tks, el olor de esos mocosos se me quedo impregnado–
Seong-Min se levantó y decidió tomar una ducha, intentando quitarse el aroma de los pequeños.
No podía negar que la mezcla de las feromonas de estos y las suyas era agradable.
¿En qué demonios pensaba?
¿Acaso se había vuelto loco?
No podía parecerle agradable.
No podía provocarle aquella calidez en el pecho.
Esos pequeños no eran suyos.
Y ese alfa no era su mate.
Su lobo estaba equivocado y se lo demostraría.
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