3- Un amor sin limites...

(Alesandra)

Dejo las fotografías, en el mismo lugar, para que sigan aparentando la familia perfecta que no somos, ante la mirada de mis Padres, pues aunque no quiero levantar mi vista, sé que están aquí.

—Ale, Princesa dime algo.—Escucho a Papá, que toca mi barbilla para que yo levante el rostro.

—Que quieres que te diga, o que quieres que haga, que te abrace y te felicite por decirme que soy una bastarda, quieres que te abrace por decirme despues de 18 años, que tienes una esposa que no es mi madre y no sé cuantos hijos más, quieres que te felicite por educarme como una tonta, que no miraba mas allá de sus narices.—Le digo con mi voz entrecortada conteniendo mi llanto.

—No, no Princesa, no Alessandra no eres una bastarda, como se te ocurre.

Tú eres una legítima Sandoval, lo dice tu acta de nacimiento y tienes todos los derechos como mi hija legítima, eres mi hija... mi amada hija, mi orgullo, te amé desde el primer segundo que supe que vendrías a completar mi felicidad.

Cuando naciste, yo estuve con tu Madre en la sala de partos, te vi nacer y fue el día más glorioso de mi existencia.

Yo te amo tanto, pero no solo te amo, me siento dichozo de tenerte y no solo porque eres la hija del amor de mi vida, te adoro por ese carácter que tienes, por ser como eres.

Y de algo estoy seguro y me siento tranquilo y es que sabes como conducir tu vida.

Eres la hija más buena, obediente y responsable.

Sabes como comportarte y no hablo de etiquetas de buena educación, hablo del valor que te das, del cuido que tienes de ti misma.—Me dice mi Padre tomando mi cara entre sus manos.

—Pero ahora, de que me sirve todo eso Papá, de que me sirve todo lo que soy.

Si siento que se desmoronó el castillo, donde vivía una vida edeal, ahora no soy más que la hija de la amante del Señor Alessandro Sandoval.

No sé como pudieron hacerme esto...

Por qué Mamá, ¿Por qué?...

Me mentiste, toda mi vida me mentiste...

Los dos me mintieron, y ya no quiero verlos.—Les digo levantándome para ir a mi habitación.

En mi mente me digo que quisiera irme de esta casa, pero me doy cuenta, de que no tengo a nadie, no tengo abuelos no tengo tíos, no tengo a nada más que unos mentirosos Padres.

Llego a mi enorme cuarto, veo a mi alrededor y pienso, que no me sirve de nada tener tanto lujo, una cama de ensueño, ropa, zapatos y bolsos exclusivos de diseñador, joyas, maquillaje y todo lo que sé pudiera desear.

En este momento, dejaría todo, preferiría no tener nada y tener una familia normal.

Unos Padres intachables, a los que nadie pueda señalar...

Me quedo llorando sin consuelo, por horas, hasta quedarme dormida.

Despierto abruptamente, pensando que tuve una pesadilla espantosa, al oír la puerta.

Escucho que tocan de nuevo, me levanto de mi cama sintiendo mi nariz tan rara como si hubiera estado nadando; me veo en el espejo y estoy con mis ojos hinchados, allí me doy cuenta de que no es una pesadilla.

El sonido de la puerta vuelve a llamar mi atención.

Voy y allí está mi Madre...

También tiene los ojos hinchados, también ha llorado, Ella está viviendo la misma pesadilla, Ella es parte de este sueño que parecía un cuento de hadas, pero ahora se ha convertido en una espantosa pesadilla.

—Ale, mi niña... Que alivio que te despertaste, ven cariño, vamos abajo debes comer algo, han pasado más de 6 horas desde que te viniste a tu habitacion

—No tengo hambre, no quiero comer, déjame sola por favor.—Le digo a mi Madre, en un tono de voz con el que jamás le había hablado.

—Mira Alessandra, sé que lo que estás sintiendo ahora en muy dificil de sobrellevar, sé que duele y mucho; a mi también me duele.

Pero hay cosas en la vida que se deben enfrentar, así que Tu y Yo vamos a tener una conversación como nunca la hemos tenido.

Necesitamos hablar de mujer a mujer.—Veo y escucho a mi Madre con tanta determinación, que no me queda más remedio que dejarla pasar a mi habitación.

Además es una conversación que debemos tener y no voy a postergarla por más tiempo.

Camino hasta mi cama y me siento en la orilla con mis ojos en la alfombra.

Mamá jala el taburete de mi tocador y se sienta frente a mi.

Ahora te contaré la otra parte de esta dolorosa verdad...

Veo a Mamá sentada en el taburete frente a mí.

Sus manos están temblorosas y su ojos reflejan mucha tristeza, es evidente que ella está sufriendo al igual que Yo.

 Porque esto que para mucha gente es irrelevante, para mi es el desastre.

—Ya te dijo tu Padre como nos conocimos, ahora te hablaré de mí.

...Yo tenía 24 años y Alessandro era un hombre hermoso, que Yo había visto jamás, no podía creer que me invitara a salir con insistencia, Yo no sabía quien era el , aunque su porte y elegancia me decían que era de un mundo diferente al mío, jamás me imaginé que era prácticamente mí jefe, y menos me dí cuenta de que era mas joven que Yo.

Acepté una cita, y esa primera cita fue grandiosa, tu Padre fue tan caballeroso, tan galante y me hizo sentir tan bien, que me quedé muy entusiasmada con Él.

Con los dias, me dí cuenta que era un hombre muy bueno, pero muy solo, ese dia me confesó que sus Padres nunca le dieron atención, no tenía hermanos, ni amigos, lo único que tenía era empleados, gente a sus órdenes, estaba necesitado de amor, y eso me hizo amarlo como a nadie en el mundo.

Unos meses después, La señora Andrea Sandoval, fue a verme a la oficina, para despedirme sin ninguna justificacion, yo no entendía por qué, hasta que lo mencionó a Él, allí me di cuenta, de que no solo era el hijo del dueño de la empresa de transporte marítimo más importante de Estados Unidos; sino que tenía una Madre manipuladora, que ya lo había comprometido en matrimonio, con una mujer de su misma clase social y que además esa Madre, era una mujer sin nada de bondad en el corazón.

Ese día salí de la empresa bajo una amenaza, para alejarme de Alessandro.

Sufrí mucho, creyendo que ya no volvería a ver a tu Papá, pero él me buscó, me dijo que no le importaba perderlo todo, que nos casaríamos y que él se iba a independizar pues era un hombre responsable y tenía como hacerlo.

Una semanas después de hacer nuestro plan de casarnos e irnos de New York, tu Padre me dío la noticia más triste de mí vida.

La mujer que su Madre había escogido para que fuera su esposa, estaba embarazada, me dolió el alma, pues ahora si lo habia perdido.

Tu Padre cuando me explicó como habían sucedido las cosas, pero aun así le dije que no nos volveríamos a ver.

Me alejé totalmente y borre todo contacto con tu Padre, bloquee su numero, para no recibir ni llamadas ni mensajes de Él, pero un amor así de grande como el nuestro, no se puede sacar del corazón jamás.

1 año después recibí una llamada, yo nunca contestaba números desconocidos, pero esa llamada fue muy insistente; así que conteste.

Era la voz de un joven, me dijo que tú Padre estaba en el hospital y que en su lecho de muerte me llamaba.

Mi corazón se paralizó, sentí que se me iba la vida.

Si tu Padre moría yo moriría con Él...

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Comments

Nancy Parraga

Nancy Parraga

me tiene atrapada

2025-08-16

1

Nancy Parraga

Nancy Parraga

Excelente historia éxitos escritora

2025-08-16

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