En cuanto accedí comencé a dormir en la misma habitación y cama que Dimitri, desde ese día mi día empezaba sirviendo a Dimitri como un sirviente, yo era el encargado de cocinarle las tres comidas y llevar sus alimentos a la empresa, era casi como cuidar a un niño de 5 años, lo único que me faltaba por hacer era bañarlo y cambiarlo de ropa, era estresante y muy desgastante atender a aquella escoria, pero ya que quería largarme de ese lugar no me podia dar el lujo de volver a la mazmorra, ya que estando fuera de ese ligar pordia analizar la mansión con más detenimiento y a su vez recolectar pequeñas valiosas que podia vender cuando escapara de allí, ya que yo sabía muy bien que ese desgraciado no me dejaría ir tan fácil, así que no tenia más que escapar cuando el tuviera la guardia baja y ese momento sentía cuando su luz de luna regresara al país para lo cual no faltaban si no 8 meses.
Así que luego de ser liberado comencé a hacer una lista de las necesidades de Dimitri además de un plan estratégico para poder escapar de aquel lugar sin resultar herido en el intento, por lo que al día siguiente me levanté 2 horas antes de que despertara Dimitri y lo tuve que hacer con sumo cuidado para no despertarlo, puesto que él tenía un sueño muy ligero, luego de estar fuera de la habitación corrí rápidamente a la cocina me lavé las manos y comencé a preparar un omelette con panqueques de frutos rojos y un café sin azúcar bien cargado que era lo que solía comer Dimitri en la mañana, lo cual me pareció bastante único, ya que él era un hombre frío, sin embargo, su comida se veía bastante linda y colorida luego de terminar con su desayuno le encargué a una de las empleadas le sirviera el desayuno, ya que yo tenía que ducharme, así que luego de dar las instrucciones fui a mi armario el cual quedaba fuera de la habitación, ya que el que estaba dentro pertenecía solo a Dimitri, fui al baño del cuarto de invitados y allí me di una ducha y aunque ya llevaba varios días siendo hombre aún no me acostumbraba a tener eso entre las piernas, aunque era algo natural era incómodo para mi, puesto que aún me faltaba adaptarme por completo a mi nuevo yo que era de un genio distinto, luego de darme la ducha y sentirme limpio y fresco, me puse algo de ropa comoda, cuando estuve listo no me aparecí por el comedor, ya que en las instrucciones dadas del contrato especificaba que a él no le gustaba que lo molestaran en lo absoluto mientras tomaba sus alimentos, luego de estar encerrado por un buen rato en la habitación escuché las voces que decían:
-que tenga un excelente día maestro.
En ese momento supe que ese imbécil ya se había ido, así que me levanté de la cama y corrí a la cocina, preparé algo para mí y comí tranquilamente o bueno casi tranquilo, ya que cuando estaba culminando mi desayuno uno de los empleados omega(sirviente en palabras de Dimitri), se acercó a mí y con desdén dijo:
¿-te crees mucho solo por ser el esclavo del señor Dimitri?
Yo lo ignoré, ya que no tenía ánimo de pelear, lo cual lo enfureció aún más, así que empujó mi plato haciendo que este cayera al suelo rompiéndose, al ver esto me enojé, me levanté de la silla y contadas mis fuerzas lo empujé, luego me abalanzó sobre él y le di un par de puños, el sirviente comenzó a gritar clamando ayuda, por lo que no demoraron mucho en llegar los demás, todos intentaron separarnos, pero yo quería hacer pedazos a ese imbécil, así que lo seguí golpeando hasta que me cansé, en ese momento lo solté y luego de que la ira se fue disipando vi que le había roto la nariz, tenía el párrafo con moretones e inflamado, además de eso también le había rasguño la cara, al verlo me di cuenta de que me había dejado llevar por mi enojo y había actuado de manera ilógica.
Cuando el altercado paso, todos los sirvientes a mi alrededor me tomaron por la fuerza ye llevaron a la mazmorra enseñándome, obviamente mientras me llevaban los golpeé y rasguñe como pude, cuando llegamos a la mazmorra tome el marco con todas mis fuerzas e impedía que me metieran a ese lugar y no era por miedo a la mazmorra sino porque no quería darles la satisfacción de meterme allí sin dar lucha, así que comencé a patalear sin soltar el marco de la puerta de la mazmorra, así estuve por un poco más de 10 minutos hasta que finalmente lograron que soltara el marco, en cuanto lo hicieron me arrojaron a la mazmorra, allí estuve por unas 9 horas, hasta que un sonido de pasos interrumpió mi sueño, luego de despertarme abrieron la puerta y la persona al otro lado era...
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Alma Delia Morales
El estúpido alfa de Dimitri
2025-07-06
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