No tengo -digo sin cambiar el tono- Mi mamá murió cuando era chica. Mi papá… desapareció hace mucho antes de eso y con el tiempo me enteré que murió también.
Alessio Moretti
- bajó la mirada-
Lo siento.
Dana Vélez
No lo sientas. Estoy mejor sola -murmuró-
Alessio Moretti
-la miró con una expresión que mezclaba respeto y tristeza.-
Ahora entiendo por qué sos así.
Dana Vélez
-clavo mis ojos en el -
¿Así cómo?
Alessio Moretti
Fuerte, Dura. Y con miedo de soltar el escudo.
Dana Vélez
-No respondo Solo bajó la mirada y di otro bocado.-
Alessio Moretti
Gracias por esto dije- sincero.-
Dana Vélez
No te acostumbres —respondi —. No cocino para cualquiera.
Alessio Moretti
¿Y yo qué soy?
Dana Vélez
Todavía no lo sé —dije, levantándome con los plato—. Pero tenés suerte… tengo Claro que me gustas - sin pelos en la lengua lo dije-
Alessio la siguió con la mirada. Había algo en cómo se movía, tan segura y tan esquiva, que lo volvía loco. Entró a la cocina sin que ella lo notara y se apoyó contra el marco de la puerta.
Dana Vélez
- termine de lavar los platos etc-
Alessio Moretti
¿Siempre cocinás así… cuando alguien te gusta? -preguntó con voz grave-
Dana Vélez
-Giro lentamente -
No. Pero vos tenés suerte
Alessio Moretti
¿Suerte?
Ella se acercó, lenta, dejando solo unos centímetros entre ellos. Levantó la mirada y clavó sus ojos en los suyos.
Dana Vélez
cómo ya te dije Sé que me gustás- murmuró-
Alessio Moretti
-trago saliva -
No digas eso si no lo vas a sostener
Dana Vélez
¿Y quién dijo que no puedo?
-retadora-
La tensión subió como una ola. Él levantó una mano, despacio, y le acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja. Sus dedos rozaron su mejilla.
Alessio Moretti
Sos peligrosa, Dana…
Dana Vélez
y vos adictivo -respondo sin moverme -
Sus respiraciones se mezclaron. Alessio bajó la mirada a sus labios. Ella no se apartó. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir el calor del otro.
Alessio Moretti
Decime que me frene… —susurró-
Dana Vélez
- lo miró fijamente - no
Y fue suficiente. Alessio la tomó de la cintura y la acercó con fuerza. Sus labios se rozaron apenas, como si esperaran permiso. Y cuando por fin se besaron, fue fuego. Lento, profundo, con rabia contenida y deseo prohibido.
Se perdieron en ese momento. En esa chispa que ambos temían... pero que ya era imposible apagar.
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