Capítulo 5

Los meses transcurren y la actitud de Michael con Emily difiere totalmente de lo que se esperaría de un joven con su apariencia.

Con ella es un caballero; atento, amable, respetuoso. Continúan siendo solo amigos. Ella se enamora cada día más y espera ansiosa que le pida ser su novia.

Greg y Clara se mantienen pendientes están seguros de que el muchacho no podrá continuar con la farsa por mucho tiempo.

Han permitido que visite a Emily en la casa y que salgan juntos de vez en cuando siempre que cumplan con los horarios establecidos.

El investigador que Greg ha contratado no ha conseguido mucho. El reporte solo indica que se trata de un muchacho que tiene problemas con la autoridad y por ese motivo cambia de escuela constantemente.

Abby sigue escéptica, por más que lo intenta, Michael no termina por agradarle. Mantiene la boca cerrada para no incomodar a su amiga.

- Espero que se me declare el día de mi cumpleaños.

- ¿Ya sabes cómo vas a festejar? Falta poco menos de un mes.

- Quiero hacer una fiesta y tú me vas a ayudar.

- Ok. ¿Qué tipo de fiesta quieres?

- Una pool party.

- Wow, me sorprendes. ¿Clara y el papacito están de acuerdo?

- Por supuesto y deja de llamar a Greg así, es incómodo.

- Tú porque estás cegada. A mí no me puedes prohibir mirar a ese papacito que tienes por tutor.

- Deja de hablar de él y mejor ayúdame con la lista de invitados.

- Me imagino que en primer lugar está Michael.

- Así es.

Greg le da carta abierta para la organización de la fiesta siempre y cuando Clara apruebe y supervise todo.

Las invitaciones se mandan hacer, elige la decoración, los alimentos y las bebidas, obviamente sin alcohol. Pronto, la celebración está en boca de todos.

La mañana del evento los proveedores entran y salen de la mansión. Emily observa desde su ventana como el jardín queda listo para recibir a sus invitados.

Abby llega temprano para arreglarse juntas. En contra de los consejos de Clara, Emily compra un bikini rojo. Ha elegido un lindo vestido del mismo color.

Se maquilla ligeramente, alacia su cabello y lo ata en una coleta muy alta. Se coloca unas alpargatas en color nude, con tiras que suben por sus pantorrillas.

Abby usa un vestido amarillo y un bikini a juego. Juntas bajan a tomar el desayuno. En el comedor, Clara y Greg entonan el Happy Birthday para la cumpleañera.

Greg nota algo diferente en Emily, no sabe a ciencia cierta lo que es, pero luce diferente. Aquella niña pequeña que corría por la casa ha quedado atrás y ha dado paso a una joven hermosa, sí muy hermosa.

- ¡Muchas felicidades, mi niña!

- ¡Felicidades, Emily!

- Gracias, nana. También te agradezco, Greg.

- No hay nada que agradecer. Tus padres deben de estar orgullosos de ti. Tomemos el desayuno que hoy será un día largo.

- Ya doy la orden para que les sirvan, señor Gregory.

- Tú te sentarás a la mesa con nosotros, nana.

- No, mi niña.

- Clara, por favor. Eres parte de la familia.

- Gracias, señor Gregory.

El desayuno transcurre en armonía. Para Clara no pasan desapercibidas las discretas miradas de Greg hacia la chica.

A las dos de la tarde comienzan a llegar los invitados a la celebración. Emily espera paciente la llegada de Michael, quien hace su entrada triunfal una hora después.

Clara y Greg se mantienen cerca vigilando que la fiesta no se salga de control.

- Pensé que no vendrías.

- No me perdería tu cumpleaños por nada, preciosa. Se me hizo un poco tarde, estuve ayudando a mi madre con algunas cosas. Vamos a divertirnos.

Se unen a los demás, la música suena y los jóvenes bailan alrededor de la piscina. Algunos comienzan a lanzarse al agua. Emily se quita el vestido y muestra el bikini rojo que Clara desautorizó.

- Esa niña me va a escuchar.

Greg la detiene, no cree conveniente llamarle la atención enfrente de sus amigos y menos el día de su cumpleaños.

- Déjala divertirse, mañana hablas con ella. Estaré en la biblioteca, no la pierdas de vista.

La fiesta sigue su curso, comienza a anochecer y los chicos comienzan a irse. Michael se acerca a Emily y la abraza.

- En este día tan especial quiero hacerte una pregunta.

- Claro, dime.

- ¿Te gustaría ser mi novia?

- ¡Sí! Me encantaría ser tu novia.

El chico la besa, es su primer beso. Había imaginado tantas veces este momento; sin embargo, no resulta tal y como lo imaginó.

Clara carraspea detrás de ellos y Michael se ve obligado a separarse de su novia.

- La fiesta terminó, joven. Es momento de marcharse.

- Sí, ya me iba. ¿Nos vemos mañana?

- Claro, mándame mensaje y quedamos.

Abby llega junto a su amiga y juntas suben a su habitación. Clara escucha los cuchicheos de ambas y se encarga de supervisar que los encargados del catering terminen de recoger.

- Cuéntame todo.

- Me pidió que sea su novia. ¡Por fin!

- Y por supuesto, aceptaste.

- Claro, soñaba con este día.

- ¿Qué tal tu primer beso?

Emily guarda silencio algunos segundos, no sabe qué responder.

- Vamos, cuéntame.

- Fue lindo, pero...

- ¿Qué? No me dejes con la incertidumbre.

- No sé. Tú sabes que fue mi primer beso y pensé que sería diferente. Que me sentiría distinta.

- ¿Distinta cómo? Explícate.

- En pocas palabras que sería mágico. Qué el mundo se detendría a nuestro alrededor, como lo describen en las novelas.

- Quizá es una señal de qué Michael no es el indicado, ¿no crees?

- ¡Imposible! El corazón no se equivoca.

- Por supuesto que se equivoca y de que maneras. Piensa, sí el corazón no se equivocará no habría tantas decepciones amorosas.

- Creo que es porque no tengo experiencia, baso todo mi conocimiento en las películas románticas y las novelas que he leído.

- Yo pondría más atención a los detalles. Quizá tu príncipe azul aún no aparece.

Las chicas se preparan para ir a la cama. Emily sigue pensando en todo eso qué no sintió con su primer beso.

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Greg sigue en la biblioteca, hace rato anocheció y el lugar sigue en penumbras. La fiesta por fin terminó y Clara le aseguró que todo estaba en orden.

Desde el gran ventanal de la biblioteca hay una vista privilegiada del área de la piscina y pasó la tarde observando. Mueve la cabeza de un lado al otro, no entiende por qué no puede dejar de mirar a Emily.

- ¡Basta! Es una niña, la has visto nacer y crecer. ¡Es la hija de tu mejor amigo! ¡Carajo!- expresa en voz alta.

Necesita aclarar su mente y eso solo lo consigue mientras entrena. Se dirige a su habitación y cambia su atuendo formal por uno deportivo.

La mansión cuenta con un gimnasio perfectamente equipado. Él comenzó con su rutina de ejercicio siendo muy joven y desde entonces no lo ha dejado.

Ejercita todo su cuerpo, le gustan los desafíos y las pesas son perfectas para eso. Coloca dos discos más de lo habitual.

Después de una hora de entrenamiento exhaustivo, entra en el sauna. Ahí intenta dejar su mente en blanco. En un día normal esto habría funcionado, hoy no.

Se ducha y regresa a su habitación. Intenta conciliar el sueño sin éxito. La imagen de Emily y Michael besándose lo atormenta. Él sabe que ese muchacho no tiene buenas intenciones.

Justifica su inquietud a su instinto protector que ha despertado. Ella es muy joven e ingenua, es natural que quiera cuidarla. Además, es su obligación. Como tutor y albacea debe velar por ella y por sus intereses.

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