CIERRE DEL LOCAL

Eneida lloraba junto a su hija, era su primera experiencia en el amor, pero sentía y sabía lo mucho que estaba sufriendo su hija, ella le hablaba con palabras bonitas para calmarla; pero como madre le dolía ver a su hija destrozada, cuando logró calmarla su hija le dijo.

ISAIRI: Me engaño mami, se burló de mí, tiene esposa y... está embarazada

ENEIDA: ¿y eso que? Ya no mires atrás, mira hacia delante, tú eres una mujer guerrera; ese imbécil no merece tus lágrimas, levante y pon tu frente en alto mi amor, no vas a ser la primera ni la última madre soltera, juntas vamos a salir adelante por ese bebe que viene en camino.

Isairi miró a su madre y admiró la valentía que tenía para enfrentar los problemas, le sonrió a su madre porque entendió que si podían, su madre pudo con ella que estaba sola, ahora que no pudieran las dos trabajar en equipo para salir adelante, le dio gracias a Dios por su madre, porque le tocó la más comprensiva, porque existen madres que solo saben juzgar, criticar, pero no saben ganarse la confianza de sus hijos y darle buenos consejos.

Isairi estaba agradecida con la madre que Dios le dio, así mismo, Eneida también agradecía por la hija que Dios le había dado, porque más que madre e hija eran amigas, amigas con respeto sin cruzar límites. Isairi dejó de llorar y se llenó de valor y dijo.

ISAIRI: Gracias mami, gracias por estar siempre para mí.

ENEIDA: Solo estoy para ti, nos tenemos la una a la otra mi reina, vamos para adelante.

Madre e hija se dieron un gran abrazo, ambas sentían que se recargaban de energía la una de la otra.

Al día siguiente Isairi fue a trabajar temprano al restaurante, era sábado y no tenía clases, ese día volvió a llegar la mujer de Julian, para Isairi era muy incómodo la situación, los compañeros la miraban compadeciendola, pero el consuelo de Isairi para no sentirse peor era que el le decía que era soltero.

Con el paso de los días Isairi se acostumbró a ver llegar a la esposa de Julian, la mujer saludaba muy cariñosa a todos, Isairi le daba un poco de pena por lo sucedido, pero tenía que disimular.

Después de cuatro meses a Isairi se le notaba el embarazo, sintió alivio porque la mujer de Julian no iba al restaurante porque ya estaba en los últimos días para dar a luz, no quería que la mujer le estuviera preguntando sobre su hijo.

Isairi continuó con su trabajo como de costumbre, estaba feliz porque antes de tener a su hijo/a terminaría su estudio de enfermería, por las mañanas iba a las practicas en los puesto de salud, y después se iba por la tarde a su trabajo.

El miércoles le toco descansar a Isairi, de casualidad tenia cita medica por la tarde para una ecografía, al llegar a la clínica se encontró con un caos, los médicos y enfermera corrian de un lado a otro, Isairi no sabía lo que sucedía, se acercó a confirmar su cita y preguntó; allí le dijeron que un empresario había tenido un accidente y lo estaban atendiendo, Isairi no dijo nada más y se sentó a esperar el llamado, ese empresario lo conocían en esa clínica porque era el dueño.

Ella fue sola porque no quería molestar a la madre, gual estaba trabajando, cuando llegó su turno ella ingresó y dio toda la información, el doctor comenzó a poner gel en el vientre y después a realizar la ecografía, le mostraba y explicaba todo a Isairi, hasta que le dijo que iba a tener una niña; Isairi sonrió y pensó que iban a ser tres mujeres contra el mundo, pero eran unas guerreras.

Isairi salió de la clínica dejando atrás el caos que allí se esraba viendo. Dentro de la clínica el empresario desesperado preguntaba por su abuelo, pero nadie le daba razón, los médicos decidieron sedarlo para poder hacer bien su trabajo.

El empresario era Andres Quiroz, un joven de 25 años, dueño de empresas productoras de lácteos y clínicas privadas; habia tenido un accidente junto a su abuelo de 53 años en una via solitaria apartada de casas, su auto había quedado sin freno y se chocaron contra un árbol, el abuelo después del impacto salió aturdido sin mirar atrás y comenzó a caminar sin rumbo fijo, no había sufrido ninguna herida, pero el impacto lo sacudió tanto que se olvidó de todo, de su único nieto, se fue sin uso de razón.

Isairi llegó a su casa pensando en su hija, la responsabilidad que se le venía encima con la crianza, pero tenía a su madre que la ayudaría para inculcarle buenos valores, estaba dispuesta a luchar por su hija, a trabajar duro para brindarle comodidades hasta donde estuviera su alcance.

Los días pasaron y el empresario salió de la clínica, ya tenía personas buscando a su abuelo, no entendía que había pasado, no sabía si todo lo sucedido se había tratado de un atentado, estaba confundido porque ellos pocas personas sabían que ellos eran dueños de empresas, para Andres era un hecho confuso.

Pasaron tres meses y el empresario aún continuaba buscando a su abuelo, sabía que estaba vivo porque nunca encontraron su cuerpo, por otro lado Isairi ya tenía siete meses de embarazo, estaba trabajando en el restaurante, pero Julian la había asignado otro puesto, una mañana reunieron a todos los empleados en el restaurante, el dueño llegó con una noticia no muy buena para ellos, les dijo que estaba próximo a cerrar el local, y les explicó los motivos; todos quedaron preocupados, pero más Isairi, las cosas malas tocaban su puertalado, previo aviso y sin razones aparentemente justas, el panorama quedaba totalmente nublado para ella, no sabía qué iba a ser de ella y su familia, por su embarazo no podía conseguir un nuevo trabajo.

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