Regresa Linda

Marcelo ya estaba esperando a Jimena afuera de la tienda.

Ella lo vio por la ventana y le hizo una seña para que entrara.

Marcelo entró con todo garbo y figura. Se veía guapísimo, su pelo rizado le caía un poco.

Delgado y alto.

Hola, Jimena, ¿cómo estás?

Lista para salir, dijo ella. ¿A dónde vamos a ir?

Decídelo tú.

Bueno, entonces, nada más déjame agarrar mis cosas y nos vamos, ¿ok?

Está bien, no tengo prisa.

Al poco rato Alison salió, se había dado una manita de gato.

Luces hermosa, dijo Marcelo con una sonrisa.

Ella se sonrojó un poco, gracias.

¿Todavía te sonrojas?, le dijo él acariciando su mejilla.

No fue intencional.

Aún así te ves divina.

Él le dio la mano y ella la tomó.

Pascual la vio a lo lejos.

Ya me voy, no se te olvide cerrar bien.

Pascual contestó:

Sí, que te vaya bien.

Alison no disimulaba para nada la atracción que sentía hacia Marcelo.

Él también se sentía atraído hacia ella.

Pasearon por aquí y por allá. Alison se veía muy feliz. Marcelo tenía el poder de hacerla sentir bien.

Se fueron a sentar a una banca del parque. Marcelo le tomó la mano y se la llevó a la boca.

Realmente, eres hermosa. Ella sonrió apenada. Era la primera vez que un hombre le hablaba así de dulce.

Luego, se acercó más a ella tanteando el terreno. Ella no se movió, esperaba con ansias que él la besara.

Entonces sucedió, él le dio un beso en los labios que le supo a gloria.

Al principio solamente fue un beso tranquilo, pero después, ese beso se convirtió en fuego.

Ella se recompuso de inmediato.

Tranquilo, estamos en un parque a la vista de todo el mundo.

Tienes razón, perdóname, pero es que eres tan encantadora que no pude evitarlo. Además, creo que me estoy enamorando de ti. ¿Sientes lo mismo que yo?

Sí, Marcelo, yo siento lo mismo, te amo. Creo que fue amor a primera vista.

Eso es lo que quería decir yo también, fue amor a primera vista.

Ambos se abrazaron y rieron suavemente.

Así permanecieron por unos segundos.

Jimena no había conocido el amor se dejó llevar con todo.

Marcelo también se dejó llevar por ese amor tan avasallador. Para él era la primera vez que sentía algo importante por una mujer.

Las otras no significaron nada en su vida, solo le habían dejado dolor. Esta vez era diferente sentía que Jimena sí lo amaba.

Los días que siguieron Jimena se veía sumamente feliz, su familia lo notó.

Oye hermanita, qué feliz estás, ¿acaso encontraste el amor de tu vida?, dijo uno de los hermanos, Joseph. Al ver que su hermana no contestaba nada, dijo: es eso, mi hermanita está enamorada.

Carolina medió entre ellos, deja en paz a tu hermana, no la molestes.

Déjalo, mamá, no me molesta es que estoy enamorada conocí a un chico maravilloso, madre.

Todos aplaudieron ante la dicha de Jimena.

Tráelo a la casa para conocerlo, hijita, dijo la abuela.

Tu abuela tiene razón, hija, tráelo para conocerlo.

Sí, mamá, un día de estos lo traigo, por lo pronto, quiero disfrutar yo sola de él, es tan encantador.

Uuuuuuu... dijeron todos.

Dos meses después, el amor de ellos iba floreciendo. En el trabajo también iban creciendo los clientes.

Todo era felicidad para Jimena, pero alguien de la que ya se había olvidado llegó de imprevisto a la tienda.

Hola, Jimena, veo que estás muy feliz.

Linda, ¿cómo es que saliste de la cárcel?, preguntó Jimena, no se veía muy contenta por su visita.

A mí también me da gusto verte "amiga". Mi papá pagó la fianza y habló para que me aceptaran aquí de nuevo. Así que, acostúmbrate porque aquí seguiré trabajando.

No me digas, conmigo no ha venido a hablar nadie y yo soy la gerente general; así que tengo el poder de aceptarte o rechazarte.

En eso, Samuel Quintero, el dueño de todas las tiendas se presentó ante Jimena.

Buenos días, señorita, Jimena. Esta chica retomará su trabajo, discúlpeme por no haberle avisado antes.

Pero, ¿se da cuenta de lo que está haciendo?, ¿sabe lo que hizo esta mujer?, dijo Jimena un poco molesta.

Sí, lo sé, su padre se comprometió a pagar todo el daño. Le pido, por favor, que olvide el incidente y que la acomode en donde usted crea conveniente.

Está bien, señor, haré lo que me está pidiendo.

Bueno, pues me voy porque tengo muchos asuntos que atender.

En cuanto Samuel se fue, Jimena le leyó la cartilla a Linda.

Primero, no voy a tolerar otro incidente como el de esa vez.

Segundo, a la primera que vea que estás haciendo maldades te vas de este trabajo sin importar quién te haya recomendado.

Te vas a ir al archivo con Laura.

Laura acudió al llamado.

Ella estará contigo, dijo Jimena con autoridad.

Está bien.

Linda, por favor, ve a tu lugar, enseguida te alcanzo.

Cuando Linda se fue, Jimena le dijo a Laura: no le quites el ojo de encima, procura que no se dé cuenta de que la observas. No confío en ella.

De acuerdo, Laura se fue dejando a Jimena muy pensativa.

"Espero que no vaya a hacer de las suyas".

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Comments

Elizabeth Yepez

Elizabeth Yepez

que ocurrencias como la vuelven a emplear esa va a seguir jodiendo

2025-04-25

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