Changbin volvió la vista hacia Félix con una sonrisa tímida, intentando animarlo.
Seo Changbin ♡
Es cierto. ¿Cómo te fue?
Félix sonrió con orgullo y levantó el pecho.
Lee Félix ♡
Oh, me fue bien, fui uno de los mejores. Ya se los había dicho, mi puntería es muy buena.
Bangchan, aun enojado, se levantó de la cama y miró a Félix con una media sonrisa.
Bangchan ♡
Debe estar emocionado por ya ser un agente, ¿no?
Lee Félix ♡
Por supuesto que sí. Así podré hacer misiones con ustedes.
Han Jisung ♡
Aún te falta la prueba definitiva y ya lo tendrás. Concéntrate en hacerlo bien, tú puedes hacerlo.
Félix asintió con determinación, sus ojos brillando con ilusión y esperanza. El ambiente en la habitación se suavizó un poco, el peso del fracaso temporal bajó al ver esa chispa en su compañero más joven.
Bangchan ♡
Sí... mañana será otro día.
Jisung le regaló una sonrisa a Félix, quien correspondió al instante con una sonrisa cálida y sincera. Mientras ellos compartían ese pequeño momento de calma, dejando que Bangchan y Changbin se lamentaran en silencio por la misión fallida, Jisung decidió entrar al baño para tomar una ducha.
Su cuerpo dolía. Era normal. En este tipo de misiones, estar en estado de alerta constante drenaba el cuerpo y la mente. Además, la paliza que había recibido hacía que cada músculo le recordara la batalla apenas librada.
Quitó su camisa lentamente y, al hacerlo, se pudieron notar los moretones oscuros que cubrían gran parte de su abdomen y costillas. Pero lo que más llamaba la atención era una enorme cicatriz en forma de cruz en su espalda. Parecía vieja, marcada con el tiempo y el dolor, como una sombra de un pasado que aún lo seguía.
Jisung se quedó observándose en el espejo durante unos largos segundos, sus ojos fijos en esa cicatriz que tanto decía sin necesidad de palabras. Luego, dejó escapar un suspiro lento y entrecortado, como si llevara un peso invisible sobre el pecho.
Abrió la llave del agua y dejó que el chorro tibio cayera sobre su cuerpo, refrescándolo apenas, lavando la suciedad y el cansancio. Pero, a pesar de la tranquilidad que le ofrecía la ducha, en su interior seguía la tormenta.
Sabía que pudo haber hecho más en esa misión. Pero se paralizó, solo pudo recibir golpes. Algo que nunca había experimentado desde que comenzó a trabajar como agente. Ni siquiera recordaba bien por qué había decidido unirse al FCI, solo sabía que había sido un chico normal, hasta que de repente lo llamaron a hacer las pruebas y lo aceptaron.
Quizás te preguntarás: ¿cómo supo del FCI si es una organización tan oculta?
La respuesta es simple. El FCI recluta a personas que creen tener las habilidades y capacidades necesarias. Generalmente jóvenes de entre 14 y 16 años, a quienes entrenan por tres años. Al finalizar, deben pasar una serie de pruebas para demostrar su potencial. Si las aprueban, se convierten oficialmente en agentes.
Mientras el agua seguía cayendo, Jisung murmuró para sí mismo:
Comments
Félix 😘
me gusta mucho
2025-07-19
0