Capítulo 5

Mário Narrando

Una vez más, estaba saliendo del bar cuando amanecía, sabía que mi hermano iba a matarme cuando llegara a casa. La chica que estaba conmigo en el bar se encontraba en el asiento del pasajero sonriendo para mí.

Conduje rápidamente hacia casa. Tan pronto como llegué, metí el coche en la cochera, abrí la puerta y enseguida entré en la sala. Una vez más, Mariano estaba allí en el sofá durmiendo.

- hermano, despierta - dije agachándome y sacudiéndolo, que se sobó los ojos

Se podía notar que Mariano estaba extremadamente estresado conmigo.

- dijiste que ibas a lavar el coche

- pero fui a lavar el coche - dije mirándolo a los ojos

- ¿estabas bebiendo? Casi no te puedes sostener

- hermano, déjame explicar - hablé casi suplicando

- Mário, en dos horas tenemos que despertar para ir a la escuela, ya te lo he dicho un millón de veces, olvida esta vida

- hermano, sabes que lo intento, pero parece imposible - dije mirando al suelo

- sales, mientes y nos dejas a mí y a Marisa preocupados, no tenemos que cuidar de un bebé - dijo gritando la última parte

- sabes, no tienen que cuidarme, ya sé muy bien cómo cuidar de mí mismo

- pues bien, sigue con esta vida. Cuando te encuentres en el fondo del pozo, no vengas detrás de mí - dijo levantándose del sofá y subiendo las escaleras

Tomé la mano de la chica y subí las escaleras con ella, entramos en mi cuarto y cerré la puerta. No tenía en absoluto ganas de tener relaciones con ella, solo caí en mi cama y me dormí pesadamente.

Terminé despertando a gritos por Marisa.

- vamos Mário, levántate, o vamos a llegar tarde - dijo casi gritando

- aff chica, tengo una resaca enorme - dije sobándome los ojos

- ¿quién te mandó salir a beber? Ahora espabílate y levántate de esa cama, antes de que vuelva con un balde de agua fría - dijo saliendo del cuarto

Estaba solo en la habitación, la chica que estaba conmigo probablemente debería haberse ido sigilosamente. Me pasé la mano por la cara y me levanté de la cama, tenía un deseo interminable de vomitar.

Entré al baño y abrí la ducha en fría, dejando que el agua cayera sobre mi cuerpo despertando cada célula. Después de unos minutos salí del baño, me puse la ropa de la escuela y descendí las escaleras. Mário y Marisa estaban en la cocina, seguí hasta allí y me senté en la silla.

- voy a buscar mi mochila e ir en autobús a la escuela, Mari - dijo Mário levantándose de la silla

- sin problemas - dijo Marisa sonriendo

El chico salió de la cocina, se podía notar la distancia que tenía, enfadado conmigo.

- él se preocupa por ti - dijo mi hermana entregándome una taza de café

- lo sé, pero a veces tiene que dejarme vivir mi vida - dije tomando la taza y bebiendo mientras me daba cuenta de que era un café amargo

- Mário, tienes que entender que aún eres menor de edad, si la policía te encuentra en alguno de esos bares, terminará repercutiendo en mamá y papá. ¿Qué crees que harán si descubren que te emborrachas por la noche?

- Mari, sabes que bebo para soportar mis problemas - dije sonriéndole

- pero no deberías. Bueno, sé que Mariano no va a hablar contigo por ahora, así que dale un tiempo y luego intenta tener una conversación tranquila, quién sabe si te entiende - dijo saliendo de la cocina

Terminé ese café y me levanté de la silla. Entré en mi coche junto con Marisa, estaba muy pensativo, sabía que había cometido un error y tendría que arreglarlo.

Después de unos minutos llegamos a la escuela, estacioné el coche y salí con mi hermana. Todos nos estaban mirando, creo que notaron y se preguntaban por qué Mariano no estaba con nosotros.

Marisa fue a estar con sus amigas, y yo me quedé allí solo. Me senté en un banco que estaba debajo de un árbol, y me quedé mirando al cielo.

Sonó el timbre, entré al aula. Mariano estaba sentado al fondo, pero del otro lado, me senté detrás de Erick y apoyé mi cabeza sobre los brazos, tenía una gran resaca, y todo el tiempo necesitaba estar bebiendo agua.

El resto de las clases se resumió en Mariano irritado en una esquina, y yo con resaca en otra. Ni siquiera quiso burlarse de Erick, eso significaba que realmente estaba molesto conmigo, lo que me hacía sentirme una porquería por dentro.

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