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En la mañana llegó el mensajero de Rey Angus Owen, el Rey de sur, donde le pedía al Duque que permaneciera aun en ese lugar, pero que estaban en camino, un grupo de guerreros a los cuales ha puesto bajo sus ordenes, estarán ahí para proteger la frontera en caso de que el Rey Marcus declare el inició de la guerra.

Por su parte, Alice había ya entablado buena relación con los pocos guardias que el Duque tenía, desde que la vieron entrenando quedaron fascinados por su gran talento en la magia de hielo, eran muy pocas las mujeres que destacaban en ello y solo habían visto a un solo hombre ser tan bueno en magia y ese, era el Duque, quien con su magia de fuego, podría quemar una ciudad entera; cuando acabo su práctica regreso dentro de la casa, ahí le Duque le pide que lo acompañe a su estudio.

- ¿hay noticias del Rey?

- envió un escuadrón de guerreros, por eso, nos tenemos que quedar más tiempo aquí.

- comprendo, que hay del Rey Marcus ¿ha hecho algún movimiento?

- el espía que tengo infiltrado, dice que hay un grupo de soldados en la frontera, pero están tras las montañas, nos sería difícil ir por ahí, podríamos se emboscados.

Alice cruza los brazos mostrando un gesto despreocupado.

- vamos, se de una manera de hacerlos huir, será fácil y de esa manera, el Rey Marcus no andará diciendo que el sur inició todo.

- ¿esta segura? Si nos descubren, todo saldrá mal.

- no lo harán, iremos solo un grupo pequeño como refuerzo, solo entraré yo a las montañas, necesito estar cerca del rio.

- ¿rio? ¿Que planea hacer?

- deben estar cerca de un rio, necesita de los peces y el agua para el sustento, si el río y los alrededores se congelan, no les quedará de otra que retroceder.

- y como solo es eso, pensarán que solo esta nevando en las montañas ¿cierto?

- exacto! Nadie sabe que yo vine con usted, así que no sospecharan nada.

El Duque llama de inmediato al mayordomo, para pedirle que prepare un grupo pequeño de guardias, con solo cinco serán suficientes, como queda algo alejado las montañas deben llevar víveres también.

- que terrible, la señorita Alembert sigue sin aparecer.

Edith se lamentaba por el suceso frente a toda la clase, durante la comida, todos pensaban que era una chica tan noble por preocuparse de algo así.

- el príncipe la ha estado buscando pero sigue sin resultados.

- no se preocupe señorita Wilson, ella ha de estar bien.

- por ahí dicen que huyo de su familia porque la querían casar con el Conde Bronw.

- que horror, ese hombre solo es un abusador de niñas.

- escuche que su anterior esposa murió misteriosamente, dicen que él la mató.

Todas las chicas gritan y se lamentan por ese último comentario, incluyendo Edith.

- terrible, la señorita Alembert debió estar tan asustada. Tal vez por eso buscó al Duque Leblanc, por ayuda.

- si, si, escuche que fue a verlo un par de veces.

- el Duque Leblanc en un hombre malo también, no olviden lo que le hizo a la señorita Wilson.

- noooo!!! ¿Y si el Duque también se aprovecho de la señorita Alembert y por eso huyo? Debió sentirse tan humillada...

Edith empezó a derramar lágrimas por tan triste suposición que ella misma dijo, las chicas la consolaron, pero si estaban intrigadas con lo que dijo, tendría sentido que apenas ese hombre llego, ella se fuese.

- pero el Duque se fue hace una semana. No es ese tiempo que la señorita Alembert desapareció.

- oh! Dios mío!!! ¿Y si huyeron juntos?

- como una historía de amor, se enamoraron en el baile y planearon huir.

- que romántico, yo vi como el Duque miraba con amor a la señorita Alembert.

Las chicas cambian rápidamente de animo, la historia de amor incluso parecía más creíble y todas se emocionaron por esa idea, Edith seco sus lágrimas y se levanto enojada por todo.

- noooooo!!!! Ellos no pudieron enamorarse! Imposible!

Todas se quedaron calladas y perplejas ante el grito de Edith, no era común en ella enojarse así, cuando la rubia vio las miradas confundidas de las chicas, se sentó de nuevo y cambió su expresión.

- no piensen en esas cosas, se alegran sin saber que es lo que paso, no sabemos si la pobre señorita Alembert no esta asustada.

Todas reaccionan y asienten, en una parte tiene razón, pero una que otra chica, solo siguen confundidas por la actitud de Edith.

El Duque y Alice ya iban en camino, a las montañas, esperando que su plan de resultado, porque si ese grupo de soldados sigue ahí, en algún momento podrían infiltrarse en la ciudad más cercana y esa es, justo donde están establecidos; el pié de la montaña estaba a la vista, se tuvieron que adentrar un poco, ahí el espía los esperaba, el Duque hizo que sus guardias se quedarán ahí, que fuesen discretos mientras que el espía los va guiando hasta la zona, aunque se extraña mucho de la chica que acompaña al Duque.

- señor, ¿se puede confiar en ella?

- es necesario, ella va crear todo lo planeado.

- ¿que? Entonces es una maga.

- lo soy, la más capacitada para esto, además es mi plan.

Al espía no le quedó de otra que confiar, les tomo un largo recorrido llegar, se asoman desde lo alto de un precipicio, sin duda era un grupo grande de soldados, quizás unos mil, Alice se aparta, se aleja un poco.

- pónganse el abrigo.

Ambos hacen lo que pide y Alice, recita un hechizo, creando un círculo bajo ella, mientras las nubes de la montaña se van juntando y oscureciendo, el aire empieza a soplar con fuerza y era frío, los solados del campamento se apresuran a sostener sus tiendas y demás cosas para evitar que el viento se los lleve.

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